Caja de agua y otras innovaciones en una finca habanera

En la periferia de la capital, la parcela 5 de Julio innova con materiales reciclados para aprovechar el agua que antes desperdiciaba

IPS Cuba

Con el muro de agua, elaborado a partir de pomos plásticos desechables, la finca recolectará para el riego importantes volúmenes de precipitaciones. Foto: Jorge Luis Baños IPS

HAVANA TIMES – Conocido por rescatar terrenos donde antes hubo un basurero y su línea de abonos verdes, el productor habanero Liuvar Ojeda también despliega buenas prácticas asociadas al reciclaje y al aprovechamiento del agua en su parcela en la periferia habanera.

En el municipio de Habana del Este, Ojeda y otras tres personas gestionan 0,22 hectáreas de tierra, dedicadas en especial a los abonos verdes, aunque tienen diversos cultivos como hortalizas y vegetales, crían animales y producen plantas ornamentales.

El otrora profesor de Cultura Física y técnico medio en Comercio y Gastronomía explicó a la Redacción IPS Cuba que en 2008 recibió esos terrenos en usufructo. “El suelo era de lomas de escombros, estaba muy deteriorado”, recordó.

Bajo la filosofía de aprovechar desechos y contribuir al desarrollo de la agroecología, Ojeda decidió recurrir al uso del estiércol de reses y cobertura vegetal, para obtener abonos orgánicos: de 200 a 300 toneladas de compost y unas 36 toneladas de humus de lombriz anuales.

Pero otras innovaciones elevan el perfil ecológico de su pequeño terreno, con graves limitaciones en los suelos.

IPS CUBA: ¿Cuáles iniciativas pone en práctica para el manejo y reciclaje de las aguas?

Liubar Ojeda (LO): En las viviendas hay dos tipos de aguas de desecho, las negras (servicio sanitario) y grises (lavamanos, bañadera, fregadero y lavadero). Las negras y la materia fecal proveniente de los cerdos, las dirigiremos a un biodigestor para la obtención de biogás que beneficiará a la familia.

En el caso de las aguas grises, ideamos un sistema de tuberías con una trampa de grasa, hecha con una batería reciclada. En esta se coloca un filtro donde quedan, por ejemplo, los granos de arroz y vellos, además del aceite usado en las comidas y grasa corporal. Téngase en cuenta que un litro de grasa es capaz de contaminar hasta 10.000 litros de agua potable.

Luego, continúa el recorrido del agua por cinco gomas conectadas entre sí, donde sembraremos plantas acuáticas, capaces de purificar el agua. De ahí el líquido pasa a un estanque donde planeamos sembrar peces ornamentales o comestibles.

Esa agua filtrada nos servirá asimismo para regar las plantas ornamentales y el compost. Lo anterior demuestra que el agua que antes se desperdiciaba, puede aprovecharse en múltiples tareas de manera más eficiente y con efectos beneficiosos para el medio ambiente.

Con el muro de agua, elaborado a partir de pomos plásticos desechables, la finca recolectará para el riego importantes volúmenes de precipitaciones.  Foto: Jorge Luis Baños IPS

IPS CUBA: ¿Qué otra técnica aplican para la recuperación de ese recurso?

LO: Antes el agua de lluvia se recuperaba en aljibes, tanques y cisternas. En un video bajado de Internet vimos cómo se construyó con pomos y roscas lo que se denomina “un muro de agua”. Un metro cuadrado de superficie es capaz de cargar un litro de líquido por cada mililitro de precipitación. Dispondremos de 80 metros cuadrados de superficie, lo cual nos permitirá recuperar igual cifra en litros de agua.

Nuestro muro de agua de 10 metros de largo empleará 2.400 pomos plásticos desechables de 1,5 litros. Eso permitirá acopiar 3.600 litros de agua. Cuando terminemos este sistema de agua reciclaje, el pozo colectivo del cual nos abastecemos nos lo va a agradecer y quizás hasta podamos independizarnos o, al menos, depender menos, de los suministros de la Empresa Aguas de La Habana.

IPS CUBA: Uds. apadrinan a escuelas donde también intentan extender los conocimientos sobre agroecología, reciclaje y manejo responsable de suelos y recursos. ¿Pudiera abundar al respecto?

LO: Atendemos círculos de interés de escuelas cercanas como la Mártires de Tarará. Trabajamos directamente con la Escuela de Oficios Túpac Amaru desde hace cuatro años. En 2017 aceptamos aquí a cinco alumnos graduados como obreros calificados en la especialidad de Agropecuaria.

Los incorporamos a nuestro proyecto Las tres A, denominado así por las áreas que abarca: Agricultura (todas las ramas y producciones, incluyendo la atención al adulto mayor); Alimentación sana (continuación del proyecto Macrobiótica del estatal Instituto Finlay e incluye personas de 60 y 70 años que vienen a trabajar y se sienten más fuertes). A la par se suma Artes manuales, donde trabajamos los residuos para la elaboración de sogas.

También usamos desechos plásticos como pomos para la siembra en vertical, así como la construcción de muros de agua, canales para su cosecha y aljibes para su reciclado.

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