Atención estomatológica en Cuba se privatiza por vías ilegales
Por Daniel Palacios Almarales* (Café Fuerte)
HAVANA TIMES — La corrupción generalizada, el mal servicio, así como la profusa salida de especialistas y técnicos hacia el sector privado, caracterizan en la actualidad la atención estomatológica en Cuba.
Aunque el fenómeno no es privativo de este sector, la estomatología se ha convertido, de hecho, de un servicio gratuito a un servicio pagado. El costo de la atención estomatológica en La Habana oscila entre 10 y 150 CUC (1 USD equivale a 0,87 CUC y el salario promedio es de 18 CUC mensuales) en dependencia de la complejidad del trabajo.
En el país se encuentra estipulado que la atención en cualquier clínica estomatológica debe ser completamente exenta de pago, y en efecto, en los más de 200 establecimientos de este tipo a nivel nacional la atención primaria es gratuita.
Pero los procesos para acceder a los turnos se hacen tortuosos y en no pocas oportunidades el ciudadano debe faltar repetidas veces a su jornada laboral por infinidad de inconvenientes, que atentan contra una atención de calidad.
«Llevo tres días viniendo a la clínica para ponerme un empaste, pero siempre hay una historia diferente: si no hay agua, falta el instrumental esterilizado, no hay electricidad o la amalgama [pasta creada con varios elementos químicos que se utiliza para sellar provisionalmente molares horadados] no alcanza para todos los pacientes», comentó Amarilis Soler, una madre soltera que trabaja como cajera en una agencia de cobros de la Empresa Eléctrica.
La entrevista argumentó las razones que llevan a los cubanos a optar por el servicio privado, a pesar de los altos costos.
«Hay veces que te pones de suerte y te atienden bien y rápido, porque todas las condiciones están creadas, pero en la mayoría de las oportunidades falta algo y el servicio es incompleto. Por eso los que tienen el dinero se van a los particulares, porque ahí es rápido el proceso», comentó.
Clínicas clandestinas
De manera general los «dentistas» particulares son todos especialistas o técnicos en esta rama que se mantienen trabajando para el Estado cubano o que renunciaron en busca de mejorías económicas. Ellos poseen las condiciones mínimas en sus hogares y no pagan licencias de operación, pues ninguno de los servicios de salud están autorizados por el gobierno para funcionar en la variante de «Trabajo por Cuenta Propia».
Otra de las vías utilizadas es el de la consulta diagnóstico fuera de las clínicas gubernamentales, en casas, y el cuidado de la afección dentro de centros estatales, utilizando materiales y toda la indumentaria de manera ilegal.
«El salario no alcanza para nada y nos vemos obligados a buscarnos la vida de la manera que podamos; es por eso que hacemos nuestro negocio y en la gran mayoría de los casos con materiales de las propias clínicas, que se desvían y se utilizan para trabajos particulares», argumentó una fuente vinculada con este negocio y que no permitió se publicara su nombre.
«En mi caso -continuó- tengo ‘conecto’ [contactos] en los almacenes y todos los materiales me llegan a mi casa antes de que sean contabilizados. No es lo mismo cobrar 20 dólares al mes pasando trabajo y problemas que ganar 10 dólares solamente por una limpieza bucal sentado en tu casa».
La fuente agregó que algunas personas se resisten aún a pagar por un arreglo en las piezas, pero la situación está cambiando de manera acelerada.
«Cada vez se hace mayor la cantidad de gente que no está dispuesta a pasar calamidades en las clínicas del estado y vienen a tratarse», comentó.
Prótesis dentales que no llegan
Entre los servicios que mayores problemas presentan está la preparación e implantación de prótesis dentales, para lo cual los materiales faltan en muchas oportunidades, creando una demora ostensible en la entrega a la población. La mayoría de ese material es importado y entra dentro de la subvención estatal para los servicios de salud, por lo que el gobierno los racionaliza.
También la importante falta de personal calificado para la creación de las prótesis ha impedido a determinados centros ofrecer el servicio por lapsos prolongados. Según varios entrevistados, el tiempo de espera en las listas para ponerse una prótesis llega hasta los dos años, una realidad que obliga a recurrir a la rapidez y eficiencia de los servicios privados.
«Hace unos años para hacerse un prótesis tenías que pagar 70 pesos cubanos o menos, además de que era rapidísimo. Ahora a veces no tienes más opción que gastar bastante dinero en los servicios particulares, los que en muchas ocasiones te hacen el trabajo en las propias clínicas estatales», aseveró Roberto Mirelles, trabajador por cuenta propia, quien dijo haber pagado 20 CUC por un implante en el maxilar inferior.
«Yo no sé bien de dónde sacan los materiales, lo que sí puedo asegurar es que las ponen con gran calidad y te hacen lo que realmente necesites o lo que tú les pidas», añadió Mirelles.
A pesar de esfuerzos por contactar a miembros de la Dirección Nacional de Estomatología, adscrita al Ministerio de Salud Pública, no fue posible lograr declaraciones de ningún funcionario sobre la situación del sector.
Los que vienen de afuera
Rosa Hinojosa, una cubana residente en Estados Unidos, pagó 150 CUC por una prótesis del maxilar superior y una limpieza en la inferior.
«Puede que para la gente de aquí sea costoso, pero no tuve que pasarme infinidad de tiempo haciendo cola o pagando más de 300 CUC en las clínicas estatales que dan servicio en divisa. Me hicieron el trabajo en una casa particular con todos los instrumentos, la anestesia y los materiales necesarios, salgo complacida», aseguró la mujer.
En Estados Unidos, el costo de una prótesis dental completa es de alrededor de 800 dólares.
Otra de las realidades en este sector es la cada vez mayor salida de técnicos y licenciados hacia otras actividades particulares, ya sea para insertarse en la atención estomatológica clandestina o en otras formas de trabajo.
Uno de ellos que no quiso hacer pública su identidad, se graduó en el curso para técnicos de esta rama en el 2009 y desde el pasado año trabaja en su hogar. Él alterna entre su labor de «dentista particular» y reparador de relojes con la licencia de relojero.
«Yo tengo la posibilidad de que los materiales me los mandan de Estados Unidos mis familiares, pero hay algunos que no son baratos allá y tengo que agenciármelas para conseguirlos en las clínicas del estado», dijo el médico.
El testimoniante dice que esta es una práctica extendida.
Servicio inestable
«La mayoría hace lo mismo que yo y cuando los materiales van a los particulares se crea un hueco. Entonces buscan el servicio del privado. Es una cosa cíclica y como único se acaba es respetando más a los profesionales de la Estomatología y pagándoles un salario decoroso, de lo contrario, seguiremos alternando entre un servicio gratuito pero ineficiente y otro ilegal y costoso pero efectivo y rápido», acotó el dentista.
Asimismo, técnicos que se mantienen laborando en instituciones estatales y prestan servicios particulares, sobre todo en la fabricación de prótesis, las ejecutan en los talleres donde trabajan utilizando los ingredientes e implementos de las clínicas.
Los turnos médicos demorados, la falta de material esterilizado -o de alguno de los componentes para la atención- y los apagones o cortes del servicio de agua, impiden que el servicio tenga un buen desenvolvimiento en gran parte de las clínicas estomatológicas cubanas.
Cada vez más, los pacientes deben madrugar en las puertas de la clínica para poder tratarse, pues resulta frecuente que a medida que avanza la jornada laboral comiencen a fallar los materiales y se suspenda el servicio.
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*Ex periodista de Juventud Rebelde y autor del blog Visor Cubano.