Adalett Perez Pupo: sembrando amor donde más se necesita

Por Maya Quiroga

HAVANA TIMES — En uno de los llamados barrios de carencia habaneros, donde más se necesita un poco de aliento espiritual, el actor titiritero Adalett Pérez Pupo (Holguín, 1947), cumple con su vocación de misionero. La honradez y la generosidad son dos cualidades que ha cultivado desde que apostó por este arte.

El jardín de la alegría, es el nombre del proyecto comunitario que tutela desde su humilde casa, ubicada en la calle 212 entre 97 y 101, en el reparto Novoa, de Alturas de La Lisa, en ese municipio habanero.

Con su proyecto comunitario, para el cual no recibe ningún tipo de apoyo institucional, se propone trasmitir valores en un territorio ubicado a pocas cuadras del lugar, donde hace un tiempo algunas personas fallecieron por la ingestión del llamado metanol, también conocido como alcohol de madera o alcohol metílico.

Por eso, la comunidad agradece tanto esta iniciativa del artista, que alegra los corazones de los más pequeños, en una barrida donde hay pocas opciones culturales.

Su más reciente puesta en escena fue la obra El León y el ratón, de la mexicana Mireya Cueto (1922-2013), una pieza que, entre otros temas, habla de la importancia de ser solidarios con el prójimo.

“El patio de mi casa es el mejor lugar para trabajar. El trabajo comunitario es muy importante, porque aquí hay muchos niños que quieren ser titiriteros, magos. Es lindo ver a estos niños tan inocentes en contacto con la naturaleza.

“Este proyecto lo llevo hace siete años en la comunidad. Lo realizo el primer y último domingo de cada mes. He invitado a muchos grupos como Teatro La Proa o la Compañía de Marionetas Hilos Mágicos”, confiesa el discípulo de los grandes maestros Pedro Valdés Piña y Julio Cordero.

No es de extrañar, entonces, que Adalett atesore, en el único dormitorio de su casita, un pequeño museo colmado de títeres y marionetas, con la esperanza de en el futuro poderlos exhibir en un lugar más apropiado.

Esas figuras animadas las hizo con sus propias manos como todo buen titiritero. Algunos fueron modeladas en plastilina, otras, las confeccionó con palitos y maracas del árbol de la güira.

Allí también se encuentra su compañera inseparable de aventuras. Se trata de la cotorrita Alegría, que vio la luz en 1973. A ella la llama con cariño la “vedette cubana. Es una estrella como Rosita Fornés, Celina González o Celia Cruz, toda una reina”.

En este 2015 Adalett celebra sus 45 años de vida artística. Todo comenzó de manera aficionada hace unas cuantas décadas atrás con el grupo Abdala. Luego pasó a formar parte del desaparecido grupo Ismaelillo, que radicaba en el capitalino municipio de Boyeros.

En su andar por Cuba y el mundo, este juglar cubano encontró puntos de contacto con la trovadora Teresita Fernández, quien lo invitó a participar en la peña Las musas traviesas, que ella regalaba a los presentes en el parque Lenin.

Perez Pupo se ha presentado, asimismo, en comunidades pobres de Ecuador, México, Colombia, España y hasta en Guatemala, al pie de los volcanes. Para Adatett, “el mayor reconocimiento es el aplauso de los niños y el público”.

Su próximo proyecto es seguir trabajando sin parar. Ya está preparando un futuro espectáculo que se titula El tesoro del Labrador, una adaptación realizada por el maestro Julio Cordero a la conocida fábula de Esopo.