Violencia y sexismo en la música popular

Redacción IPS Cuba

Joaquín Borges Triana, Danae C. Dieguez y Sandra Álvarez apenas abrieron el debate sobre un tema de amplio alcance sociocultural. Jorge Luis Baños - IPS

HAVANA TIMES, 12 nov. – La música como un espejo pasivo o activo de la sociedad cubana actual y la validez o no de la censura como vía para desestimular determinadas manifestaciones que denigran al ser humano, estuvieron en el centro del espacio de debate “Mirar desde la sospecha” de este mes de noviembre.

“La música es un espejo social”, aseguró el periodista Joaquín Borges Triana convencido, además, que cualquier intento de censura o prohibición sería asumir una postura de “autoengaño” que, además, no tendría sentido en un mundo donde la distribución musical pasa por canales horizontales.

Las nuevas tecnologías han eliminado la dependencia de la gran industria disquera y de la radio y la televisión, recordó el comunicador que durante años ha seguido de cerca la música popular urbana y realizado un trabajo sostenido de análisis y crítica de géneros como la trova cubana.

En la otra acera, Desiderio Navarro, director del Centro Teórico Cultural Criterios, aseguró que la música, como el arte todo, debe ser más que un espejo pasivo de la sociedad para convertirse en una mirada crítica de la misma. Cuando el arte “finge abstenerse, deja de valorar y tiende a naturalizar” fenómenos sociales, afirmó.
Una vieja historia

Muy centrado en la problemática más visible del reguetón, de amplia aceptación entre las generaciones cubanas más jóvenes, participantes en el debate realizado el jueves 10 en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba recordaron cómo en algunas frases muy poéticas de la cancionística cubana también aparece el sexismo.

La violencia, sin embargo, se exacerba desde los años 90 del pasado siglo, coincidiendo con el inicio de la crisis económica que sucedió a la desintegración de la Unión Soviética y la desaparición del socialismo en Europa. La crisis impactó todos los ámbitos de la sociedad, revirtió conquistas y profundizó desigualdades.

Con ese trasfondo, el poder del dinero, no siempre vinculado al talento, pasó a predominar también en el mundo artístico y en los medios de comunicación, y empezaron a colocarse en primer plano aquellas agrupaciones o artistas que eran capaces de generar ingresos y, además, demostrarlo ostensiblemente.

Lo peor es que, incluso cuando se puede pasar a un debate con determinados creadores, estos no reconocen la existencia de sexismo en sus obras. “Pueden llegar a ver la violencia física, pero no reconocen la simbólica. Para ellos eso es normal”, dijo Sandra Álvarez, especialista de la Agencia Cubana de Rap.
Contradicciones

Concientes de la que censura nunca debe ser el camino, varios participantes en el debate promovido por el programa de Género y Cultura del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero apuntaron a la necesidad de limitar la difusión en los medios de comunicación de obras que denigren la dignidad del ser humano.

“Hay que cosas que podemos hacer y que pasan por el uso de nuestro derecho a ejercer la crítica. Hay muchas maneras de establecer muros de contención”, dijo Danae C. Dieguez, una de las coordinadoras del espacio.

Por su parte, el realizador Ernesto Pérez, se cuestionó las razones que se esconden tras la decisión de medios como la televisión estatal que sigue transmitiendo videos clips abiertamente violentos, sin censura alguna, mientras mutila obras de arte porque dos mujeres se besan en público.