¿De quién es la culpa, de Obama, Fidel o Raúl?

Por Circles Robinson

Parada en La Habana. Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 10 de marzo — Una noticia publicada el pasado jueves en Newsweek afirma que Fidel Castro ha tomado nuevamente las riendas del poder en Cuba y deja a su hermano Raúl en un estatus más ceremonial.

La nota continúa diciendo que es Fidel quien se opone a las reformas nacionales y a un acercamiento con los Estados Unidos, al mismo tiempo cuestiona la autoridad del presidente Raúl Castro para tomar decisiones.

Dejaré el tema de cualquier supuesta diferencia entre los hermanos Castro para otro día, prefiero enfocarme hoy en el asunto del acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.

Tanto el gobierno cubano como el norteamericano se muestran interesados en continuar su relación de adversarios.

Durante décadas los líderes cubanos han arremetido contra el bloqueo y lo han usado como excusa para justificar los problemas internos de todo tipo, a veces la justificación es válida, otras tantas es solo una excusa para encubrir políticas económicas deficientes  y fuertes controles internos.

Los viejos líderes cubanos, que son la misma generación que logró el triunfo revolucionario en 1959 —incluyendo a Raúl Castro— consideran, por supuesto, las ideas y estrategias de Fidel Castro como casi perfectas.  Desde el mismo instante en  que Raúl asumió la presidencia dijo que consultaría a Fidel en todos los asuntos importantes.

Mientras tanto en los Estados Unidos, numerosos políticos norteamericanos han recibido y continúan recibiendo donaciones para sus campañas de manos de la poderosa comunidad del exilio de Miami.

Cuando pregunté a varios amigos en Washington por qué proyectos de leyes tales como (HR874), que intentan suspender las prohibiciones de viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba se mueven con pasos de jicotea, en varias ocasiones me respondieron, que para la gran mayoría del Congreso, Cuba, como tal, tiene poca o ninguna importancia.

Sin embargo, como todo el mundo sabe, sin dinero, sin mucho dinero, los candidatos no pueden ser elegidos o reelegidos, y eso es muy importante para los diputados y senadores que saben de donde viene la mantequilla para su pan.

América Latina, bajo en las prioridades de Obama

El presidente Obama hubiera ganado las elecciones presidenciales sin ganar en la Florida, y desde el punto de vista político parecía bien posicionado para hacer lo que había prometido: abrir un nuevo capítulo en las relaciones Cuba –Estados Unidos.

El malecón de La Habana. foto: Caridad

Pero 13 meses después, inmerso en su presidencia y con prolongadas batallas en otros frentes, especialmente las reformas en el Sistema de Salud, Obama parece satisfecho, o por lo menos no preocupado, por mantener el status quo en relación con Cuba.

El hecho de que su posición continúa afectando de forma negativa las relaciones de Estados Unidos con América Latina, como le ha dicho en varias ocasiones el presidente brasileño Lula da Silva, no parece preocuparle en lo mínimo.

Washington culpa a Cuba por la situación y dice que esta no quiere mejorar las relaciones, y que por el contrario ha incrementado la represión en la isla; menciona además las limitaciones en el uso de la Internet, los 200 disidentes que continúan en prisión, las restricciones de viaje de los cubanos, entre otros asuntos.

Cuba, por su lado, acusa al gobierno de los Estados Unidos por inmiscuirse constantemente en sus asuntos internos, de mantener una guerra económica en su contra, y su negativa de sentarse seriamente en una mesa de discusiones poniendo a un lado las diferencias, o por lo menos lograr un acuerdo para romper los 51 años de inercia negativa.  Coincidir en asuntos como el tráfico humano y de drogas y la prevención del terrorismo podrían ser puntos de partida, según La Habana.

Las esperanzas se desvanecen

Entonces, ¿ha ocurrido algún suceso importante durante el último año.

Tienda. Foto: Caridad

Hasta el momento se han desarrollado dos encuentros sobre inmigración y uno sobre el servicio postal (que había sido suspendido durante casi 50 años) pero no hubo acuerdo alguno.

Obama sí permitió que los cubanos-americanos viajaran más frecuentemente a Cuba y que enviaran más dinero a sus familias.  Pero es importante mencionar que estas no eran, ni son las demandas del Gobierno cubano, el cual centra su preocupación en el bloqueo económico y su gran daño a la economía del país.

Las prohibiciones de viaje de ciudadanos norteamericanos para visitar a Cuba es considerado también un asunto entre Washington y su gente –sin incluir a la Habana, que da la bienvenida a visitantes de todas las latitudes.

Por otro lado, el gobierno cubano parece ser una experta en tirar piedras a su propio tejado, proporcionando excusas fáciles que solo brindan nuevas armas a los sectores conservadores y a los exiliados de Miami que esperan deseosos para arremeter contra cualquier tipo de acercamiento.

Podría mencionar muchos ejemplos pero solo me referiré a algunos: la represión a la bloguera Yoani Sanchez, la situación alrededor del estadounidense detenido Alan Gross, y el caso de la muerte del prisionero Orlando Zapata.

Algunos lectores incondicionales del gobierno cubano dirán que los tres son inventos del gobierno de Estados Unidos para atacar a Cuba, de la misma forma que las Administraciones de Bush y Obama han acusado a Cuba de todo un poco, desde el cargo ridículo de enviar espías para dañar los Estados Unidos hasta de ser un país terrorista.

La cuestión no es cuáles son ciertos y cuáles no.

El hecho es que con Fidel o Raúl, Bush, Clinton u Obama, no se lograrán cambios sustanciales hasta que las dos partes tengan interés en renovar las relaciones diplomáticas y mejorar las relaciones.

Si el espíritu de la Guerra Fría se mantiene, Washington esperará que el liderazgo cubano se extinga, aguardando el momento en que produzca una apertura para cumplir sus deseos unilaterales, mientras Cuba seguirá resistiendo, algo que ha hecho durante más de cinco décadas.