Un fin de semana en casa

Jorge Milanes

En la semana no nos queda tiempo para pensar y hacer las cosas de la casa. Nos pasamos el tiempo trabajando y cuando por fin llega el fin de semana, que estamos todos en casa y esperamos descansar, no es así, hay que levantarse temprano y  empezar a trajinar, como si fuera un día laborable.

En casa los hombres jugamos un papel importante. Desde temprano mi hermano, mi padrastro y yo nos repartimos las labores que vamos a realizar.

Hoy me tocó la limpieza de la casa, a mi hermano cocinar, a mi padrastro ir al mercado, y a mi mamá descansar, que la pobre se pasa toda la semana, mientras estamos en el trabajo, haciendo estas mismas cosas.

Me gusta limpiar la casa, aunque no siempre, pero este baño necesita una limpieza; un poco de agua con detergente, una escoba para restregar las paredes y la bañaera, un guisopo para la taza, y un poco de desinfectante para que quede bien limpia.

Con mucha alegría le digo a mi hermano: “Estoy seco”, él me responde con una sonrisa “yo también, pero nos podemos mojar”.

Esto quiere decir en nuestro léxico local: comprar una caneca de ron y alegrarnos mientras hacemos nuestra tarea. “Yo no puedo ir”, le contesto mirándome el cuerpo húmedo para que vea mi escasa vestimenta.

Él se quita el delantal, toma el dinero y sale al mercado, “más rápido que Veloz” a buscar nuestra “alegría embotellada” como también se le dice al ron.

Pongo un poco de música Salsa para ambientar, el día va tomando otro tono. Cuando llega mi hermano con la botella, aparece mi madre y nos dice: “Espero que me hayan tenido en cuenta”.

A lo que les contestamos a coro: “Claro, aquí la alegría es para todos”. Ella busca unos vasos pequeños, abre la caneca y le hecha un poco a los santos, para compartir con ellos, el resto quienes lo compartimos somos nosotros.

No todas las familias logran ponerse de acuerdo como la nuestra. El machismo es unas de las razones por las cuales muchos de los hombres no asumen tareas hogareñas, porque consideran que son de mujeres.