Sueños de un chicano en Cuba

Por Patrick Velasquez*

 UC San Diego Profesor Patrick Velásquez
Profesor Patrick Velásquez de la Universidad de California en San Diego

HAVANA TIMES, 6   Oct. – Del 2 al 9 de septiembre de 2009 visité por tercera vez a La Habana, Cuba, como organizador y profesor a tiempo completo de la Universidad de California (UCSD), San Diego. Viajé con una licencia de investigación y participé durante 4 días, en una conferencia internacional sobre justicia social, impartida por el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, la anfitriona.

También realicé entrevistas individuales con varios cubanos quieres me informaron sobre temas de mi objetivo investigativo. Conmigo viajó Agustín Orozco, colega de la UCSD, que participó en la conferencia y quien con mejor habilidad bilingüe me ayudó en mis investigaciones académicas.

Mis intereses investigativos en Cuba están relacionados con mi vida como educador chicano y activista comunitario por más de 30 años. La primera hipótesis de mi investigación es que a pesar de nuestras grandes diferencias en cuanto a condiciones históricas y materiales, los chicanos (pueblo de descendencia mejicana que vive en los Estados Unidos) y los cubanos compartimos una realidad objetiva.

El aspecto fundamental que define la realidad de los chicanos, es la posición subordinada a la tradicional jerarquía racial en Estados Unidos. Durante décadas, a partir del conflicto del armado entre México y Estados Unidos en 1845-1848 (que finalizó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, el cual cedió la mitad del territorio mexicano a los EU), el racismo contra los chicanos ha limitado todas nuestras posibilidades de ascenso social, incluyendo el desarrollo educacional. La falta de éxito educacional es ahora una crisis de carácter nacional (ver La Crisis Educacional Latina escrita por Gandara y Contreras en 2009).

De igual manera, durante más de 50 años, Cuba ha desarrollado un “experimento” socialista que ha provocado una reacción sin precedentes en Estados Unidos (incluyendo numerosos intentos de asesinar a Fidel Castro, así como los esfuerzos pagados por contribuyentes, para destruir a la Revolución Cubana.) Esto se mantiene actualmente como un hecho inalienable y totalmente contradictorio: nuestro gobierno restringe los viajes de los ciudadanos norteamericanos hacia Cuba como ningún otro país en todo el mundo.

Cada ciudadano “americano” debería preguntarse a pesar del gran número de crueles dictaduras en todo el mundo, numerosos países que niegan los derechos humanos a sus habitantes y que practican la opresión brutal contra las mujeres, los pueblos indígenas, trabajadores, etc., sólo Cuba disfruta la dudosa distinción de ser el único lugar donde nuestro derecho constitucional de libertad de movimiento es negado. ¿Está preocupado el gobierno norteamericano porque el ejemplo de la ideas y acciones independentistas cubanas pueda inspirar a los americanos chicanos/latinos a un similar ejercicio de poder y autodeterminación?

Como un aparte importante, el 11 de septiembre de 2009, el presidente Barack Obama firmó un año de extensión de la Ley que impone el bloqueo económico a Cuba (ampliamente usada contra “países  enemigos”  a quienes EU  les ha declarado la guerra) alegando que era “de interés nacional”. A pesar del gran número de chicanos que votó por Obama, el presidente una vez más trata de apaciguar a los conservadores en vez de pronunciarse por los intereses de los chicanos.

Mientras tanto, el pueblo chicano continúa sufriendo bajo el yugo de la sociedad blanca  dominante de Estados Unidos, un racismo que aumenta a medida que crece nuestra población (ver documentación  hecha por el centro de asistencia legal Southern Poverty Law Center sobre el incremento de los crímenes  contra chicanos y otros latinos).

Cuba continúa sufriendo bajo el bloqueo económico y la presión política del imperialismo. Para mí, como educador chicano nosotros los chicanos y los cubanos juntos somos de la misma raza, lo que significa que los chicanos y los cubanos compartimos un lazo de hermanos y hermanas latinoamericanos luchando contra la opresión norteamericana.

Como trabajador de más de 20 años de la Universidad de San Diego, igualmente lucho en mi institución contra la intolerancia al pensamiento divergente, especialmente los que tienen que ver con las relaciones interraciales. En mi filosofía educacional, según Paulo Freire y otros educadores progresistas, una de mis responsabilidades fundamentales es desarrollar el pensamiento crítico entre mis estudiantes.

Los estudiantes que asisten a mis clases  en la UCSD tienen generalmente una formación étnica subordinada en la jerarquía racial norteamericana-latina/chicana, africana americana, filipina americana, pueblos nativos, entre otras. Sin embargo en instituciones como la UCSD, las facultades y  profesores que animan a los estudiantes a cuestionar sus condiciones educacionales son con frecuencia apartados por la institución. Ellos no son llevados a prisión, por lo que dicen o hacen a favor de la justicia social, pero su sustento sí está amenazadas.

Por lo tanto, cuando escucho a personas en los Estados Unidos criticando  la llamada dictadura cubana y la supuesta falta de libertad del pueblo cubano, nuestro lazos parecen ser mucho más fuertes.

¿Cómo Cuba ha enfrentado el imperialismo durante cincuenta años?  ¿Qué pueden aprender nuestras comunidades chicanas/latinas americanas del modelo socialista experimental cubano que contribuya a un nivel de identidad más elevado, de desarrollo cultural, de conciencia política y social, y una emancipación total del racismo?  Yo trataré de proveer algunas respuestas  tentativas a estas cuestiones en futuros escritos.

*Patrick Velasquez es profesor de la Universidad de California en San Diego