Otra vez noviembre 7

Daisy Valera

Un pedazo de La Habana.  Foto: Caridad
Un pedazo de La Habana. Foto: Caridad

El sábado 7 de noviembre amaneció gris y con una fina llovizna.  Quienes piensen que una mañana con este clima es señal de melancolía o tristeza se equivoca.

Los cubanos generalmente amamos que la temperatura disminuya unos cuantos grados y que el sol se esconda un poco, para entonces salir a la calle abrigados y sonrientes.

Comienzo hablando del clima porque, una mañana casi invernal, fue lo único que notaron del 7 de noviembre muchos de los que conozco.

No los culpo, las escasas noticias en la televisión no ayudan demasiado a contrarrestar ese amnesia que tenemos las jóvenes generaciones cuando de historia del marxismo se trata.

Pocos fueron de mis allegados los que notaron que ese día de cumplían 92 años del triunfo de la Revolución Socialista de Octubre.

Junto los compañeros que lo recordaron, me monté bajo la lluvia en un ómnibus y partí rumbo a San José un municipio de Provincia Habana.

Allí  nos esperaban  los dirigentes de la Asociación Hermanos Saíz del lugar, con los que compartiríamos una ronda de debates sobre las “Herencia de Octubre.”

El propósito de todos era no dejar caer en el olvido aquello que consideramos hoy más que nunca imprescindible para la sociedad cubana: la historia de la URSS.

En estos momentos de crisis económica mundial, de cambios cada vez más radicales que afectan sobre todo a los más pobres del planeta, a los obreros.

Los cubanos no podemos darnos el lujo de olvidar los errores del pasado para así no correr la desdicha de repetirlos en el futuro.

Si el propósito de nuestra sociedad es construir un socialismo en avanzada, no podemos dejar de mirar a otra sociedad que en el pasado tuvo los mismos propósitos.

El burocratismo, el dogmatismo, la penetración capitalista, la falta de libertad de expresión, la diferenciación cada vez mayor en clases, el oportunismo, la fatal política en que  unos mandaban y otros obedecían, y el falso internacionalismo proletario, fueron los funestos aportes que hizo el estalinismo la revolución de la URSS.

Aportes que se hicieron desvergonzadamente en el nombre del marxismo y que aun hoy manchan su nombre.

Evitar que esas características se profundicen aún más en nuestra sociedad son los retos que tiene la izquierda revolucionaria cubana de hoy.

La revolución en Cuba debe ser permanente y los líderes debemos ser todos, es la solución que me reafirman eventos como Observatorio Crítico, para llevar adelante un proyecto social mejor en esta isla.

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

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