Lo que llega al pueblo (Rendición de cuentas 2da parte)

Yusimí Rodriguez

Barrio de La Habana.

HAVANA TIMES, Jan. 13 — Pedro comenzó su tercer planteamiento en la Asamblea de Rendición de Cuentas (vea 1era parte) afirmando que existe una falta de compromiso real con la solución de los problemas de la comunidad.  Ya otros vecinos se habían quejado de los serios problemas que tenían los edificios y de la falta de iluminación pública.

Como dije en mi trabajo anterior sobre la Rendición de Cuentas, en estas reuniones el delegado debe informar a sus electores sobre su gestión, las medidas que se han tomado para resolver los problemas planteados por la población, así como las dificultades que pueden haberse presentado para dar solución a los mismos.

Esto había hecho el delegado de la circunscripción de Alamar al comienzo de la reunión.

Reunion de barrio.

En su informe, había dicho que durante el año que pronto concluiría, 2008, no habían contado casi con recursos y que dispondrían de menos aún para el 2009.  Debe recordarse que el país había acabado de ser azotado por dos huracanes en el mes de septiembre.

Sin embargo, el delegado dijo, menos de un minuto después de haber dicho que no había recursos, que existían unos pocos que iban a distribuirse para la reparación de los edificios, pero como estos no alcanzaban, se había decidido destinarlos al Plan Imagen.

El Plan Imagen consiste en la reparación de los edificios ubicados en las principales avenidas de Alamar, así como garantizar la iluminación pública en estos.

Alamar

Los edificios ubicados en las principales avenidas de Alamar son los que se ven desde los ómnibus y los carros estatales, particulares y… turísticos.  De la apariencia de estos edificios depende la impresión que se lleven de la localidad.

Pedro consideró que la decisión de priorizarlos podría haber sido acertada si en ella hubieran participado también los sacrificados, o sea aquellos que tendrían que renunciar a la parte de los recursos que les correspondía, y postergar la reparación de sus edificios, quién sabe por cuanto tiempo, en aras de la imagen de la localidad.

Pero con los vecinos de las otras circunscripciones, como esta, cuyos edificios no tienen el privilegio de estar ubicados en las principales avenidas, no se consultó, a no ser para informarles sobre la decisión final sobre el destino de los escasos recursos.

Pedro también preguntó quién o quienes habían tomado la decisión de cómo distribuir los escasos recursos destinados a las reparaciones, pero no recibió respuesta. El delegado empleó todo el tiempo el “se” impersonal que no alude directamente a nadie.

Bodega donde se compra productos de la libreta.

Personalmente, me pregunto, también utilizando la forma impersonal ya que no queda otra alternativa, si se hizo alguna evaluación de las necesidades de cada apartamento en cada edificio, para saber dónde estaban los mayores problemas.  ¿No era esto lo que había que tener en cuenta y priorizar, si los recursos eran escasos?

Respecto a la falta de iluminación pública, el delegado dijo que existía una brigada de electricistas, que estaba realizando cambios de bombillos y lámparas cerca de la comunidad, y que iba a solicitarles a esos trabajadores el favor de venir a traerles la corriente para que los vecinos, con su propio esfuerzo, realizaran la instalación.

Pedro comenzó por responderle que para hacerles ese “favor” los trabajadores de la brigada tendrían que desviar recursos que tenían otro destino, y por tanto estarían incurriendo en una violación.  Esa no es la forma de resolver los problemas.

Por otra parte, dijo, realizar una instalación de electricidad es tarea de trabajadores de la empresa eléctrica, que poseen los conocimientos requeridos para ese tipo de trabajo y además reciben un sueldo por ellos.  Su principal argumento fue que si los vecinos, desconocedores de este tipo de actividad, realizaban la instalación, con su propio esfuerzo, como proponía el delegado, cualquiera se podía electrocutar.

Pedro terminó pidiendo que se le informara al pueblo sobre el presupuesto real disponible para resolver los problemas y cuál va a ser su distribución.  Se supone, dijo, que esto se discute a nivel de los diputados municipales, pero al pueblo no llega la información.  Sólo llegan vaguedades y ninguna cifra exacta.

Vendedora de flores.

Cuando Pedro terminó de hablar, los vecinos empezaron a aplaudir. Lo cierto es que él no había dicho nada nuevo, pero tal vez había logrado plantearlo de forma más coherente o más enérgica que como se hacía siempre.

No salieron de la reunión con la certeza de que alguno de sus problemas iba a resolverse, ni con más esperanzas que otras veces,  pero al menos sintieron que había algún motivo de entusiasmo en el hecho de que las cosas se hayan dicho como debían ser dichas.

Si esto fuera una película, esta podría haber sido la escena del final feliz: el protagonista recibiendo aplausos de sus vecinos.   Pero sólo me he referido a la primera de dos asambleas de rendición de cuentas que tuvieron lugar en esta circunscripción de Alamar.  La segunda, a la que me referiré en un próximo trabajo, no tuvo un desenlace tan feliz.

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