La feria es una trabazón

Regina Cano

El nuevo local de la feria de artesania.
El nuevo local de la feria de artesania.

Cuando otros cubanos me escuchan decir que hago artesanías, se les ilumina el rostro y exclaman: “¡Ah, pero tú tienes garantizada la economía!”, lo cual siempre me sorprende, porque no refleja la realidad.

Y es que justificada en que la artesanía es comprada mayormente por los extranjeros que visitan el país y que poseen la otra moneda en cantidades apreciables, la palabra artesano en la psiquis de la gente está asociada a tener mucho dinero.

Este lugar de fama por altos ingresos corresponde a los intermediarios, esos trapicheros y comerciantes que compran a los que las producen a un precio abusivamente más bajo, comparado con el precio en que las venden. Los erróneamente llamados artesanos y que hacen funcionar la “maquinaria” de moler que es la feria artesanal.  Existen sus excepciones, claro!

La Feria Artesanal de La Habana Vieja, una de las más importantes de la ciudad, fue ubicada delante del Seminario Cristiano San Carlos y San Ambrosio durante muchos años.

Atendiendo a la petición de mudar la feria de lugar, la Oficina del Historiador de la Ciudad ya habilitó un nuevo lugar desde el 1ro de noviembre para este fin, ubicado por la Alameda de Paula, mucho más al interior de la Bahía de La Habana, bordeándola.

Nuevo local de la feria de artesania.
Nuevo local de la feria de artesania.

Contado de esta manera la historia parece ser muy buena, excluyendo la espera y angustia de los vendedores del lugar. Pero, quién garantizaba que en “Macondo”* (Cuba) esto se materializaría en algún momento?,

Pues sucede que en la misma feria, junto a los artesanos y artesanos/pintores, cohabitan otros pintores que se graduaron en escuelas de artes y están afiliados a una Institución y que realizan su trabajo con lo bien aprendido en la Academia.

Esta vecindad siempre ha estado signada por las presiones comerciales que ejercen los artesanos/pintores sobre el mercado, a través de precios bajos, calidad cuestionable (rápida y fácil de hacer), la saturación por repetición y otros.

Quisiera dejar claro que según mi apreciación de las artes, se puede encontrar una buena obra entre los que estudiaron artes en una escuela, como entre los empíricamente formados, con tan buenos resultados finales como los anteriores.

Pues gentes!, a la hora de la mudada, adivinen quiénes quedaron sin derecho a ingresar en la nueva feria?  Pues los pintores graduados en artes.

Conociendo los mecanismos que siempre han “machacado” a los que no tienen un aval o certificado sobre sus conocimientos y profesión en Cuba; lo cual ha condicionado y obligado a la gente a buscar un status o a sucumbir ante el cierre de las posibilidades por no tenerlo; entiendo la molestia que les generó a esos pintores aquella decisión.

Tambores en la feria de artesania.
Tambores en la feria de artesania.

Además, si un artista no es “famoso” resulta invisible para las Instituciones Culturales y no le es fácil ubicarse en un mercado de este tipo.  Mercado de productores individuales que ha sido visto desde la perspectiva gubernamental como un “desliz”, desde que se aprobara la existencia del trabajador Cuenta Propista* (a Dios gracias)  en ocurrencia del Período de Crisis.

Así los artesanos/pintores se encuentran amparados por la Oficina del Historiador de la Ciudad desde que surgió la Feria, conocida por beneficiar en mucho a sus pobladores.

Los pintores graduados en escuelas de Arte dependen del Ministerio de Cultura y se unieron para pedir a la Institución que negociara con el Historiador para incluirlos en la nueva Feria.

Allí fueron recibidos en un ambiente de “cooperación”, aire acondicionado y café, así como escuchados y alentados esperanzadoramente y con la promesa de ser insertados a la par de los otros.

Bueno, el tiempo pasó… y cuando la nueva Feria abrió allí estuvieron los pintores para incorporarse y delante de ellos el portador del aviso de que no había espacio para ellos; sin más explicaciones.

Días después de saber de esta noticia me llegué a conocer la nueva Feria, pues nada mejor que las propias impresiones y no el filtro ajeno, aunque fuera el de los propios discriminados.

Viendo la feria ahora y comparándola con la anterior es fácil concluir que las condiciones están mejor logradas.

Allí me dijeron que Eusebio Leal, el Historiador, en su alocución al inaugurar el lugar, declaró ante todos su intención de hacerles lugar a aquellos ahora relegados.

Veamos que viene después y si el status perdido por los ahora excluidos se restablece, porque Macondo sigue siendo el mismo lugar.