La Ciudad de los Puentes

Osmel Almaguer

Concordia Bridge in Matanzas, Cuba. Foto: giron.co.cu

Estamos entrando en la ciudad de Matanzas. Para mí es una sensación totalmente nueva y diferente de lo que había imaginado. Solo sabía que esta provincia es gran productora de cítricos y henequén, que tiene una vida cultural muy intensa, y que en ella han nacido muchísimas estrellas del béisbol cubano. Ah, y que se le conoce como La ciudad de los puentes.

Lo primero que salta a la vista es la limpieza de las calles, bastante despobladas para ser domingo, así como la arquitectura, mezcla armónica de construcciones coloniales y modernas, todas en muy buen estado. Otras están en proceso de construcción, sin embargo, se puede percibir su rápida evolución, me atrevería a decir que pronto serán concluidas.

El ómnibus que nos ha traído desde La Habana atraviesa la ciudad, pasamos cerca de El Palmar de Junco, legendario terreno de pelota en el cual se jugó el primer juego oficial de este deporte en la Isla en el siglo XIX.

Seguimos recorriendo la avenida principal en dirección a El morrillo, sitio donde cayera en combate el Mártir Antonio Guiteras, líder de la “revolución del 30.” Esta fortaleza fue, mucho antes, uno de los dos puntos de defensa de la bahía matancera, que es abierta, por lo que su defensa resultaba mucho más complicada en tiempos de la colonia.

Pronto partimos hasta llegar al Castillo de San Severino, el otro punto de defensa de la bahía. Es este un sitio restaurado con el fin de preservar la historia del lugar, cuenta con varias salas, de Historia, de folklore, de los mártires fusilados en el propio sitio, entre otras.

Al salir, nos dirigimos a Las Cuevas de Bellamar, sitio turístico por excelencia del cual siempre escuché hablar. Ahora tendré la oportunidad de conocerlo, era una de las deudas que tenía conmigo mismo.

Bridge in Matanzas, Cuba. Foto: infotur.cu

Al llegar, nos dicen que no es posible bajar al sitio, pues ha pasado la hora de visita. Muy raro, pues solo son las doce del mediodía. ¡Qué pena! Tendré que esperar a mi próxima visita a Matanzas, que quien sabe cuando será.

Bueno, al menos ahora nos vamos a un restaurante en moneda nacional para almorzar. La guagua sube y sube por una carretera angosta y empinada. Llegamos a una especie de mirador en el que hay varios restaurantes. En uno de ellos tenemos reservación.

Ya llevamos una hora aquí y no hemos podido entrar al restaurante. Hay tremenda cola. Aprovechamos para mirar el panorama de la ciudad desde lo alto. Hacia un lado hay un enorme valle en el que abunda la vegetación y hay algunas lagunas. Del otro lado esta la ciudad de Matanzas. Desde aquí se nota bastante estrecha y alargada, en forma de anillo alrededor de la bahía.

Llegado el momento de almorzar entramos y ocupamos una mesa de seis personas. En ella mi primo, mi padre, tres vecinos y yo examinamos la carta. Hacemos la orden a base de bistec uruguayo. Comienzan a pasar los minutos. Poco a poco se convierten en horas. Ya son las cuatro de la tarde y no nos sirven el almuerzo. Nos quejamos a una camarera y esta nos dice que la que nos atendió tuvo que irse para su casa. Así, en medio del turno, con las mesas cubiertas y nosotros esperando. No lo puedo creer.

Media hora después llega nuestra comida. Ya nos duele la cabeza. Sé que no nos va  a caer bien lo que comamos. Pensé que estos problemas nada más existían en La Habana.

Con tanta demora nos ha cogido la noche. El ómnibus parte y yo me despido de la ciudad de los puentes, de los ríos y la bahía, pueblo de campo y de mar, con el deseo de volver, amén del incidente en el restaurant.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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2 thoughts on “La Ciudad de los Puentes

  • Hace muchos años que Matanzas Provincia, o sea todos sus municipios son un desastre, lo que otrora fué la provincia más prospera de Cuba, desde hace mas de 20 años es un desastre, no hay gastronomía, no hay industrias, en Cardenas por ejemplo no existe ya ni puerto ni industria, en fin, que desde que Esteban Lazo Fué Secc. del PCC, o sea, desde que se fué para instancias superiores los que vinieron despues a mi juicio mal dirigieron al punto de que nunca más se ha recuperado la provincia, el que lo dude que compare los niveles de servicios y de eficiencia de otras como Ciego de Avila, Cienfuegos y se dara cuenta de lo que digo.

  • Antoine: He escuchado este tipo de comentarios de gente que también vive allí, porque supongo que vive en Matanzas para afirmar con tanta seguridad que tantos de sus renglones estén tan bajos, creo que su comentario aporta una visión crítica también válida para que el que lea este diario complemente su información y se forme una idea bastante competente de esta ciudad. Mi visión de la ciudad -no de la provincia, pues no tuve la oportunidad de conocerla en toda su extensión- es la de un forastero que apenas se deslumbra con la primera vista, y le confieso, lo que ví me gustó muchísimo, aunque claro que nada es perfecto, y si quiere saber el porqué me sedujo la ciudad, venga a la habana y compare industria, gastronomía y demás indicadores, y luego respire el aire contaminado, y déjese maltratar por la gente estresada que sin dudas hoy abunda en las calles, estoy seguro de que querrá volver a su Matanzas, y ya no la verá tan desastrosa.

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