¿Resolver los problemas particulares, sin resolver los generales?

Pedro Campos*

El malecón de Holguin, Cuba - Photo: Caridad
El malecón de Holguin, Cuba - Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 20 de Oct. -¿No se dan cuenta los que instrumentan este proceso, que pueden estar saboteando el debate del modelo socialista solicitado por el Presidente, afectar su credibilidad, la del Partido y sus métodos?

Los núcleos del Partido Comunista de Cuba y las organizaciones políticas y de masas recibieron la orientación de empezar a discutir los últimos discursos del Presidente Raúl Castro, donde expresó que el pueblo decidirá el modelo de socialismo a seguir.

En forma contraria, las indicaciones que traen a las bases los “instructores”-elegidos por nadie- señalan que las intervenciones deberán girar en torno a cómo resolver los problemas en cada uno de los centros de producción o servicios y en las comunidades, en el ámbito específico, “barrer para dentro.” “Discutamos cómo resolver los problemas que tenemos en nuestro radio de acción, dígase centro de trabajo o barrio; este debate no es para discutirlo que no depende de cada lugar,” es la orientación.

Para esta discusión se retoma el viejo y desgastado método voluntarista de enfrentar los problemas como si estuvieran encerrados en compartimentos estancos, sin relación alguna entre ellos y con su entorno, como si no existiera una interrelación entre todos los problemas de la sociedad y unas soluciones no dependieran de las otras, fórmula que conduce inevitablemente a culpar de los problemas a los de abajo, a los trabajadores, a la “indisciplina y la falta de exigencia” y a enfrentar a unos trabajadores con otros, cuando lo que debe buscarse es el consenso y la cooperación entre todos.

Sobre este “proceso de discusiones” otras muchas cosas habría que aclarar y debatir, desde la forma y el momento de su convocatoria, la definición de sus objetivos, la ausencia de información en la prensa sobre el mismo, la falta de un mecanismo de divulgación y circulación horizontal de los planteamientos, la inexistencia de información sobre otras alternativas de solución y otros que son los que conformarían un verdadero debate; pero veamos un aspecto de primera magnitud:

Lenin dijo alguna vez, que sin resolver los problemas generales no es posible resolver los particulares. ¿Cómo resolver los problemas en un lugar específico, cuya solución depende de políticas prediseñadas por la filosofía general del modelo político económico y social del país de matriz neo estalinista que ya demostró su fracaso allá y acá?

Y todo marxista sabe también que en el centro de todos los problemas de una sociedad, están las relaciones de producción, la forma en que se organiza el trabajo, las relaciones de propiedad, intercambio, distribución y consumo: la base económica, sobre la cual se levantan la superestructura, las instituciones y las formas de pensar y actuar de los individuos. Lo lógico sería que una vez enfrentados los problemas generales del sistema que afectan a todos los colectivos laborales y sociales, se fuera entonces a concretar en cada uno de ellos, ya con facultades para tomar decisiones in situ, las nuevas maneras colectivas de hacer las cosas.

Cuando han aparecido algunas soluciones que parecen permanentes, como el de la leche para los niños en algunos municipios, se ha debido, precisamente, a que se han roto los esquemas generales del sistema burocrático centralizado.

Calle de Holguin, Cuba.  Foto: Caridad
Calle de Holguin, Cuba. Foto: Caridad

¿Qué tiene que ver con la filosofía de un partido comunista analizar las partes en forma aislada del conjunto; valorar los problemas locales sin relacionarlos con el sistema socio-económico general?

¿No se dan cuenta los que están instrumentando “este proceso micro localizado,” que pueden estar saboteando el debate general sobre el modelo económico solicitado por el Presidente Raúl Castro? ¿Que pueden también afectar la credibilidad del 2do Secretario, la del propio Partido y del método de la consulta popular?

¿Cómo pedir a una cooperativa, a un campesino a una granja, que ha producido cientos de quintales de frutos, viandas y hortalizas que garanticen alimentos para el pueblo, si un aparato burocrático del estado, alejado de la producción y las necesidades de los consumidores, es el único encargado de “organizar” el acopio, transporte y distribución de esos productos?

¿Cómo resolverían los habitantes de un edificio de viviendas, la reparación capital del mismo, si el único mecanismo que lo posibilita es el presupuesto municipal que nunca se decide en el territorio?

¿Cómo pedir al colectivo de profesores de una Secundaria Básica que organice el mantenimiento de su centro de estudios, si ellos no disponen de ningún recurso para hacerlo, pues los mismos son centralizados por el Ministerio de Educación o el gobierno?

¿Cómo pedir a un colectivo de trabajadores que sustituya a un director que está obstaculizando el buen funcionamiento de un centro cualquiera, si tal decisión es prerrogativa única del organismo superior?

¿Cómo pedir a los trabajadores de una tienda cualquiera de productos industriales de amplia demanda, que no les falte el detergente, jabón o aceite comestible, cuando todos saben que eso depende del único suministrador estatal que la abastece?

¿Cómo pedir a los obreros de una fábrica de zapatos que aumenten la producción, cuando el suministro de materias primas está centralizado y para nada depende del colectivo laboral?

¿Cómo pedir a los agro-mercados, que oferten productos frescos, variados y a bajos precios, cuando el aparato centralizado de acopio, transporte y distribución deja que se echen a perder cientos, miles de toneladas de productos agrícolas a la entrada de los puntos concentradores, que van a para finalmente a “pienso líquido” para cerdos?

¿Cómo pedir a los trabajadores que tengan “sentido de pertenencia,” cumplan los planes disciplinadamente, se sacrifiquen y utilicen adecuadamente los recursos del estado, cuandoes el estado el dueño real de los medios de producción, el que decide burocráticamente en cada centro de producción o servicios quién dirige, qué se hace y cómo se hace, aquién se compra la materia prima y a quien se vende el producto terminado, a qué precio se compra y a cuál se vende, y cuáles son los salarios que deben devengar los obreros, sean manuales o intelectuales, corten caña, limpien calles u operen cerebros?

Cuba tiene un gran problema, un problema principal del que dependen todos los demás, su actual modelo económico-político y social, sustentado en la propiedad del estado y el trabajo asalariado, burocratizado, centralizado y dirigente ista, heredado del neo-estalinismo, -en verdad un capitalismo monopolista de estado arropado de socialismo-que estancó el avance del proceso de socialización de la propiedad y las decisiones que le debió seguir.

Eso que debió ser un “momentum” del tránsito socialista, se convirtió en “modelo permanente” que tenemos que acabar de discutir, cuestionar y cambiar sin más demora y avanzar en la socialización hacia un sistema comunal-democrático descentralizado, de trabajadores libres asociados, apoyado fundamentalmente en las nuevas relaciones socialistas de producción de tipo asociado-cooperativistas, donde sean los colectivos sociales y laborales los que tomen todas las decisiones que les afecten y en el que las personas, libremente, puedan decidir sobre sus destinos pues serían dueños concretos de medios de producción en forma colectiva o individual.

Una vez resuelto ese problema general: los campesinos no tendrían que depender de ningún aparato central-burocrático para hacer llegar alimentos al pueblo; los habitantes de un edificio y el colectivo de profesores de la Secundaria podrían acometer con recursos propios el mantenimiento y reparación de sus inmuebles; los directores que se constituyan en obstáculos al trabajo del colectivo serían revocados de inmediato; los empleados de una tienda podrían abastecerse de los mejores proveedores sin intermediarios estatales burocráticos; los obreros de la fábrica de zapatos contratarían las materias primas que necesiten directamente; entonces los trabajadores sí se “sentirían” -porque lo serían de verdad- dueños de los medios de producción, actuarían auto-disciplinadamente y no desviarían recursos, los agro-mercados tendrían siempre productos frescos, variados y baratos y no existiría ningún aparato burocrático que vertiera el fruto del sudor de los agricultores, destinado a alimentar al pueblo, en los comederos del los puercos.

*Pedro Campos Santos. 1949. Holguín. Lic. en Historia. Ex-Diplomático cubano, con misiones en México y ante la CDH en Ginebra. Analista de política internacional. Investigador Jefe de Proyecto en el CESEU (Centro de Estudios sobre Estados Unidos) de la Universidad de La Habana. Actualmente jubilado. Sus artículos están disponibles en el sitio: http://boletinspd.eltinterocolectivo.com/