Descifrando claves del encuentro papal de La Habana

Por Pedro Campos

Raúl Castro observa mientras que el papa Francisco y el patriarca Kiril firman acuerdos en La Habana.
Raúl Castro observa mientras que el papa Francisco y el patriarca Kiril firman acuerdos en La Habana.

HAVANA TIMES — Después de diez siglos de separación, las Iglesia Católica y la Ortodoxa de Rusia se unieron en las figuras de sus máximos representantes, el Papa Francisco y el Patriarca Kiril, en La Habana, Cuba.

Un país lejos de Europa y de Rusia, del origen de la disputa, distante de los actuales escenarios bélicos; pero “en la encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste”, el Crucero del mundo, -lo llamó nuestro José Martí-, dado a jugar un importante papel en el equilibrio mundial más por su situación geográfica que por los deseos de sus gobernantes, que siempre han estado enganchados de un extremo o del otro del mundo.

El lugar parece adecuado, verdad, porque además Cuba es vista  como neutral desde el punto de vista religioso, por la diversidad de cultos que se practican y porque según la declaración conjunta de los papas es un símbolo de esperanza del Nuevo Mundo y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo XX”. Dos precisiones que comparten asimétricamente  muchos cubanos

El auspicio del Presidente Raúl Castro, se revierte en un espaldarazo a su gobierno, que viene recibiendo reconocimiento internacional en varias formas: Relaciones con EEUU, condonación de gran parte de las deudas con Rusia, México, España y con el Club de París, recibimiento en el Arco de Triunfo francés, visitas de Presidentes de otras naciones y algunas otras.  Téngase en cuenta que el  actual gobierno cubano ha recibido los tres últimos obispos de Roma y es el aliado más cercano a Rusia en esta parte del mundo, hacia donde los papas luego seguirían viaje. Una región en la que Europa Occidental desea mantener su influencia política y económica y en la que Rusia anhela aumentarlas.

Esta reunión unitaria se realiza cuando se está desarrollando uno de los más graves y generalizados ataques por el control de amplias regiones en el Medio Oriente de un sector del fundamentalismo islámico, -al que no llaman por su nombre para no tentar la idea de una guerra entre religiones.

La declaración conjunta de los altos jefes eclesiásticos no deja lugar a dudas: “Conscientes de muchos obstáculos que hay que superar,…el mundo que espera de nosotros no sólo palabras, sino acciones…”

“La conciencia cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permiten que permanezcamos indiferentes ante los desafíos que requieren una respuesta conjunta”.

“Nuestra atención está dirigida principalmente hacia aquellas regiones del mundo donde los cristianos están sometidos a persecución. En muchos países de Oriente Medio y África del Norte, se exterminan familias completas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo… Sus templos están sometidos a la destrucción bárbara y a los saqueos, los santuarios – a la profanación, los monumentos – a la demolición. En Siria, Irak y otros países de Oriente Medio observamos con dolor el éxodo masivo de cristianos de la tierra donde nuestra fe comenzó a extenderse”.

“Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio”.

“Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a unirse para poner fin a la violencia y al terrorismo y al mismo tiempo, a través del diálogo, a contribuir a la pronta obtención de la paz civil”.

Ya desde su avión, en viaje de La Habana hacia México, el papa Francisco envió este mensaje a Raúl Castro. “No podemos desviarnos del ca­mino del diálogo, el encuentro y el entendimiento si deseamos alcanzar la paz para la reconciliación y la coexistencia de todas las personas de buena voluntad”. A buen entendedor…pocas palabras.

Con esos elementos se identifican al menos tres claves:

1-Las dos Iglesias anhelaban ya el reencuentro postergado por Siglos. Se venían dando pasos en esa dirección. El viaje coincidente al Nuevo Mundo de ambos Papas, facilitó el encuentro en un lugar geográficamente  apropiado: el Crucero del mundo

2-Existe un evidente interés en respaldar internacionalmente al gobierno de Raúl Castro y mejorar su imagen externa, sea porque despierta entusiasmo el futuro económico de Cuba, una vez levantado el bloqueo-embargo, o porque muchos se han puesto de acuerdo para empujar a favor de un proceso de cambios en Cuba.

3-El reencuentro era una necesidad, urgida por la crecida del terrorismo de grupos fundamentalistas islámicos  que amenaza los intereses en esa región, de  Europa y Rusia y más estratégicamente, la propia seguridad de esas naciones y la de Roma en particular, por lo que el encuentro parece ser parte de un esfuerzo general para tratar de parar el terrorismo en el Medio Oriente y respaldar la actuación de las potencias extranjeras en el conflicto.