Al socialismo se llegará a través de medios socialistas

Intervención en la mesa debate “El valor de las ideologías,” en el VI Foro Social del Observatorio Crítico, el 26 de mayo de 2012

Por Pedro Campos

Pedro Campos

“No hay camino hacia la libertad, la libertad es el camino.” Indira Gandhi

HAVANA TIMES — Los compañeros que me precedieron abordaron complejos conceptos generales sobre ideologías y en particular sobre algunas de ellas, que permiten identificar el valor y significado de las mismas, para las clases sociales y los poderes que las preconizan y en ellos se sustentan, razón de ser de las ideologías.

Me referiré a un elemento filosófico concreto, presente en las ideologías, como lo es la relación entre medios y fines, asunto de primera importancia para entender y acometer tareas políticas y de cualquier otra índole.

Para el pragmatismo, la filosofía predominante del imperialismo, lo que importa es conseguir el fin propuesto, la utilidad del método; no el método en sí, la acción. Para los pragmáticos, el valor de las acciones, las políticas, los métodos, no esta determinado por su carácter en sí, sino por sus consecuencias prácticas inmediatas.

Para ellos, lo que interesa es conseguir un fin, un objetivo y no importa el signo de los medios que se usen en función del propósito, siempre que éste se logre.

Y es así porque para la burguesía, que cambió la faz del mundo con su enorme impulso al desarrollo de la Ciencia y la Técnica, creída todo poderosa y eterna, no existe la posibilidad de que sus “logros” sean revertidos y por tanto los “efectos colaterales” de sus acciones los consideran secundarios, solo dejan “secuelas transitorias, pasajeras.”

Una vez alcanzado un fin, poco o nada evalúa el imperialismo sobre sus consecuencias posteriores. Es el resultado natural de un sistema dominado por el ánimo de lucro: lo que pase por el camino o después poco importa.

Los poderosos, solo empiezan a medir las consecuencias de sus actos, cuando éstos se revierten claramente contra ellos, pero sin llegar nunca a comprender la causa última de sus tropiezos, que siempre buscaran fuera de sí, por lo cual la repetición de errores le es algo inherente.

En su obra El Príncipe, Nicolas Maquiavelo, uno de los precursores del pragmatismo, enseñaba que “el fin justifica los medios.” En sus clases de gobierno para los príncipes florentinos de principios del Siglo XVI, ya enseñaba que con tal de conseguir un objetivo determinado, los gobernantes deberían estar dispuestos a usar cualquier medio, cualquier táctica, no importa lo sucia que fuera.

¿Es lo mismo para los revolucionarios de hoy?

¿Es también así para los revolucionarios contemporáneos? ¿No importa el método, su carácter? ¿El problema es alcanzar un fin, triunfar a cómo de lugar, sin tener en cuenta otras consecuencias dejadas en el camino?

Para la ideología revolucionaria moderna, interconectada con la filosofía marxista, existe una relación incontestable entre medios y fines, pues difícilmente puedan alcanzarse fines socialistas, con medios capitalistas; fines pacíficos, con medios violentos; fines libertarios, con medios autoritarios; fines humanos con medios inhumanos; fines democráticos con medios antidemocráticos.

En varios artículos anteriores se ha abordado el enfoque pragmático de la economía, asumido por el PC Chino: “No importa el color del gato, lo que importa es que cace ratones,” lo cual ha estado en la raíz de las desviaciones pro-capitalistas de ese partido-gobierno, que para desarrollar su “economía” puso el énfasis en la explotación asalariada de los trabajadores por el capital nacional y extranjero.

Fue eso lo que ha llevado a la plena restauración del capitalismo privado en China, al costo de un enorme sacrifico y de gran explotación del pueblo chino, para servicio del imperialismo, de los capitalistas nacionales chinos y de una casta político-militar burocrática que se aburguesa, como viene haciendo, o termina desplazada del poder por la burguesía que ella misma ha engendrado.

Y el resultado ya es inocultable: China convertida en una potencia capitalista más, con todos sus vicios y degradaciones.

Y en las actuales condiciones cubanas, es muy importante tener claro que aquella máxima del pragmatismo, de que el “fin justifica los medios,” podría tener sentido para el imperialismo y para los “comunistas” pragmáticos pro-capitalistas chinos, dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de lograr “desarrollo económico del capitalismo para luego hacer el socialismo”; pero no para quienes se proponen una sociedad justa, libre, sin explotadores ni explotados, socializada, verdaderamente democrática, humana, incluyente y pacífica, “con todos y para el bien de todos,” como proclama la Constitución vigente, que no por incompleta puede estarse violando.

Porque fines socialistas, justos, democráticos y libertarios, humanos y pacíficos no podrían lograrse por otros medios que no lo fueran también.

El fin no justifica los medios, para la filosofía revolucionaria moderna, sino que los determina. El carácter del fin hace, condiciona el carácter del medio para conseguirlo.

La historia demuestra que cuando se usan métodos no afines para tratar de alcanzar propósitos progresistas, los métodos llegan a primar sobre los fines, las tácticas llegan a dominar sobre las estrategias, pues la manera de hacer, la política, la acción que se asume, condiciona el objetivo, lo copta, tergiversa y moldea, hasta cambiarlos.

Como en todo fenómeno, también existe una relación causa-efecto en el uso de los medios y métodos. El uso de medios violentos, por ejemplo, genera una reacción violenta en contrario. La violencia engendra violencia, se sabe.

El uso de medios y métodos inhumanos, como la tortura –en sus distintas formas-, las ejecuciones, los actos de terrorismo, los secuestros de personas, el maltrato a los detenidos, el abuso del poder y otros por el estilo, se vuelven contra quienes los usan.

En todos los tiempos, los poderosos que han creído poder usar la fuerza, la brutalidad y la violencia, sin contemplaciones, mas tarde o más temprano han terminado siendo víctimas de sus propios métodos.

La ética revolucionaria demanda que no se usen medios y métodos que comprometan el fin. Un método legítimo, legitima el fin logrado. Y por el contrario, uno que no lo es, lo deslegitima.

Y esto es válido para toda acción humana, sea en el estrecho marco familiar, en el trato con la pareja y los hijos e hijas, con los compañeros y compañeras de trabajo, en las relaciones con otros seres humanos por cualquier razón, como en la acción política y económica de grupos políticos o estados.

La coherencia entre fines y métodos, es garantía del éxito. Los métodos, en suma, son pues, iguales -en esencia- a sus fines.

Invito a todos a pensar en la relación que hay entre fines y medios y a tenerla en cuenta a la hora de emprender una acción en cualquier terreno.

Y aterrizando esta valoración filosófica en el quehacer del socialismo fracasado, una de las explicaciones de la caída del campo socialista, puede encontrarse en el uso de métodos que comprometieron los objetivos que se enunciaban. Esto puede apreciarse en artículos, ensayos y libros de muchos filósofos, politólogos, historiadores modernos revolucionarios que han estudiado el fenómeno.

La violencia ejercida en variadas formas, las expropiaciones forzosas, el establecimiento de gobiernos “dictatoriales,” la supresión de la participación democrática de los trabajadores y el pueblo en todas las decisiones importantes que les atañen, la cárcel para el pensamiento distinto, las prohibiciones a las libertades en general y a las de expresión, prensa y asociación en particular y muy especialmente, la continuación de la forma asalariada de explotar el trabajo, terminaron por contraponerse a los “objetivos socialistas” de aquellas sociedades.

Esta experiencia, válida para todos los que se proponen aportar a la nueva sociedad, debe servir también para seleccionar los medios y métodos que se proponen utilizar los revolucionarios contemporáneos en función de sus fines.

Los partidarios del Socialismo Participativo y Democrático, tuvimos en cuenta la indisoluble relación entre fines y medios, a la hora de presentar nuestras Propuestas para el avance al socialismo en Cuba, en ocasión del VI Congreso.

En artículos relacionados con las discusiones en torno al VI Congreso del PCC, a los lineamientos allí aprobados y a la 1ra Conferencia, hemos señalado algunas de las inconsecuencias que apreciamos entre los fines socialistas enunciados y los medios y método que no lo son, con los cuales se pretenden alcanzar y que, a nuestro juicio, acabaran por entrar en contradicción con ellos, modificándolos, condicionándolos y logrando otros resultados.
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Pedro Campos: [email protected]

4 thoughts on “Al socialismo se llegará a través de medios socialistas

  • Ay , por Dios , todavía hablando de ese cadáver que llaman socialismo, como si ya no hubiéramos tenido suficiente, de eso…El que mejor definió el socialismo fue W.Churchill, y quiero citarlo, porque en pocas líneas supo resumir, la Historia de muchas naciones, y de nuestra versión caribeña de esa ideología. “El socialismo, es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, la prédica a la envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.” Y no se diga más , …hago votos al Dios Omnipotente, porque de verdad, esa mala semilla,no sea el futuro, de la tierra más bella que ojos humanos han visto.

  • Y hablando de medios, querido Pedro, ¿qué opinas del culto a la personalidad?

    Lo pregunto porque Marx no dijo en ninguna de sus obras que el culto a la personalidad de los altos dirigentes sea una condición necesaria para alcanzar el Socialismo. Lo digo recordando que Cuba es un país único en el mundo al incluir en su constitución el nombre de un dirigente vivo, Fidel Castro.

    Te lo pregunto porque a menudo te leo poniendo como ejemplo a Raúl Castro.

  • Algo muy serio debe estar pasando con el socialismo cuando ya no basta con el patronímico en solitario; no, ahora hay que agregarle dos apellidos: “participativo y democrático.” A mi entender, este bautizo, algo tardío, supone una pérdida de carga semántica a lo largo del camino, pero sobre todo, evidencia un enquistamiento y una negación del término a partir de los desgarramientos y tergiversaciones que el mismo fue sufriendo, en mayor escala a manos de Stalin y Mao, y en menor grado, pero con similares consecuencias, por obra de casi todos los que en algún momento enarbolaron las banderas socialistas como política de Estado. En tales casos, no se trató de que el “fin justificara los medios”, sino que ” de buenas intenciones está poblado el camino al Infierno”. En última instancia, habría que admitir que no basta con alzar tales estandartes para conseguir el paraíso. Se impone asimismo una actitud ética. Pocos negarán que más socialismo (apellidos incluidos) ha fomentado el primer ministro Jens Stoltenberg, en medio del capitalismo noruego, que lo que consiguió Nicolae Ceacescu hambreando y reprimiendo a Rumania. También, los logros del movimiento cooperativo, ése que tanto defiende Pedro, se hacen más evidentes hoy en medio de sociedades capitalistas, que en las denominadas socialistas. Y que no es lo mismo el capitalismo keynesiano, que el especulativo que desató la crisis de 2008, que hoy tiene patas arriba a medio mundo desarrollado. Hay matices. Y los ismos se van quedando en el camino. Habrá que reinventarlos.
    En cuanto a “China al servicio del Imperialismo,” bueno, tendría que hacer otro artículo para responderle a Pedro. Pero sólo quisiera recordarle que en 1966, en Cuba se acusó a China oficialmente de “sumarse al bloqueo de EEUU” contra la Isla. Hoy, empero, China es el segundo socio comercial del país y coincide en casi todas las posiciones políticas internacionales con La Habana. Los dos gobiernos dicen que las relaciones “están en su mejor momento histórico”. En fin, murumacas de la historia…

  • El socialismo es una basura, una basura y una basura, trabajas como basura, vives como basura, comes basura, los jefes son una basura y al final convierten al pais en una basura.

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