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Esperando en la parada

Osmel Almaguer

Plaza en La Habana Vieja.  Foto: Caridad

Al concluir el examen de Antropología me dispuse a regresar a casa. Estaba un poco desanimado, pues me había equivocado en dos de las tres preguntas del temario. Iba pensando en mis respuestas y en todo lo que había estudiando dos meses antes.

Por fin llegué a la parada. Pregunté por “el último” y una joven me contestó: “Creo que soy yo, pero no estoy muy segura, es que hoy me encuentro un poco atolondrada.”

Hoy en día no es usual que alguien te responda con tanta sinceridad. Generalmente te encuentras personas que en vez de ofrecerte su confianza lo que hacen es tratar de violar la tuya, o sea, en lugar de decirte quienes son o cómo se sienten, invaden tu privacidad con preguntas indiscretas o faltas de respeto.

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Residencial Del Mar

Osmel Almaguer

Playa cubana, photo: Caridad

Cuando tenía seis años mis padres y yo nos hospedamos en una villa militar de descanso que ya no existe. Su nombre era Residencial del Mar.

Fue la última vez que pude estar en algo parecido a un hotel. Mis padres estaban jóvenes, mis tíos, que nos acompañaban, también. Había mucha alegría y pocas trabas, toda la comida que necesitábamos, bebidas, piscina, restaurante y sala de juegos.

Nada que no tengan otros lugares como estos, pero suficiente como para que yo pasara una semana que nunca olvidaría, más aún cuando no se ha vuelto a repetir.

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Mis gastos millonarios

Osmel Almaguer

Trabajadores cubanos.  Photo: Caridad

Hace un tiempo Felipe Pérez Roque, recientemente destituido de su cargo de Canciller, hizo un análisis en una reunión de las Naciones Unidas, según el cual se pudo deducir que cada cubano no solo es millonario, sino que con muy poco dinero puede comprar muchísimas cosas. Lástima que estas conclusiones no reflejen nuestro verdadero nivel de vida.

Felipe afirmaba que con un dólar se pueden comprar x libras de arroz, frijoles, azúcar y leche en polvo. Claro, haciendo referencia a los productos de la Libreta de Abastecimiento, mediante la cual el Estado Cubano subsidia un mínimo de alimentos a cada persona. Esta cantidad solo alcanza para una semana, al máximo, y luego tenemos que buscar los productos a precios mucho más altos.

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Acccidente y Diabetes (4)

Osmel Almaguer

Días después mi amiga la Dra. Raquel me insinuó que Conrado es de esos médicos que se gradúan «por los pelos» y que son muy interesados, pues se pasan el tiempo negociando dádivas con los pacientes en vez de atenderlos como es debido.

He escuchado que ahora se estila negar el padecimiento de ciertas enfermedades a pacientes a los que les correspondería una dieta que el Estado les asigna.

También he sido testigo de que hay médicos que otorgan dietas a cambio de determinada suma de dinero.

No sé si sea el caso de Conrado, pero sospecho que sí. Además de todo, un día lo vi salir de la consulta e iba que parecía que salía del supermercado, con al menos tres bolsas repletas de «regalos» de los pacientes.

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Accidente y diabetes (II)

Osmel Almaguer

El peor caso que he visto de degradación de un médico es el de Conrado, que fue el último que me atendió antes de Raquel. Conrado es el dietista del policlínico en el que me atiendo. Sí, porque aunque Cuba está llena de policlínicos, uno en cada consejo popular, (el país se divide en provincias, las provincias en municipios y estos en consejos populares) excepto para los casos de urgencia, solo en el de nuestra localidad nos pueden atender, y eso está estipulado por la ley.

Gracias a Gloria -otra doctora que le debe favores a mi madre-, Conrado me recibió, pero para eso primero tuve que hacer una enorme y demorada cola frente a la puerta de su consulta en la que no había asientos y la gente -yo incluido- se agachaba o sentaba en el suelo por la debilidad constante que ocasiona ser diabético.

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Accidente Y Diabetes (1ra Parte)

Osmel Almaguer

Hoy hace un mes que tuve aquel accidente en el jardín de mi casa, cuando más de 200 kg cayeron sobre mi pierna izquierda al resbalarse una de las enormes piezas de concreto que componen el muro que, neciamente, intentaba reparar sin ayuda.

Tuve mucha suerte, pues de no haber caído en diagonal ahora estaría haciendo el cuento sin dedos de los pies, y tuviera que firmar este diario como Osmel el cojo. El daño consistió en una quemadura por fricción, que a cualquier persona sana no demoraría más de una semana en curar.

Hace mucho tiempo que me vienen dando desmayos y yo sospechando que padezco del azúcar, pero hasta hoy ningún médico ha comprobado ese presunto padecimiento. Hubo un momento que llegué a pensar que mis desmayos eran de índole emocional, pero con esta herida que no se cura ya no me caben dudas de que soy diabético.

Ahora con esto del accidente hasta me he hecho amigo de la doctora Raquel, que atiende a todos los habitantes de mi comunidad en el consultorio del Médico de la familia, así se llama este sistema instaurado en todo el país, que brinda los primeros auxilios a la familia cubana y es muy efectivo debido a su cercanía con respecto a la población.

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De vacaciones, haciendo trámites

Osmel Almaguer

¡Qué difícil es salir de vacaciones en mi centro laboral! Siempre hay mucho trabajo; campañas de esto, festivales de lo otro, presentaciones de libros por aquí, ventas por allá, y nosotros promocionándolo todo. El Presidente del Instituto Cubano del Libro cree que cada actividad que hacemos, por mínima que sea, merece estar en los medios de difusión.

Otra cuestión que dificulta nuestra situación es la poca cantidad de trabajadores que tenemos; la mayoría de las veces la plantilla se encuentra a un 35 o 40 % de su total. Siendo tan pocos, cuando alguien sale los que quedamos nos vemos afectados, pues el volumen de trabajo, que se mantiene altísimo casi todo el años, aumenta aún más.

Por eso hay que «meter el cuerpo» para poder salir, ponernos de acuerdo entre nosotros mismos y con la jefa, para que no ponga el grito en el cielo cuando se entere.

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Los carteristas

Osmel Almaguer

Ayer me retiré de la oficina más tarde de lo acostumbrado. Por eso mi amigo Jorge y yo tuvimos que regresar a casa en el transporte público, ya que la guagua de nuestra institución se había marchado.

Casi siempre cuando esto sucede logramos viajar sin contratiempos, pero en ocasiones uno se pasa horas en la parada, esperando sin que llegue ninguna guagua. La gente se aglomera y desespera, se va poniendo nerviosa, y ni en ese momento ni después aparece una explicación de lo que originó el problema.

Ayer fue uno de esos casos. Tuvimos que tomar el P-8, que nos deja en Cojímar, a medio camino entre el trabajo y Alamar. Luego tuvimos que esperar a que alguna guagua nos llevara a casa, por suerte paró una de esas que no son públicas ni obreras, sino de empresas que las alquilan, pero que sus choferes usan clandestinamente para sacar dinero.

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En La Esquina con Alberto (II)

Osmel Almaguer

Como Alberto, muchos buenos atletas han abandonado el beisbol de alto rendimiento, pero no todos por el mismo motivo. Además de las «injusticias» cometidas a la hora de seleccionar los equipos, está el sobre-uso de los peloteros.

Los que demuestran cierta calidad son utilizados sobremanera, sin respetar el descanso necesario. Entonces vienen las lesiones. Un ejemplo palpable lo tenemos en el equipo de Industriales, que tuvo lesionado casi toda la temporada pasada al 80 % de su nómina.

Otro de los azotes es la emigración hacia países desarrollados. Los peloteros buscan generalmente los Estados Unidos, país con la liga beisbolera más fuerte del mundo, que promete a quien se impone en ella el fin de una vida llena de limitaciones materiales, como la que viven la mayoría de nuestros deportistas.

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En La Esquina con Alberto

Osmel Almaguer
La esquina caliente

Ayer fue día de pago en mi trabajo. Aunque estoy de vacaciones tuve que pasar por allí para recibir mi salario. De regreso estuve cerca del Parque Central, famoso por su esquina caliente: (debate deportivo realizado en cualquier lugar de nuestros campos y ciudades, en el que dos o más personas exponen sus argumentos -sobre todo en lo referido a la pelota- y casi siempre con mucho apasionamiento). Porque cada cubano se cree que es el que más sabe sobre el tema, y necesita demostrarlo en este tipo de discusiones.

Ayer había mucha gente en la «esquina» del Parque Central, tanta, que se habían formado tres grupos, todos hablando sobre el próximo Mundial de Béisbol, a celebrarse en varias ciudades europeas dentro de pocos días. Se comentaba sobre los juegos que ha celebrado previamente nuestro equipo, y lo mal que ha lucido el bateo.

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