Y no he visto otra cosa más triste…

Dariela Aquique

HAVANA TIMES — Ivan López Monreal, es un nombre como otro cualquiera, sin trascendencia alguna. No es un político, ni un filósofo, ni un científico que hizo un gran descubrimiento, tampoco es un artista, ni es un escritor.

Es tan solo un cubano, un joven cubano de 28 años, de que ni siquiera hay formas de confirmar su real existencia.

Sin embargo desde el día 10 del pasado mes de agosto, Ivan López Monreal apareció en las PC de muchos cubanos, enviado por correo electrónico de unos a otros, y reenviados una vez más y otra vez. Y el asunto de estos emails, pueden ser:

-Mira esto, ¡está genial!
-Coño, la partió este chamaco…
O solamente: Carta de un joven que se ha ido.

A mí me llegó hace poco, por una pariente que vive en Estados Unidos, a la que a su vez, le había sido mandada por alguien que se llama Mariannis Quiñones de la Cruz. Además del adjunto, supuestamente la carta circula en Internet con esta introducción:

Esta es una carta que deberíamos leer todos, tanto los que viven dentro como los que vivimos fuera, e incluso todo el Consejo de Estado del gobierno, pues solo contiene un resumen reflexivo de nuestra realidad. A los que no les convenga, por principios o por miedos simplemente envíela a la papelera de reciclaje, y a los que les haga reflexionar o la consideren coherente o justa, podrían reenviarla.

De una manera u otra, los de una generación y de otras hemos vivido de la misma manera que el autor de la carta expresa. Nos enseñaron o quisieron convencer de que ¡trincheras de ideas pueden más que trincheras de piedra!  Yo me lo aprendí al dedillo, es solo que nunca pude o no me dejaron (dentro del Caimán), ponerlo en práctica, y de haberlo hecho, estoy convencida de que hubiera salido de Cuba como presa política exiliada por no compartir los intereses del gobierno. Recuerden que como mismo, está demostrado que la política responde a los intereses de un pequeño grupo, las noticias se difunden de la manera que convenga a ese pequeño grupo.

Comparto con ustedes este material que me llegó con un análisis de la realidad de Cuba, hecho por un joven emigrado. Pueden unos ó todos, estar o no de acuerdo, con partes o el total del contenido pero creo que es el derecho de todos o de cada uno, interpretar como estime conveniente.

Todo esto llamó profundamente mi atención y de inmediato me leí la carta abierta, del joven Ivan, residente en Pomorie, Bulgaria. Y que es una contesta al texto Carta a un joven que se va”, escrita por Rafael Hernández, (de quien valdría decir que es un intelectual cubano que siempre se ha identificado con el discurso oficial). Y que publicaría su pliego, días atrás en el sitio La Joven Cuba.

Las opiniones que me merece la carta del joven emigrado, son muchas y todas positivas; al punto de confesarles, y sin miedo de parecerles sensiblera, me sacó las lágrimas. Voy a darme a la tarea de rastrear a este paisano y pedirle una entrevista.

Él desde ya, pasó de su anonimato de hombre común a hacer parte de la historia de Cuba, estos capítulos sombríos de la historia de nuestro país, que nos ha tocado protagonizar a los de adentro y a los de afuera. Ivan López Monreal habla en nombre de esos miles de compatriotas que les tocó irse y que pueden parafrasear los versos del poeta matancero Bonifacio Byrne:

¿Dónde está mi bandera cubana?
La bandera más bella que existe
Desde el buque la vi esta mañana
Y no he visto otra cosa más triste.

Ivan habla también en nombre de los que no pueden decir nada, pues murieron intentado huir de Cuba y no precisamente por desamor a la isla, sino por la más grande de las carencias humanas: la libertad. Les invito a todos a leerse Carta de un joven que se ha ido. Estoy segura que quedaran conmovidos, como hasta el mismo Rafael Hernández debe de haber quedado.

Dariela Aquique

Dariela Aquique: Recuerdo mis años de estudiante como Bachiller, aquella profe que interrumpía la lectura de obras y con histrionismo sorprendente hablaba de las posibilidades reales de conocer más la verdad de un país por sus escritores, que por crónicas históricas. De ahí mi pasión por las letras, tuve excelentes profesores (claro, no eran los tiempos de maestros emergentes) y la improvisación y el no dominio de la materia quedaban descartadas. Con humildes pretensiones y la palabra de coartada quiero contribuir a mostrar la verdad de mi país, donde la realidad siempre supera a la ficción, pero donde un estilo novelesco envuelve su existencia.

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3 thoughts on “Y no he visto otra cosa más triste…

  • Bonito artículo Dariela, ya había leido la carta pero no el otro texto del correo, escrito por una cubana como nosotros también. Gracias por compartirla y por tu reseña!!!

  • Va y sería más conmovedor si Iván López nos leyera él mismo su carta, colgando su imagen en Youtube. Guardaré mis emociones para la ocasión…

  • Emociones aparte… no hay quien señale una sola mentira en la carta. Verdad?

Comentarios cerrados.