Venezuela: gobernar sobre cenizas
“Un hombre malvado es capaz de quemar su propia nación hasta los cimientos para poder gobernar sobre sus cenizas.” -Sun Tzu
Por Javier Herrera
HAVANA TIMES – Nicolás Maduro, actual Presidente de Venezuela, advirtió el martes16 de julio de “un baño de sangre, una guerra civil fratricida” si no ganaba las elecciones del día 28 del mismo mes. Las declaraciones calaron hondo incluso en sus cercanos aliados políticos como Luis Inacio Lula Da Silva quien declaró: “Me asusté con la declaración de Maduro de que si pierde habrá un baño de sangre; cuando pierdes, te vas”.
En unas controvertidas elecciones el oficialista Consejo Nacional Electoral da por ganador a Maduro con el 51% de los votos a su favor sin mostrar las Actas Electorales que consignen el resultado y que por ley deberían estar dispuestas a escrutinio público en un plazo de 48 horas una vez cerrados los colegios electorales.
Mientras, la oposición liderada por María Corina Machado da por ganador a Edmundo González Urrutia, candidato por la Plataforma Unitaria Democrática, con un 67% de votos a su favor contra un 30% del actual dictador. La oposición respalda su pretensión de victoria en el 81% de las Actas Electorales, actas que se muestran en la web https://resultadosconvzla.com/, donde pueden ser escrutadas una por una. Es de destacar que las actas fueron obtenidas por una enorme red de testigos electorales y colaboradores, aunque en una parte de las mesas electorales se negaron a entregarlas a los testigos opositores como era obligación.
Como era de esperar el pueblo se sintió defraudado y con María Corina al frente salió desde la misma noche del 28 de julio a reclamar su triunfo en las calles. Y como era de esperar también, el régimen ha desplegado todo su arsenal represivo contra ese pueblo cansado de la miseria y promesas incumplidas.
La represión comenzó por lanzar a las calles a los Colectivos Chavistas (grupos paramilitares pro-régimen) a enfrentar las manifestaciones populares, al mismo estilo que usó Miguel Días Canel al reprimir las manifestaciones del 11 de julio del 2021 en Cuba. Mientras la oposición clama por la manifestación pacífica el régimen llama al enfrentamiento apoyándose en el monopolio de la fuerza y las armas.
Bien asesorado el régimen madurista por sus padrinos y mentores de La Habana, se ha recurrido a todo su poderío para contener la ira popular:
- En vez de hacer transparentes las Actas Electorales mediante el desacreditado CNE ha llevado el tema a la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia intentando certificar los resultados en la instancia plegada al régimen.
- En vez de buscar un dialogo nacional ha optado por la represión y en consecuencia ha decretado un de facto toque de queda, ha militarizado las calles y les ha dado patente de corso a las bandas paramilitares pro régimen.
- Luego de cometer asesinato de la moral contra los principales líderes de la oposición, los ha criminalizado y amenaza con imponerles causas penales, al punto que María Corina y Edmundo González se han visto precisados a ir a la clandestinidad.
- Registros, allanamientos, detenciones y secuestros ilegales, incluyendo desapariciones forzadas, contra manifestantes que hayan destacado en alguna protesta.
- Secuestro de testigos de mesas electorales, buscando se retracten de sus declaraciones o tratando de identificar cómo se hicieron públicas las Actas Electorales en manos de la oposición.
- Persecución y encarcelamiento de periodistas críticos con el régimen.
- Expulsión del personal diplomático de países que expresen alguna crítica o duda con respecto al resultado de las elecciones
Otra de las estrategias trazadas por el régimen es el bloqueo de redes sociales como son X, Tiktok o Whatsapp, y muchos medios independientes, en un intento en vano de silenciar la verdad y esconder los abusos de poder que ejecutan diariamente las fuerzas leales al gobernante.
Tal y como prometió Maduro, Venezuela se hunde en un baño de sangre que amenaza convertirse en guerra civil si el pueblo insiste en hacer valer sus derechos. Después de más de dos decenas de muertos (el régimen reconoce 25 fallecidos y 192 heridos hasta ahora) y un par de miles de detenidos, Venezuela se encuentra aislada, cuestionada en disimiles foros internacionales como es la OEA o la Corte Penal Internacional que dice estar siguiendo de cerca los acontecimientos.
De momento no hay un vencedor en la pulseada entre el gobierno y el pueblo, pero mientras el primero intenta mantener el poder mediante la violencia y el terror, el segundo, impulsado por María Corina que convoca a nuevas manifestaciones el 17 de agosto, insiste en hacer valer el voto. Al final, sin importar cuánto tiempo o sangre cueste, los pueblos terminan venciendo sobre las dictaduras. En manos de los dictadores está determinar cuánta sangre es necesario verter.
No importa cuándo se incendie una nación. Jamás los dictadores podrán gobernar sobre las cenizas, sobre una población mayoritaria en rebeldía. Las cenizas de una nación no son cenizas, son brasas humeantes que en cualquier momento pueden y van a encender la llama nuevamente. Ejemplos sobran en la historia reciente: Nicolae Ceaușescu, dictador de Rumania; Muamar el Gadafi, en Libia o más recientemente aún, la renuncia de la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, después de 40 días de protestas populares lideradas por estudiantes.