Por Javier Moreno Diaz
HAVANA TIMES – En la mañana del 6 de febrero, una noticia heló la sangre de muchos cubanos dignos. En la prisión de máxima seguridad de Guanajay, el activista por los derechos de los artistas independientes y fundador entre otros del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara, debido a las constantes arbitrariedades de la seguridad del estado, las presiones a la que son sometidos los presos políticos y como manera de protesta ante la modorra de instituciones y gobierno que no les importa verdaderamente la situación de los presos políticos, volvía a plantarse en huelga de hambre y sed.
En el perfil de Facebook de Claudia Genlui activista y compañera de Luis, quedaba de manifiesto la injusta y cruel represión a que son sometidos los que, al igual que Luis, padecen de condenas arbitrarias desde el 11/7, día en que toda Cuba sacudió las entrañas de la dictadura y con gritos de Patria y Vida miles de manifestantes dejaron claro que no se aguanta una más, que basta de mentiras y estrategias para tener al pueblo dormido.
También se supo que a Luis se le había denegado la solicitud de libertad condicional a la que tiene derecho, otro desaguacate de la dictadura, otro hecho injusto que no quedará impune.
El día 9 de febrero, Claudia desde su mismo portal de Facebook, anunció que por motivos de salud Luis Manuel había abandonado la huelga y hace un llamado para visibilizar aún más la situación de los presos políticos que injustamente están en cárceles gubernamentales de cualquier índole, ya sea de baja o máxima seguridad.
Hay que exigir a organismos internacionales la revisión de cada caso uno por uno y hacer pagar a la dictadura los prejuicios provocados, los dolores, las separaciones.
Ya son dos años desde que muchas familias cubanas se encuentran fracturadas y en la mayoría de los casos con un miembro o un conocido penando en la cárcel.
¿Hasta cuándo Canelo?
El pueblo aguanta pero no olvida, y personas como Luis Manuel hoy son bandera así como Maykel Obsorbo y tantos y tantas que se encuentran detenidos pero no silenciados.
Estos son los verdaderos líderes del pueblo, los que padecen, los que luchan y no se doblegan, los que de seguro volverán a nuestras calles más pronto que tarde y su arrojo y entereza hará de Cuba el país soñado por los próceres de la independencia, desmitificando la mascarada de seudopoliticos y demagogos.
Cuba espera, la tierra está lista.
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