Un viaje a la luna

Un kiosco habanera. Foto: Juan Suárez

Por Kay

HAVANA TIMES – Una tarde reciente, la protagonista de esta historia salió a explorar las tiendas de su barrio en busca de baterías para el control remoto de su televisor. Un Atec Panda de fabricación China, que en sus casi 20 años de uso requiere de algo más que un nuevo mando, pues casi no se ve y apenas se oye. Pero un nuevo control remoto es todo a lo que su dueña puede aspirar por ahora.

Después de recorrer algunas tiendas abarrotadas de gentes en busca de comida llegó a un kiosco donde a primera vista solo se veían ropas colgadas. Por un segundo pensó en lo inútil que resultaba hoy toda aquella parafernalia. ”Si al menos –pensó- fueran trajes espaciales que sirvieran para escapar a la luna y esperar allí que pasen estos días desagradables, sería otra cosa”, pero no, eran solo ropas colgadas semejantes a cuerpos sin almas. 

Con estos pensamientos la lunática compradora se acercó al mostrador y pregunto si tenían pilas doble A. De inmediato la “amable”, “cariñosa” y “tierna vendedora” le respondió con un severo, rotundo y desalmado NO.

Nuestra compradora huyó desconcertada. Por el camino, de regreso a su casa, pensó que quizás no era la única que necesitaba un viaje a la luna. Esto la hizo sonreír. Fue su manera de olvidar pronto el mal humor de aquella vendedora.  

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One thought on “Un viaje a la luna

  • Que refrescante y simpático post que refleja las carencias que se viven en nuestro país. El humor es un arma poderosa para enfrentar lo cotidiano, la barahúnda del sobrevivir. Te digo algo: en La Lisa hay un mercado popular de vendedores particulares que tienen disímiles artículos que no hallaras en las tiendas. Son amables porque les interesa vender su mercancía.

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