Un paso de unidad y de aliento para Nicaragua

Opositores nicaraguenses en conferencia de prensa el 7 de octubre en San Jose, Costa Rica. Foto: laprensa

Por Raúl K. Bautista

HAVANA TIMES – Varios grupos de oposición a la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua hicieron el jueves, 7 de octubre de 2021, un llamado conjunto al pueblo de Nicaragua para repudiar y desconocer la farsa electoral del 7 de noviembre y a la comunidad internacional para que declare la ilegitimidad de dicho proceso e incremente las sanciones.

Más allá del valor en sí mismo que tiene este llamado, del tamaño de la coalición o si se usan las palabras correctas para dirigirse a la comunidad internacional, esta acción es un paso importante de unidad y un soplo de esperanza para la lucha a mediano y largo plazo, cuya finalidad es sacar a Daniel Ortega y Rosario Murillo del poder para conseguir una Nicaragua libre, justa y democrática.

Principalmente, porque traza algunas pautas, líneas generales o aspectos de una estrategia conjunta de la oposición a lo interno del país, de nicaragüenses en el exilio y de la diáspora. Esta unidad en la acción responde, además, al llamado que han hecho algunos analistas políticos, intelectuales, presidentes y expresidentes, funcionarios de gobiernos extranjeros, obispos y sacerdotes en el exilio y periodistas independientes. Ellos han planteado que los nicaragüenses dentro y fuera del país deben unirse para hacer un frente común, que sería impulsado desde el exilio debido al actual nivel de represión interna que tiene encarcelados a todos los candidatos presidenciales de la oposición y a otros líderes políticos y de la sociedad civil.

Sigue pendiente la unidad opositora

Un primer paso es mostrar que los nicaragüenses podemos unirnos para cooperar con el fin de alcanzar un objetivo político común. El esfuerzo al que nos estamos refiriendo es eso, un primer paso. No porque sea la primera declaración conjunta, ha habido muchas. Ni por el tamaño del grupo, todavía es muy pequeño. Pero si tiene la intención de llegar a ser un trabajo colectivo, amplio y flexible. Una plataforma que sirva para educar y alcanzar el cambio. Es el inicio para que un grupo, integrado por diversos sectores de la oposición, trabaje colectivamente a gran escala.

Desde luego, no se va a lograr una unidad total o perfecta. Habrá grupos que prefieran seguir trabajando por su cuenta y habrá otras plataformas y coaliciones que seguirán funcionando adecuadamente. Eso está bien. Y siempre habrá voces que distraigan, que se opongan a todo, que dificulten el camino, que busquen la división y se esfuercen por desviar de su objetivo a las organizaciones e individuos responsables de liderar y de organizar, para que fracasen. Es una tarea difícil y engorrosa, aún sin tomar en cuenta a los infiltrados, los troles o uno que otro “mole” (espía oculto).

Cualquier plataforma o coalición debe consultar con los afectados o sectores involucrados. En ese sentido, fue un éxito haber logrado que el Movimiento Campesino, la Unidad Nacional Azul y Blanco, Iniciativa por el Cambio, Acción Médica del Exilio de Nicaragua, y otras organizaciones a lo interno del país que solicitaron mantenerse anónimas, suscribieran la declaración. Como también lo fue involucrar organizaciones de la diáspora, entre otras, la Nicaraguan Freedom Coalition y redes de organizaciones en Estados Unidos y en otros países.

Aunque la comunidad internacional está clara que Ortega ha tomado medidas draconianas—como arrestar arbitrariamente y mantener encarcelados a 37 líderes opositores, entre ellos candidatos a la presidencia, estudiantes, campesinos, periodistas, políticos, empresarios y renombrados jefes guerrilleros sandinistas—,algunos todavía creen que algo se puede hacer para enderezar el proceso electoral.

Proponen que el régimen Ortega-Murillo deje de arrestar opositores, libere a los presos políticos, permita que la oposición haga campaña, acceda a la observación electoral, tolere la libertad de prensa y otros llamados para evitar “los peligros de una elección amañada.” Que ilusos.

A un mes de la farsa electoral

A un mes de la culminación del proceso electoral, la declaración de la oposición, a la que hacemos referencia, da una respuesta clara y contundente: un repudio unánime y desconocimiento de esa farsa electoral. Todo el proceso, dice, debe ser declarado ilegítimo y nulo.

Ni siquiera un simulacro de elecciones puede ser válido con prisioneros políticos, tortura y tratos crueles y degradantes a los encarcelados, partidos sin personería jurídica, asesinatos de pobladores indígenas, oleadas tras oleadas de exiliados, y sin libertad de asociación, de expresión, de prensa, ni el mínimo cumplimiento de los estándares internacionales, los cuales fueron rechazados por la dictadura cuando incumplió la resolución de la Asamblea General de la OEA del 22 de octubre de 2020.

Tomando eso en consideración, la declaración conjunta solicita a los estados miembros de la OEA que, en la próxima reunión de la Asamblea General Ordinaria de la OEA, programada para el 10 de noviembre, aprueben una resolución convocando a una Asamblea General Extraordinaria sobre la ilegitimidad de las elecciones y la aplicación del artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana.

Nada gana el pueblo nicaragüense con la permanencia del régimen Ortega-Murillo en la OEA. Por lo tanto, el estado de Nicaragua debe ser expulsado del sistema interamericano. Diversas entidades del propio sistema interamericano han señalado al régimen de cometer crímenes de lesa humanidad, de quebrantar gravemente el orden democrático y de una violación perenne de los derechos humanos.

Ortega y sus carcelarios se burlan de las medidas cautelares de la OEA y de las medidas provisionales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ningún tratado, convenio o instancia regional o internacional sobre derechos humanos es respetada por Ortega, ni lo va a detener en su afán de dañar la integridad física y la dignidad de los presos políticos.  

Tampoco han cumplido adecuadamente sus funciones de investigación y supervisión de los derechos humanos, entidades de Naciones Unidas, como el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria y el Comité contra la Tortura (CAT por sus siglas en inglés). A esto es que se refiere la declaración conjunta cuando exhorta a la comunidad internacional “a ejercer presiones efectivas” para la liberación inmediata de los presos políticos.

¿Hasta donde van a llegar con sus crímenes?

Ortega y Murillo están empecinados en alcanzar los niveles de crueldad del Apartheid y de las dictaduras militares de América Latina en el siglo XX, incluyendo la dictadura somocista. Los familiares de los más recientes presos políticos, quienes fueron autorizados a ver a sus familiares por primera vez después de 60, 70, 80 y hasta más de 90 días de encarcelamiento, reportan condiciones deplorables que ponen en riesgo sus vidas y que pueden causarles daños irreparables a su salud física y mental.

De la información proveída por los familiares, podemos afirmar que el trato a los presos políticos viola más de 17 de las reglas Nelson Mandela (las Reglas Mínimas revisadas de Naciones Unidas para el Tratamiento de Reclusos), incluyendo principalmente la regla 1 (no uso de la tortura, ni otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes).  También la regla 43 (se prohíben: el aislamiento indefinido, el aislamiento prolongado, el encierro en una celda oscura o permanentemente iluminada, las penas corporales o la reducción de alimentos y agua potable, y el no permitir el contacto con sus familiares, ente otros). El trato carcelario que impone el régimen Ortega-Murillo tiene como objetivo “infligir dolor y sufrimiento” y constituyen tortura.

La declaración conjunta hace también un llamado “a incrementar las sanciones a los responsables” de la “brutal represión” y de las extensas violaciones a los derechos humanos, incluyendo las más de 328 personas asesinadas en el marco de las protestas civiles del 2018, confirmadas por la CIDH. Se solicita, además, el condicionamiento de la aprobación y desembolso de recursos financieros. Como dijo Ana Quiros en la conferencia de prensa, organismos como el BCIE han continuado financiando a la Policía y obtener financiamiento le permite al régimen continuar la represión.

Otro mensaje importante de la declaración es que insta a los estados miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), a emplazar a Ortega para que cumpla con los compromisos comunitarios de sufragios libres y democráticos, retomar los Acuerdos de Esquipulas y el irrestricto respeto a los derechos humanos. Estos estados deben ser los más interesados en consolidar la paz, la libertad, la democracia y el desarrollo en la región.

Finalmente, reafirma el compromiso de la oposición a mantener la lucha cívica y pacífica hasta lograr el restablecimiento de la libertad, la justicia y la democracia.

Esta acción conjunta de unidad “es un inicio”, “un arranque”, evidencia que “la oposición está viva”, “que estamos retomando la lucha, ya que los principales líderes están en la cárcel” o en el exilio.

Parafraseando a otro panelista, la lucha apenas comienza para lograr elecciones libres, justas, transparentes y observables. “Sabemos que Ortega está mucho más aislado que en los años ochenta y eso nos debe dar ánimo”. Por todo eso, esta declaración conjunta de la oposición es un paso hacia adelante para la unidad y estos esfuerzos tendrán que fortalecerse y avanzar a otros niveles de organización para liberar a nuestro pueblo de las garras de la dictadura, del autoritarismo y la tiranía.

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