Un fundamentalista de la izquierda despótica

Por Osmel Ramírez Álvarez

Enrique Ubieta

HAVANA TIMES  – Enrique Ubieta es un intelectual cubano al servicio de la Revolución y del Partido Comunista de Cuba. Dirige dos revistas: Cuba socialista y La calle del medio, desde donde se defiende la política oficial y el modelo político imperante en la Isla.

Claro que este señor tiene todo el derecho del mundo a tener semejantes creencias y lealtades. Si realmente cree en el comunismo marxista-leninista y en su implementación en Cuba, por supuesto que debe defenderlo. Lo malo es que Ubieta y sus iguales creen que ese derecho es exclusivo de ellos y que los que pensamos diferente no merecemos ese espacio.

El 7 de julio pasado se publicó en el periódico Granma, tomado de Cubadebate, una entrevista de José Raúl Concepción al citado intelectual, intitulada ¿Es posible unir lo mejor del capitalismo y el socialismo? En ella Urbieta arremete virulentamente contra el centrismo político y deja clara su posición lineal al sistema totalitario comunista como única vía para alcanzar las metas nacionales.

Como mi posición política es centrista no puedo menos que salirle al paso a semejantes planteamientos y vindicar nuestras ideas. Claro que hay muchos “centrismos” y muchas “terceras vías”. Sin embargo el entrevistado atribuye a Tony Blair la paternidad, y casi la exclusividad, de este último concepto, con toda intención manipuladora. Conoce bien que es un personaje despreciado en la Isla por secundar a EUA en sus guerras imperialistas justificadas con mentiras, como la de Iraq.

Hay que reconocer que la cara visible del centrismo a nivel internacional es más tendiente al liberalismo que al socialismo. Principalmente porque se cree que apostar por la democracia pluralista y representativa, y por el mercado en cualesquiera de sus formas, es ajena al socialismo.

En el escenario cubano el entrevistado nos cataloga de “contrarrevolucionarios”, por distraer a las masas y desviarlas del camino el socialismo radical, que él considera verdadero. También de “oportunistas”, porque supuestamente usamos de manera engañosa el lenguaje progresista para propiciar un retorno al capitalismo salvaje. Y de “cobardes” porque, según el intelectual oficialista, no tenemos el valor de reconocer nuestra filiación liberal y la escondemos tras una posición intermedia.

Podría ofuscarme y secundar a Ubieta en su crítica virulenta. Podría catalogarlo de “oportunista acomodado en el régimen”, de disfrazar filiación a ideas radicales ultra-fracasadas, desfasadas en el tiempo e incompatibles con la realidad y expectativas populares actuales por conveniencia. Y acusarlo de preferir el “yugo” que proporciona “paja caliente y rica y ancha avena” y no “la estrella”, que como bien dijo el Apóstol en sus visionarios versos, “ilumina y mata” y “cual un monstruo de crímenes cargado, todo el que lleva luz se queda solo”.

Pero no lo haré. Respeto al adversario por una cuestión de principios y prefiero pensar que Ubieta, como sus semejantes, son buenos cubanos que de tanto desear la justicia social se han enfermado de ideas radicales, extremistas y dañinas para la Patria. Que en momentos distintos a estos tiempos creyeron en la dictadura de izquierda y en la lucha a muerte entre las clases, (como la mayoría de nosotros, aunque muchos no lo admitan hoy), y aún no despiertan ni reaccionan, porque no comprenden la realidad actual. Prefiero pensar lo mejor de lo peor.

Soy centrista y le aseguro a Ubieta y a todos, que creo sinceramente en el capitalismo como modo de producción, pero no en el liberalismo exacerbado, ciego e invasivo. Creo en la democracia directa, plural, representativa, participativa y equilibrada entre los diferentes estratos sociales, para que sea lo más profunda y funcional posible. Y creo en el ideal socialista de justicia social y equidad como parte indispensable para el equilibrio social que necesita la institucionalidad democrática.

Creo en la necesidad de que el Estado controle (aunque no administre) los sectores más importantes de la economía, para que pueda defender los intereses de la mayoría. Creo en la economía mixta, donde toda forma productiva que funcione eficientemente tenga espacio legal y práctico para desarrollarse.

Creo en la necesidad imperiosa de un poder político, dentro de la institucionalidad democrática, donde la clase trabajadora pueda participar exclusivamente y equiparar su poder numérico frente al poder hegemónico del capital, en manos de pocos, pero muy decisores votantes. Para que la política sea sin dictaduras reales ni solapadas, sino en verdadero equilibrio social.

Hoy en casi todos los movimientos políticos de la oposición cubana se denotan ideas centristas, aunque la mayoría tienden hacia la derecha. Pero los socialistas-demócratas vemos en el centrismo un espacio de construcción de una Cuba nueva y mejor. Jamás un camuflaje para engañar al pueblo y venderles indirectamente un proyecto neoliberal con dictadura capitalista.

Así como queremos evitar el despotismo falsamente llamado “socialismo real”, pretendemos que el cambio que se produzca sea el que realmente Cuba necesita. Y que los intereses, aspiraciones y necesidades de nuestro pueblo, en todos los sentidos, sean respetados por los actores del cambio, el día que llegue. Ese es realmente nuestro derrotero.

Ubieta miente o nos desconoce. ¿Por qué será que no tienen el valor de fomentar un diálogo nacional público, por los medios de comunicación, sobre estos temas? Si se sienten tan dueños de la verdad, ¿por qué le temen tanto al debate fecundo?

Solo les recuerdo a los muchos “ubietas” que hay por ahí, que en ningún país donde el voto es libre los partidos comunistas tienen protagonismo político, a pesar de que la mayoría de los votantes son de la clase trabajadora.Sin embargo, el centrismo gana cada vez más adeptos y triunfa en las urnas, a pesar de los oportunistas que siempre existen y manchan la imagen política en todas las tendencias.

Y aun así los comunistas o socialistas radicales tienen la desfachatez de continuar llamándose “vanguardia de la clase obrera”.¿Quiénes serán los hipócritas? Les recomiendo que reflexionen al respecto.

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