Tiananmen a 35 años de la masacre
Por Javier Herrera
HAVANA TIMES – Era el día 5 de junio de 1989 y un hombre en solitario, armado apenas con dos bolsas de compras, se plantó delante de toda una columna de tanques de guerra T59, del Ejército de la República Popular de China. Con gesto resuelto les hacía la universal señal de detenerse con la mano en alto. Luego de que el artefacto de guerra no pudiera sortearlo y se detuviese la mortal columna, el hombre se subió en el blindado que encabezaba la marcha y conversó con uno de los tripulantes. Pronto agentes de civil detuvieron al valiente y se lo llevaron quién sabe a dónde y hasta el día de hoy se conoce solo por “El Hombre Tanque” o “El Rebelde Desconocido” como lo bautizara la prestigiosa revista Time, a la par de incluirlo como una de las 100 personas más influyentes del siglo XX.
La imagen que encabeza el artículo fue capturada el 5 de junio de 1989 por cuatro fotógrafos desde los balcones del Hotel Beijing, a 200 metros de la plaza, siendo la más conocida la tomada por el estadounidenses Jeff Widener, para la agencia Associated Press. Widener debió esconder el carrete con las imágenes previendo enfrentar un registro policial para incautar todo el material fotográfico que pudiera servir de testimonio, tal y como le había sucedido la noche anterior con material sobre la represión a los estudiantes que se manifestaban. Luego de burlar a la policía, al final del día pudo hacer llegar las imágenes a su redacción y de esta forma el mundo se enteró de los terribles sucesos que se estaban desarrollando.
Las protestas se produjeron en el escenario de crecimiento económico producto de las políticas de liberalización económica implementadas desde fines de los años setenta por Deng Xiaoping, presidente de la República Popular China. A mediados de los años ochenta, estudiantes universitarios y otros sectores inconformes con el autoritarismo y la corrupción del comunismo chino comenzaron a reclamar libertades políticas y derechos sociales e individuales.
En 1987, el secretario general del Partido Comunista Chino, Hu Yaobang, fue obligado a dimitir por ser considerado incapaz de controlar las protestas estudiantiles. Pronto los estudiantes tomaron como bandera al líder depuesto y comenzaron una serie de huelgas de hambre y manifestaciones que fueron secundadas por amplios sectores de la población.
El punto álgido se alcanzó cuando los estudiantes, acampados en la plaza Tiananmen, a raíz de la muerte por causas naturales de Hu Yaobang, le rindieron homenaje inaugurando una estatua llamada “La diosa de la democracia” en dicha plaza justo delante de un inmenso retrato del Líder Supremo de la República Popular China Mao Zedom.
Si a algo le temen las tiranías es a los símbolos e ideales. En nombre de símbolos e ideas los hombres se entregan hasta las últimas consecuencias, se inmolan. El desafío estudiantil sobrepasó la tolerancia del régimen chino y este, enfrentando la disyuntiva de moderación y dialogo o intolerancia y represión, eligió la segunda.
En la noche del día 3 de junio comenzó la represión sin límites. Uno de los ejércitos más poderosos del mundo marchó contra estudiantes armados de piedras, cócteles molotov e ideas, con toda la rabia que exhiben los déspotas contra los pueblos insumisos. No conforme con disparar a mansalva con armas de grueso calibre usaron los tanques.
Las calles y avenidas de acceso a la plaza se convirtieron en ríos de sangre juvenil derramada por el ejército que decía protegerlos. Los estudiantes estoicos soportaron la masacre anteponiendo lo único que tenían para hacerles frente: sus cuerpos, sus vidas…
Al ver que aún no claudicaban decidieron usar los tanques. Los jóvenes acostados en la plaza, acampados en carpas, recibieron el embate de tanques que avanzaban impertérritos sobre los cuerpos de las víctimas. Quienes intentaban huir eran alcanzados por la metralla dispersada por el bombardeo sobre la estatua a la democracia.
Grandes esfuerzos tuvo que realizar la dirigencia estudiantil para disuadirlos del inútil sacrificio. Los intentos de pactar con el régimen resultaron infructuosos. Solo quedaba morir o escapar. Después de ríos de sangre los estudiantes eligieron vivir. La persecución se volvió implacable cazando lideres y manifestantes reconocidos.
La cantidad de víctimas quizás jamás sea conocida con exactitud. De borrar los registros se ha encargado el totalitarismo chino. Según el gobierno de La República Popular China apenas fueron 241 víctimas mortales entre manifestantes y militares. Según otras fuentes las cifras se sitúan sobre los 4.000 y podrían alcanzar la espeluznante cantidad de 10.000, sin contar heridos.
En palabras de la líder estudiantil, exiliada en los Estados Unidos de América, Chai Ling, líder del movimiento estudiantil a favor de la democracia en Pekín, conocida como comandante general del cuartel general de Tiananmén:
“A las 10 p.m, la Universidad de la Democracia de la plaza de Tiananmen fue oficialmente inaugurada. El Vice comandante general Zhang Boli fue nombrado presidente. La gente nos felicitaba por el establecimiento de la Universidad de la Democracia. El cuartel general empezó entonces a recibir mensajes de emergencia continuamente. La tensión crecía…
En la calle Changan, la sangre corría como un río…
Los soldados del 27° ejército usaban tanques, armas de asalto y bayonetas (el momento de los gases lacrimógenos ya había pasado) contra personas que solo habían gritado una consigna o habían lanzado un único ladrillo…
Los pechos de todos los muertos estaban empapados en sangre. Nuestros compañeros de clase corrieron al cuartel general con sangre en las manos, pechos y piernas…
Después de las 10:00 p.m. del 3 de junio, el cuartel general pidió calma…
Los estudiantes nos sentamos en la plaza en silencio, acostados a la espera del sacrificio. En este momento, desde los megáfonos de la tienda del cuartel general y los altavoces del exterior se oía la canción “Los descendientes del Dragón”…
En la mañana del 4 de junio, el cuartel general decidió movilizar a los estudiantes, estos eran reacios a salir. La primera línea era la más firme y los que iban detrás pensaban mantenerse en silencio aun cuando la primera línea de estudiantes fuera atacada y asesinada…
Los estudiantes cantaban “La Internacional” … y fueron a negociar con el ejército y le dijeron: ”Nos retiraremos de la plaza, pero esperamos que nos garanticen la seguridad de los estudiantes. Nos retiraremos pacíficamente”…
Pero los soldados con cascos de combate y ametralladoras se precipitaron hacia la plataforma del monumento…
Estaban disparando hacia el monumento. El resto de los estudiantes comenzaron a retirarse. Algunos pensaban que las tropas solo los arrestarían, pero los tanques comenzaron a pasar sobre los estudiantes que yacían en tiendas de campaña. Posteriormente, las tropas rociaban con gasolina los cuerpos convirtiéndolos en antorchas…
El símbolo del movimiento pro democrático, la diosa de la democracia, fue derribado por una columna de tanques…
Algunos dicen que murieron más de doscientos estudiantes; otros dicen que han muerto cuatro mil en la plaza. Hasta ahora, todavía no sé el número exacto…
Los estudiantes queríamos regresar a la plaza para protestar por tal brutalidad, pero los ciudadanos nos disuadieron de ello…
Cuando las últimas filas de estudiantes que se habían retirado de la plaza de Tiananmen llegaron a la Universidad de Pekín, esto marcó el final forzoso de nuestro movimiento…
Más tarde supimos que a las 10:00 de la noche del 3 de junio, Li Peng (primer ministro de la República Popular China) había dado tres órdenes:
1) Las fuerzas armadas podían abrir fuego.
2) los vehículos militares debían entrar en la ciudad a toda velocidad y recuperar la plaza antes del amanecer del 4 de junio.
3) Los organizadores y lideres del movimiento debían ser asesinados, sin excepción”.
Las secuelas
La represión duró meses, años y llega hasta hoy 2024. A 35 años del criminal evento muchos de los participantes de la manifestación han sido encarcelados durante los días cercanos al aniversario. Especial represión ha sufrido el movimiento Madres de las víctimas de la masacre de Tiananmen. Los que no han podido escapar al exilio aún sufren la vigilancia, detención y amenaza de los órganos de inteligencia y policía chinos.
A pesar de que la alta dirigencia del Partido Comunista Chino impone un silencio ensordecedor sobre los sucesos, silencio compartido por el resto de los países gobernados por partidos comunistas o totalitarios de izquierda como Cuba, Venezuela o Nicaragua, la historia está ahí y los señala como criminales.
Como dijera Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”…
El pueblo chino y todos los que viven bajo la bota de una dictadura, un día, serán libres y honrarán a los mártires de la libertad, como lo hace hoy el mundo libre con los caídos hace más de tres décadas en la tristemente histórica Plaza de Tiananmen.