Se ve oscura la economía hogareña
Rosa Martinez
HAVANA TIMES, 2 nov. — La terrible noticia me la dio Magdalena, una compañera de trabajo que al igual que yo llegó ese día temprano, pues tenía primer turno de clases.
“¿Ya sabes la última, Rosi?”, me dijo riendo.
“No, ¿Qué pasó?,” pregunté expectante.
“Subió de nuevo el costo de la corriente,” susurró.
“¿Qué?”, quedé atónita. Aquello era una broma de muy mal gusto. “Magdalena, no juegues así, que no tiene gracia”, le dije muy seria.
“No es broma, lo escuché tempranito en la radio”, dijo.
No podía creer aquello. Llevaba dos meses quejándome en la Empresa Eléctrica porque me estaban reportando consumos muy elevados, con los que no estaba de acuerdo, y ahora esto.
En la casa he duplicado todas las medidas de ahorro, vivimos prácticamente a oscuras, lavo y plancho cada quince días, y cuando se acumula mucha ropa lavo algunas manualmente, descongelo el refrigerador cada 5 días religiosamente, solo uso la hornilla eléctrica cuando no me queda más alternativa, ya no sé qué inventar para ahorrar, cuando creía que tenía la guerra vencida, me vienen con la nueva.
Si tengo que pagar más de 200 pesos de corriente, creo que retrocederé a la Edad Media, no más TV, no más refrigerador, cero DVD, nos alumbraremos con velas o mechones y cocinaremos con leña o carbón, pero pagar 300 pesos, ¡jamás!
Es verdad que la nota emitida por el periódico Granma dice que la nueva tarifa tiene como objetivo fomentar el ahorro y el uso racionalizado de la corriente eléctrica en las casas que consumen más de 300 kilovatios/hora mensuales, es decir solo un 5,6 por ciento de la población, aunque creo que deben ser más de un 5,6.
Soy testigo de la cantidad de consumidores que van diariamente a las oficinas de la Empresa Eléctrica a quejarse por los reportes de elevados consumos, creyendo que sus contadores tienen algún desperfecto técnico o que hay problemas en las líneas, hay hasta quienes creen que algún vecino les roba corriente o el técnico lee mal el contador, intencionalmente, pero no saben cómo demostrarlo.
Lo cierto es que la mayoría opina que es injusto el costo de la corriente actual. Se imaginan a un trabajador que solo cobra 400 pesos y debe pagar 120 pesos o más, por ese concepto.
La última edición de un periódico local publicó un trabajo relacionado con casos de personas pícaras que hacen miles de inventos para consumir electricidad sin tener que pagar. No apruebo este tipo de trastadas, pero debe haber entre los casos citados, alguna persona que se vio obligada a cometer estas fechorías para poder subsistir.
Lo digo porque para los que están acostumbrados al aire acondicionado resulta fastidioso prescindir de este, pero se puede hacer. Cuba es un eterno verano, pero se puede también eliminar los ventiladores en horarios que no sean de sueño; se pueden apagar la mayoría de las luces de las casas; pero sin comer nadie puede vivir, y resulta que ahora todos los equipos, ollas, cocinas, con los que preparamos nuestros alimentos son eléctricos.
Aunque las madres trabajadores cocinemos temprano en la mañana, evitando los horarios pico, momentos en los que la demanda es mayor a nivel nacional, aunque se tomen otras alternativas, no hay más remedio que usar los equipos eléctricos que bondadosamente nos entregó nuestro Estado, el mismo que parece no se percató de que esto desencadenaría un mayor consumo eléctrico en todo el país.
Por supuesto, debe seguirse fomentado el ahorro en nuestras casas, no solo de electricidad, sino de todos los recursos posibles, pero no creo que subir la tarifa, sea la solución.
Si con la actual los que dependemos de un salario promedio de 350 pesos tenemos que hacer malabares para resolver las necesidades más elementales, no quiero imaginar qué sucederá ahora con ese 5,6 por ciento que se verá afectado, solo espero no entrar, ni por casualidad, en ese grupo.