Rusia-Cuba, ¿cómo los viejos tiempos?

Por Aurelio Pedroso  (Progreso Semanal)

Vladirmi Putín y Raúl Castro

HAVANA TIMES – El metafórico titular demuestra en el sentido más práctico posible que la vida da demasiadas vueltas y que las piedras rodando se encuentran. De la noche a la mañana tendremos que dejar en reposo al idioma inglés, ese de Donald Trump, y desempolvar los manuales de ruso si es que aún existen y no fueron camino de la hoguera como en épocas medievales o a materia prima según las normas modernas.

Los rusos han regresado nuevamente a Cuba con diferente rostro al igual que ese personaje garcíamarquiano llamado Melquíades cuando después de largos años de ausencia se presentó en Macondo con una hermosa sonrisa proveniente de una dentadura postiza.

Quien haya seguido el acontecer nacional a través de nuestra prensa local se podrá percatar fácilmente de la magnitud de esta invasión económica de nuestros antiguos aliados soviéticos como ninguna otra. Demasiado interés por Cuba llama la atención si tenemos en cuenta que su posición geográfica ha sido codiciada por muchas potencias después de la llegada del Gran Almirante.

Tal vez la primera bengala lanzada al aire fue la publicación de una biografía del presidente Raúl Castro seguida de una información del Ministerio del Turismo dándonos cuenta de que crecía el turismo desde Moscú. Sus pioneros y abanderados fueron los millonarios que rentaban casas de lujo en Varadero y aunque fuese tan solo un matrimonio con dos hijos, disponían de dos o tres automóviles de prestigiosas marcas aparcados en los jardines como símbolo de ostentación. Algo más tarde, con el tiempo, llegaron los primeros “proletarios”.

Luego, como balas trazadoras en medio de la triste noche económica, que si nos iban a regalar un diamante gigantesco para la sede del Parlamento y la declaración oficial -la misma de cuanto político español aterriza en la isla-, de mostrar la disposición de acompañarnos en nuestro desarrollo económico.

Y en esa lluvia de buenas intenciones se coló un meteorito que al parecer ha sido fulminado por las autoridades cubanas antes de tocar tierra: el interés que tienen los círculos de defensa en el Kremlin de reinstalar la base de escucha electrónica de Lourdes para evaluar hasta un estornudo en la Sala Oval.

Por venir y llegar, ahí están las primeras siete locomotoras que serán destinadas a labores en la zafra azucarera y carga de mercancías, y los modernos Ladas que rodarán por carretera a la par de sus predecesores casi cincuentenarios.

Moscú, al igual que otras ciudades como Cancún en México y Panamá, se han convertido en sitios de preferencia para cubanos que van de compras que luego son revendidas en la isla. La capital rusa no exige visa y ese atractivo facilita lo que el Estado aún no ha sido capaz de hacer: suministrar recambios del gran parque automovilístico privado en toda Cuba.

Del armamento no podemos tratar. Como debiera conocerse, es defensivo y precisa modernización y cualquier renovación está empaquetada en el más estricto secreto como debe ser.

Y para terminar con broche de “abre fácil”, ahí están las históricas latas de carne rusa. Han llegado para ser distribuidas por cartilla de racionamiento. Vienen con un tintecillo italiano, pero son de vacas rusas desde la cabeza hasta la punta del rabo.

Nada, que estamos nuevamente encima de la Montaña Rusa, con sus subidas y bajadas repletas de emociones y a la espera de concluir a feliz término en tiempos que “señor” ha ocupado el sitio de “camarada”.

Brindemos por que así sea. Nada mejor que hacerlo con una vodka cubana recién aparecida en estos días en el mercado: la Legendario.

One thought on “Rusia-Cuba, ¿cómo los viejos tiempos?

  • bueno pues… Adelante proletarios…!!!!! que Cuba premiara vuestro heroismo..

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