Regla, “La Sierra Chiquita” donde nací
Miguel Arias Sánchez
HAVANA TIMES – Nací en el ultramarino pueblo de Regla, donde viví hasta que me casé. Bautizado como La Sierra Chiquita por el entonces presidente Fidel Castro, era un pueblo bonito, conservado y feliz.
¿Qué pasó luego? Basta echar una mirada al centro del poblado para tener una idea. El edificio que ocupa hoy el gobierno estuvo más de nueve meses apuntalado para repellarlo y pintarlo, según ellos. El andamio de madera se pudrió, producto de la lluvia, el sereno y el sol.
El parque Guaicanamar, de Regla, solo por citar algún ejemplo, ya no tiene guarda-parques; sus asientos de mármoles ya no existen; sus farolas están rotas y algunas oscuras. La suciedad es palpable a simple vista, pero lo más doloroso es que la estatua de Miguel Coyula, gran arquitecto reglano, está prácticamente rajada.
Las otras, como la del apóstol Martí y el pequeño monumento a los que dieron su vida en Girón, están tan sucias que la piedra, alguna vez reluciente, luce negra como la lápida donde aparecen sus nombres. Es un descuido y una falta de respeto total.
Del teatro Céspedes, ni hablar, no queda más que el esqueleto y el recuerdo de lo que significó un día para los reglanos. El Estado asigna presupuesto a los municipios para conservación y mantenimiento de sus monumentos e instituciones. ¿A dónde va a parar el del pueblo de Regla? ¿Qué fines le dan?¿Cuán miserable es la cantidad que le asignan que ni siquiera puede garantizar guarda-parques y la cochambre aflora por doquier.
Con gran tristeza tengo que admitir que La Sierra Chiquita de Fidel es hoy un vago y triste recuerdo de lo que un día fue nuestro querido pueblo reglano.