Regalo de cumpleaños para George Harrison

Por Irina Pino

George Harrison

HAVANA TIMES — Celebrar un nacimiento es un acto hermoso, aunque Shakespeare dijo: “Lloramos al nacer, por tener que entrar en este gran escenario de locos”. Si bien es cierto, que la alegría es la otra cara del llanto, y se necesitan las dos emociones, como el Yin y el Yang; por eso en este 25 de febrero, a pesar de la tristeza, quiero recordar al músico inglés, George Harrison, que cumpliría 74 años.

Su temprana muerte, nos privó de poder apreciar más de su talento, pero mi Beatle preferido tuvo una vida plena, sus innovaciones con la música hindú lo hicieron trascender espiritualmente, hizo lo que verdaderamente quería: disfrutó el tiempo de la creación, tanto como pudo; ni siquiera en su último disco Brainwashed, dejó de emplear la ironía que lo caracterizaba. También, en este disco, hay alusiones al amor y a la reflexión existencial, temas que nunca dejaron de interesarle.

George era único, y seguirá existiendo para los que lo aman; en mi libro de poesía: Mientras hago el amor con George Harrison, busco recrear una fantasía erótica, donde la música está vinculada a las emociones, todo aquel que sabe de su mundo, se dará cuenta de las pequeñas señales que están implícitas en algunos poemas.

Escribí este libro para George, aunque ya estaba adentro de su círculo mágico.

NECROFILIA

El cuerpo no deja de ser cuerpo, aun cuando cada pieza que lo conforma, flota en la mente. Hay una novena nube que agobia y conforta. Una broma que el tiempo nos gasta: puede ser una boca, una barba descuidada, unos ojos oscuros que iluminan, toman posesión en la silla o en la cama. En el balcón nos acarician sus manos: dedos largos, de músico. El rostro es más audaz, se aparece en cualquier parte de la casa, y con verdadera alevosía nos interroga, nos asedia en medio del agua que se desliza por la piel sin protección. Nunca descansa.

A veces escribo, y ya se me adelanta, las palabras forman su silueta. Desbarranca su aliento sobre mi pelo. Me derriba. La lámpara nunca se apaga: es roja desde el cielo.

UNA MUJER LE HACE EL AMOR A GEORGE HARRISON

Como en La rosa púrpura del Cairo
una mujer acariciaba
la figura de un hombre inexistente.

Veía sus dedos nerviosos
su mirada oscura
su cabello
y no podía creer
cómo alguien de otra dimensión
estuviera tan cercano
tan palpable
como una fruta caída sobre su falda.

Le oía cantar sólo para ella
–con un poco de mar en su garganta–
Podía estar largas horas horas de arena
horas empapadas
mirando aquel hombre.

Le bastaba dibujar
su delgada silueta con los labios.