Raúl Castro tiene temblando al presidente cubano Díaz Canel

Miguel Díaz Canel y Raúl Castro en un acto en la Plaza de la Revolución en 2022. Foto: Prensa Latina

HAVANA TIMES – Nunca en este sitio nos hemos hecho eco de rumores, pero esta vez es tan fuerte que no podemos darle la espalda, porque fue la comidilla durante toda la semana en la calle y las redes sociales.

Evidentemente se trata de Raúl Castro, cuya salud está en entredicho. No es la primera vez que ocurre algo similar, y como las anteriores probablemente se trata de falsos rumores, pero lo que queremos analizar es lo que puede venir a continuación.

Cuando falleció su hermano Fidel se dio la noticia con celeridad, pero la situación en estos momentos es diferente, porque se sabía que a su muerte sería Raúl el encargado de tomar los hilos del país, aunque exista otra persona en la presidencia.

Sin embargo, cuando parta al otro mundo el menor de los Castro, oficialmente presidente cubano de 2008 a 2018, nadie se imagina el caos que puede reinar en Cuba.

De hecho, ya en algunos medios de prensa dieron la noticia de su fallecimiento, y como persiste el silencio oficial, todo el mundo está en ascuas. En ocasiones anteriores no ha demorado mucho la “fe de vida”, pero en esta ocasión se hace esperar, lo cual indica que si no ha muerto, al menos no está lo suficientemente saludable como para salir en cámara.

En teoría, con su partida física no pasaría nada extraordinario, porque nuestro presidente Miguel Díaz-Canel seguiría gobernando como hasta ahora, pero de eso nada, porque su mandato de “puesto a dedo” no es solo un chiste de los opositores, es una realidad porque es el criterio de Raúl y no el de quienes le rodean.

El poder real en este país lo tienen los militares, y después del General en Jefe no está claro quién manda, y esa es la principal preocupación de Díaz-Canel, y también del primer ministro Manuel Marrero, porque sin el apoyo castrense no son nadie.

Olvídense del Parlamento cubano (Asamblea Nacional en la nomenclatura local) y todas las estructuras civiles, será nuevamente de verde olivo como se dicte el futuro de esta isla cuando no esté Raúl presente.

Evidentemente algo está pasado con la salud del tirano, quien cumplió 93 años el pasado 3 de junio, y quizás como en ocasiones anteriores no llegue el desenlace fatal, pero ya la cúpula está temblando, buscando la complicidad de los generales.

Aunque ninguno de ellos tenga idea de lo que es el Producto Interno Bruto (PIB), y mucho menos de cómo controlar las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) que pululan en la economía nacional, se afilan los dientes porque saben que son dueños de los principales enclaves económicos, tanto infraestructura hotelera como empresas.

De momento, quien lanzó la duda al aire fue Juan Juan Almeida, un reconocido influencer e hijo del fallecido Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, siempre muy bien informado sobre la actualidad de la alta nomenclatura, porque mantiene lazos con fuentes cercanas al poder.

La reciente muerte de cuatro generales de alto rango en las Fuerzas Armadas de Cuba también suscita inquietudes sobre el futuro de la estructura militar del país.

El General de División Jorge Luis Guerrero Almaguer, quien se unió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias en 1960, fue uno de los últimos en partir el 16 de septiembre., pero antes murieron este mismo mes el General de División Romárico Sotomayor García, el General de Brigada Juan Israel Cervantes Tablada y el General de Brigada retirado Juan Antonio Hernández Hernández.

Todos ellos eran considerados veteranos con influencia notable en la historia reciente de Cuba, y aunque media nación no tiene idea de quiénes eran, créanme que la alta nomenclatura sí sabe bien lo que implica su partida.

La redistribución del poder que suele ocurrir tras la muerte de un líder autocrático suele ser también traumática, especialmente cuando no hay otra figura con la misma relevancia histórica o capacidad para mantener el control absoluto, como es el caso en Cuba.

Todo el mundo sabe que el Gobierno de Díaz-Canel es endeble, porque los “pejes gordos” son los que mueven los hilos por detrás, y los que han trabajado en las últimas décadas para asegurar el futuro económico de su descendencia.

De La Habana a Santiago, en cualquier cuartel donde se pare el mandatario su autoridad está por debajo del jefe en cuestión, y para granjearse su apoyo tiene que hacer mil concesiones de todo tipo.

En estos momentos es una figura cómoda para quienes pretenden seguir reinando en la sombra, pero puede surgir una lucha interna de poder dentro del propio mando militar, y entonces las cosas se complicarían bastante.

Nadie tenga duda de que todos los lujos de los que presume Sandro Castro, el nieto del dictador, no los tienen los hijos de muchos generales, así que al hambre de poder puede despertar a alguna bestia que se sentirá más fuerte sin el nonagenario al mando.

De momento, mientras en el Noticiero Nacional de Televisión no salga un desmentido, seguirán aumentado los rumores, y seguirá temblando Díaz-Canel y más de un fantoche del Parlamento.

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