Prensa cubana: ¿Dónde están los comerciales?

El tipo de publicidad que se permite publicar a algunos medios de comunicación cubanos.

HAVANA TIMES – Cuando entró en vigor en octubre del pasado año la Ley de Comunicación Social de Cuba las mayores expectativas estaban alrededor de los anuncios comerciales, que en teoría volverían de manera asidua a los medios estatales cubanos luego de más de seis décadas.

Muy pocos medios del oficialismo (básicamente revistas destinadas al turismo internacional, la agencia Prensa Latina, el semanario Opciones perteneciente a Juventud Rebelde, la web de la Agencia Cubana de Noticias, la emisora Radio Taíno y el canal Cubavisión Internacional) tenían hasta el momento anuncios publicitarios, sobre todo de las propias empresas estatales cubanas, pero se esperaba que con la nueva Ley emprendedores privados pudieran ver sus negocios anunciados en estas plataformas.

Pues bien, han pasado más de tres meses y todavía estamos esperando los primeros comerciales de una Micro, pequeña y mediana empresa (Mypime) en cualquiera de los medios estatales nacionales.

Cuando se anunció la Ley, los voceros del régimen aseguraron que buscaba la participación ciudadana, pero eso todo el mundo sabía que no iba a ocurrir realmente, y varias instancias internacionales siguieron condenando a la dictadura durante estos meses por legalizar la censura aún más y aumentar su represión contra la libertad de expresión en Cuba.

Jamás se detuvo la campaña de acoso contra periodistas independientes, que incluye interrogatorios, ocupación de medios de trabajo, incautación arbitraria de efectivo, amenazas de procesamiento legal por «mercenarismo», compromisos de no colaborar más con medios no estatales y coacción para que dejen de publicar en sus redes sociales.

La nueva legislación -que estuvo unos cuantos años retrasándose-, lo que hizo fue reforzar el discurso oficialista en los medios de prensa del país, porque de entrada no reconocía a ninguno que no estuviera bajo la sombra del Partido Comunista de Cuba (PCC) y sus instituciones afines.

El texto incluye requisitos y prohibiciones de naturaleza política que constituyen violaciones al derecho a la libertad de expresión y que sí fueron usados inmediatamente por los oficiales de la Seguridad del Estado para amenazar y amedrentar a periodistas independientes desde su entrada en vigor.

Sin embargo, la publicidad comercial, que además sería controlada como dice la norma, sigue sin aparecer por ningún lado.

Como se explica claramente, en ningún caso los medios pueden «emplearse con el objetivo de subvertir el orden constitucional y desestabilizar el Estado socialista de derecho y justicia social; sustentar la agresión comunicacional que se desarrolla contra el país», pero lo que muchos esperaban era ver anuncios comunes y corrientes de negocios privados, y tampoco.

El Código Penal cubano castiga con prisión al autor de críticas a funcionarios estatales y en su artículo 143 establece condenas de hasta 10 años de cárcel por la recepción, el uso y la posesión de fondos provenientes del extranjero para realizar actividades de comunicación contrarias al oficialismo.

De hecho. permitir la publicidad comercial y el patrocinio en los medios de comunicación estaba condicionado por la aprobación estatal, asegurando que los ingresos no provengan de fuentes que el gobierno considere subversivas.

Según las cláusulas de la Ley, la publicidad debe ser transparente y no engañosa, respetar la identidad histórica y cultural del pueblo cubano, salvaguardar los valores de la sociedad socialista, así como promover la inclusión y los intereses nacionales.

También se prohíbe, a diferencia de muchos otros países, la interrupción de programas televisivos para reproducir un comercial, y que se incluyan estos en la programación dirigida a niños y adolescentes, noticieros y espacios informativos.

Por su parte, el Decreto 370 es utilizado para aplicar severas multas y decomisar equipos por, entre otros delitos, compartir publicaciones consideradas contrarias al régimen en redes sociales.

Otros artículos de la normativa son lo suficientemente vagos como para justificar la censura de cualquier contenido que el régimen considere inadecuado.

Permitir la publicidad en los medios nacionales iba en la dirección correcta, pero hasta ahora el tiempo ha demostrado que no están preparados ni los directivos ni los trabajadores, y no parece tampoco que sea esa la intención, porque es imposible que en más de cuatro meses en los cuales se incita a presentar proyectos publicitarios a correos, redes sociales y números de teléfono estatales ninguno sea lo suficientemente aceptable como para salir en pantalla.

Más allá del beneficio a los anunciantes, estaba también el ingreso económico que esto representa para cada medio, la mayoría de los cuales agonizan por falta de recursos y tecnología de punta, sin mencionar el transporte y los salarios, presupuestados por el Estado y consecuentemente afectados por la crisis económica nacional.

Si bien los actores económicos no estatales como las Mipymes no podrán crear y gestionar sus propios medios, sí se esperaba que hicieran uso de los oficialistas para promocionar sus productos.

Las publicaciones autodenominadas independientes, la mayoría digitales, que sí tienen publicidad en sus páginas siguen sin respaldo legal en el país y se mantienen prohibidas ante la nueva Ley.

La vida sigue igual, como dice la popular canción de Julio Iglesias, y son los mismos espacios, con los mismos anuncios, los que se ven en los medios estatales de prensa, mientras que la represión lejos de disminuir, se arreció con el apoyo de la nueva legislación.

Según el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) al menos 67 violaciones de derechos se registraron durante diciembre de 2024, entre ellas 18 a periodistas o personas relacionadas con los medios. El ICLEP contabilizó 39 violaciones a la libertad de prensa y 28 a la libertad de expresión, incluidos 28 ataques, amenazas y agresiones psicológicas y nueve restricciones en el espacio digital, entre esas irregularidades.

El caso reciente más sonado fue el del director de la revista La Hora de Cuba, Henry Constantín, quien estuvo detenido del el 19 al 26 de diciembre en el llamado Vivac, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, aunque en principio lo amenazaron con trasladado a Camagüey, su ciudad de origen.

El también activista y vicepresidente regional para Cuba de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) no fue trasladado a la vista oral programada en el Tribunal Provincial de La Habana, que respondía a un recurso de Habeas Corpus presentado esa misma semana.

Su detención coincidió con la llamada Marcha del pueblo combatiente convocada por el régimen el 20 de diciembre, e hizo recordar que en septiembre de 2023 ocurrió algo parecido, cuando Constantin fue detenido mientras se celebraba en La Habana la Cumbre del Grupo de los 77 + China.

El brazo represor de la Ley de Comunicación se aplica, pero la gente se sigue preguntando: ¿Dónde están los comerciales que se incluyeron para edulcorarla?

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