Precauciones en Mayari por la Tormenta Tropical Laura

Por Osmel Ramírez Alvarez

Los sembrados de platano son los mas vulnerables a los fuertes vientos huracanados.

HAVANA TIMES – Unos llenan los tanques de agua, otros preparan mecheros de queroseno por si hay corte eléctrico; algunos podan los árboles que representan peligro para los tejados en caso de viento, mientras otros recolectan aguacates para que no se dañen en una caída estrepitosa y se puedan aprovechar luego. Lo cierto es que todo el mundo se prepara para el paso de Laura, la Tormenta Tropical que amenaza con afectar a toda Cuba, desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio.

Alexander tiene su casa con tejado de zinc, al igual que en su garaje donde parquea su auto tipo almendrón antiguo. Tras la experiencia vivida con el huracán Sandy no se quiere arriesgar y ha llevado el auto a un garaje seguro con techo de concreto. “Igualmente pasaré la noche con su esposa e hijas pequeñas en casa de mi suegra, que es más seguro”. –explicó.

Ivón por su lado, con una casa más endeble todavía, ha mudado todos sus bienes usando un tractor, para la casa de una vecina. “No puedo perder nada. Si acaso el viento es muy fuerte puedo perderlo todo y son muchos años de sacrificio para arriesgarme. Ni pensarlo. Con mi hija lo pasaré en una casa de placa (techo fundido con hormigón armado muy resistente a los huracanes)”, contó a Havana Times.

En esta etapa del año la mayor parte de las tierras agrícolas están siendo roturadas para la siembra de frío, que comienza en septiembre con el maíz y algunos tipos de frijoles. Por eso no hay tanto que perder en caso de inundaciones, como sucede cuando ataca un huracán en octubre. Pero en medio de la coyuntura cualquier pérdida sería muy sentida por la población y los cultivos perennes o de ciclo largo como el plátano o la yuca si pueden ser afectados.

Poda de arboles que podrían afectar el techo de la casa.

Yo mismo tengo sembrados de plátano, tambures (plátano burro) y guineos (plátano fruta) en mi patio y una pequeña parcela aledaña a la casa. De perderlos por el viento sería muy lamentable, porque siempre tras un huracán o tormenta tropical le sigue una escasez tremenda de viandas por varios meses. Cosa que ya existe en gran medida por el desabastecimiento de arroz en los mercados y se puede agravar mucho más.

Lo más lamentable sería perder los aguacates. Y de recogerlos sería similar. Podrían durar en las matas hasta un mes o más, pero con el viento estaríamos obligados a consumirlos o venderlos en menos de una semana.

En Cuba, que no es un país con un mercado normal, las frutas y ensaladas solo se cosechan por estación. Fuera de su época natural simplemente no hay. Yo decidí arriesgarme a ver si algunos resisten el viento y que sea lo más leve posible.

Aunque Laura no es un fenómenos meteorológico de los más fuertes, nadie quiere esta vez subestimar a las fuerzas de la naturaleza. Todavía está en la mente de las personas la sorpresa que nos dio Sandy en 2012. Aquel huracán parecía poca cosa y pensábamos que se debilitaría aún más en las montañas de la Sierra Maestra, pero pasó lo contrario y arrasó, cogiendo a todos confiados en casa. Por eso hay que precaver.

Mayarí, como todo el oriente cubano se haya en fase de alarma ciclónica desde las 10 de la mañana de este domingo 23 de agosto. Las autoridades han informado por la radio municipal algunas acciones de evacuación general, como “el regreso a sus hogares de poco más de 200 niños, que disfrutaban del periodo vacacional en la Isla de los niños ubicada en Cayo Saetía”.

Lo que, a pesar de la preocupación por la tormenta, no ha dejado de generar desconcierto entre las personas por la interrogante de cómo esos niños clasificaron para disfrutar de ese plan vacacional, que es comúnmente asignado por la dirección de educación con carácter de premio por la emulación. Porque el curso escolar ni siquiera ha concluido.

También se ha informado de “el regreso de los 62 campistas que estaban alojados en la base del Río Cabonico y 44 turistas nacionales que se encontraban disfrutando en la Villa Pinares de Mayarí”, en las montañas homónimas. En pocas horas estaremos quietecitos en el lugar más seguro a nuestro alcance, esperando que el embate no nos deje más miseria y calamidades de las que tenemos.

Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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