¿Por qué tanto alboroto?

Kabir Vega Castellanos

Kabir

HAVANA TIMES — Hace ya veinte días que no me dejan entrar a mi preuniversitario. Estoy en correctas condiciones físicas y mentales, deseo asistir a clases, terminar mi doce grado y desarrollarme profesionalmente.

Un amigo mío también está pasando por lo mismo que yo. El primer día de clases, esperamos fuera de la escuela junto al resto de los alumnos.  Nos mandan a subir a las aulas, atravesamos la entrada principal (la primera cerca) pero cuando tratamos de pasar la segunda, la directora y la vice-directora nos cortan el paso. Dicen que no podemos entrar hasta que estemos “pelados”.

No sabemos ni dónde está nuestra aula, se negaron a darnos los libros para estudiar por nuestra cuenta. Preguntamos por qué y nos responden que la nueva resolución exige que los estudiantes estén “correctamente pelados y afeitados”.

No importa si la razón de tener el pelo largo es una creencia religiosa, es la imagen con que te identificas, te da seguridad… Las hembras sí pueden tener el pelo como les gusta.

Mi amigo y yo asistimos día tras día, y día tras día somos detenidos y expulsados. La explicación es siempre la misma: el reglamento escolar hay que cumplirlo al pie de la letra.

El jueves 11 de Octubre, salimos más temprano que de costumbre. Como estaba oscuro no veíamos el cielo e ignorábamos que estaba nublado. Por el camino empezó a lloviznar pero cerca de la escuela la llovizna se convirtió en un torrente.

Tampoco esa vez nos dejaron pasar. La directora nos gritó que nos fuéramos y cuando le mencionamos la lluvia dijo que ella no tenía la culpa de que insistiésemos en ir a la escuela aunque nunca nos dejaban entrar, yo le respondí: Vengo a la escuela porque es mi deber y ella contestó: Hasta que no cumplas con tu otro deber (el de cortarte el pelo) no podrás entrar.

El regreso a casa no fue fácil, Alamar está mal diseñado, el sistema de alcantarillados es terrible y los declives son potenciales acumuladores de agua, las calles parecían pantanos.

Según hemos sabido, el reglamento escolar viola la constitución. Pero no es esto lo que más me molesta. Lo que me indigna y me desespera es que en toda mi vida escolar he visto cómo priorizan cosas sin importancia.

Cuando yo estaba en la secundaria, idealizaba el pre-universitario y estaba seguro de que sería un gran cambio. Pero me equivoqué, en mi propia aula hay alumnos que no dominan conocimientos de la primaria.

Durante toda esta guerra por nuestros “pelos largos” amenazaron a un profesor de Química con expulsarlo de educación si no se pelaba aunque él no está restringido por ningún uniforme. Sin embargo en mi secundaria, mi propio profesor de ciencias exactas era un alcohólico que golpeó en la cara a dos alumnos y sólo lo suspendieron por unos meses.

Creo que hay cosas realmente importantes que se ignoran. Estoy harto de tanta hipocresía, nos atamos bajo reglamentos que imponen un ideal sin sentido que ni siquiera aprecia la mayoría de la gente. Nuestra revolución la hicieron guerrilleros de pelo largo y exuberante barba.

No entiendo, tal vez no soy consciente de todo, sé lo mucho que necesito el doce grado y sé que esta situación me afecta mucho.

Ya tengo acumuladas 16 ausencias involuntarias. Nos han dicho que a las 30 ausencias seguidas pueden darnos de baja en el preuniversitario.

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