Pacientes de cáncer corren peligro en Cuba

Lynn Cruz

HAVANA TIMES – Acabo de hablar con Omara Ruiz Urquiola, con quien tengo una amistad profunda que surgió a partir del encarcelamiento injusto de su hermano Ariel, condenado a un año por un delito fabricado de desacato, del cual solo cumplió un mes, debido a una huelga de hambre y sed que protagonizó y que condujo a que personalidades de la Cultura como el cantautor Silvio Rodríguez, se pronunciara en nombre de su libertad.

La odisea de estos hermanos comenzó precisamente con el cáncer de Omara, a quien le diagnosticaron solo nueve meses de vida en julio de 2005, y que gracias a Ariel, es la sobreviviente más longeva de su tipo en Cuba.

Digo gracias a Ariel y no es una exageración, pues este científico, Doctor en Ciencias Biológicas, de manera autodidacta se especializó en el cáncer de su hermana para salvarla y lo logró.

Fue quien además organizó su operación y localizó el medicamento que es un anticuerpo monoclonal denominado trastuzumab, que se suministra cada 21 días y logra la estabilidad del paciente, quien puede vivir con esa enfermedad de la misma manera que un diabético depende de la insulina o la meformina.

Todas las investigaciones de Ariel y, como consecuencia, la sobrevivencia de Omara, los pusieron en el centro de la diana, pues el Gobierno cubano no les perdonó el hecho de desenmascarar al Sistema de Salud.

“El Estado, al parecer, se lava las manos frente a la falta de medicamentos como lo constituye la situación de abandono de los pacientes con cáncer. Probablemente le echan la culpa al embargo, y los profesionales, empleados de Salud Pública, repiten la frase de: “Abajo el bloqueo”, como si fuera un mantra, sin darse cuenta que obedeciendo ciegamente, aun sabiendo el peligro que corren los pacientes, están siendo cómplices del aniquilamiento. 

Mientras hablaba con Omara hace un rato por teléfono, ella me contaba que ayer, una vez más, en ese largo proceso, no le suministraron los medicamentos; eso quiere decir que las tumoraciones volverán a salir, o sea, Omara corre peligro.

Desde 2015 ella requiere terapia combinada que incluye el pertuzumab, también orientado por Ariel, debido a que en esa fecha se hizo notable la insuficiencia del trastuzumab como terapia única. Con la voz entrecortada por la impotencia, le pregunté si no existe una forma de conseguirlo, al menos por esta vez, pues son medicamentos costosos.

Resulta que antes de ser encarcelado, Ariel protestó públicamente por el faltante del medicamento. Cansado de escribir cartas y de ser ignorado, decidió hacer una huelga con el nombre de la medicina escrito en su bata blanca de investigador, en las puertas del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR).

El problema es que el trastuzumab y el pertuzumab se producen en Suiza y no se vende a un individuo en específico, son los estados y consorcios médicos quienes pueden asumir su adquisición, de modo que la vida de Omara y de muchos pacientes se encuentra, en estos momentos, en manos del Estado cubano, al no existir otra entidad dentro del país con autonomía para hacerlo.