Oropouche sigue creciendo en Cuba y solo vemos paños tibios
Por Francisco Acevedo
HAVANA TMES – El Oropouche, la nueva variante de enfermedad trasmitida por mosquitos, crece sin parar en Cuba, y las cifras parecen bastante superiores a lo que se reconoce oficialmente.
Ya se aceptó que el virus está en la Isla, pero las autoridades ponen paños tibios y tratan de restarle importancia al asunto, cuando medio país lo está sufriendo.
Nueve provincias (Cienfuegos, Santiago de Cuba, Matanzas, Mayabeque, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Holguín y Guantánamo) y 23 municipios están afectados actualmente según el Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Fundamentalmente en zonas suburbanas y rurales, dijo en conferencia de prensa recientemente el director nacional de Epidemiología del MINSAP, doctor Francisco Durán, aquel que todos recordarán porque era la voz oficial cuando la pandemia de Covid-19.
Lo cierto es que este padecimiento, cuyos síntomas de fiebre, dolores de cabeza, malestar general, dolores articulares y hasta vómitos y diarreas son muy parecidos al dengue, sigue ganando terreno en la nación caribeña y, según el propio Durán, en las últimas semanas se reporta un incremento de la tasa de incidencia de casos sospechosos de dengue, bastante elevadas en el municipio especial Isla de la Juventud y las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo, Ciego de Ávila, Holguín y Cienfuegos.
O sea, que a la lista de nueve territorios se pueden agregan dos más (Isla de la Juventud y Camagüey), y ya tenemos 11 de las 14 provincias afectadas, es decir, casi toda Cuba.
La diferencia con el dengue es que esta nueva sintomatología dura unas 72 horas y no dos semanas como el otro, que sí puede ser mortal. También se diferencian en que el agente transmisor del dengue es el Aedes aegypti y la fiebre de Oropouche la trasmiten los del género Culex y dípteros del género Culicidae; mera cuestión técnica, porque todos están dondequiera.
Como de costumbre, Durán recomendó a todos los ciudadanos que tengan síntomas, ir al médico, pero con la escasez de medicamentos, esto sería apenas para la estadística, porque los facultativos no tienen nada que recetar.
Además, con apagones de entre 12 y 15 horas diarias en buena parte del archipiélago los mosquitos están en su salsa, aderezados con los serios problemas en la recogida de basura y la acumulación de vertederos.
Me consta que en una de esas provincias distribuyeron tanques plásticos de basura, pero como los desechos se recogen con tracción animal los tanques simplemente se convierten en auténticos focos de enfermedades porque no hay combustible para el camión que puede manipularlos. En resumen, que cuando llega el carretón recoge lo que está fuera, que se amontona porque evidentemente el tanque está lleno en par de días, pero lo otro sigue en su lugar a la espera del camión que no llega, y mientras pululan las larvas.
Si a esto se suma que por la precaria situación alimenticia los cuerpos de muchos cubanos no tienen las necesarias autodefensas y anticuerpos, entonces el panorama se complica mucho más. Como él mismo reconoce, cada persona reacciona de manera diferente, y el cubano de a pie no va a soportar lo mismo que alguien que desayuna leche todos los días, almuerza pollo y cena res, con todos sus acompañantes.
Además, aunque en el Noticiero Nacional de Televisión no se diga, en el barrio donde vivo actualmente, por ejemplo, no se fumiga hace más de dos años, y estoy hablando de La Habana, que está priorizada y no aparece en la lista de territorios afectados.
Se hizo público que el equipo de béisbol de Industriales, el más famoso del país, sufrió el virus poco antes de la conclusión de la fase regular de la Serie Nacional, mientras estaba de gira por el Oriente cubano y, de acuerdo con su director, Guillermo Carmona, las secuelas se mantuvieron en sus jugadores durante más de una semana.
Evidentemente, nuestro entrañable Miguel Díaz-Canel no lo padecerá, ni tampoco su mano derecha, Manuel Marrero, pero en cualquier momento despertaremos con la noticia de que está en la capital, algo que se niega de momento.
Personas que conozco personalmente, pero en otras provincias, han sufrido los fuertes efectos de la enfermedad y, para tratarlos, han tenido que apelar a medicamentos almacenados de antaño porque no hay nada en las Farmacias para hacerle frente al virus.
No sé si se va a autorizar a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMES) a que comiencen a importar medicamentos, porque hasta ahora solamente en el mercado negro se encuentran. Políticamente sería reconocer el fracaso de la producción nacional, pero puede aliviar a algunas personas y “legalizar” lo que de manera bastante abierta se comercializa por Internet de manera individual.
La tranquilidad con la que se está tratando el tema asusta un poco, porque del Oropouche al dengue lo que hay es una delgada línea, y las mismas circunstancias que favorecen el incremento de una lo hacen con la otra.
Como conté antes, en los últimos dos años la campaña antivectores se limita a que vayan a tu casa, te pidan el papel donde se anotan las visitas y te sumen una más. Nada de fumigación para eliminar los posibles focos.
Ante esta realidad, no es de extrañar que sigan en alza los casos, y dentro de poco no queden provincias “inmunes”, pero bueno, como no es mortal, no se lo tomarán tan en serio.
Solo quisiera que el dengue se mantuviera en los registros actuales, porque entonces sí estaríamos al borde de otra pandemia, por las críticas condiciones higiénico-sanitarias que nos rodean. Dios nos coja confesados.