Nuevas propuestas para el despegue de la economía cubana

Por Alejandro Langape

La Mesa Redonda

HAVANA TIMES – Hace meses leía en un medio independiente (esos que el oficialismo acusa de ser viles mercenarios al servicio del imperio por mostrar otras aristas de la sociedad cubana) las opiniones de un economista sobre un fenómeno en auge en nuestro país: la compra en el extranjero de diversos productos por personas naturales que luego revenden en Cuba esas mercancías.

No recuerdo el nombre del autor del artículo, pero sí que hablaba del dinero que dejaban en Panamá los cientos de cubanos que viajaban allí para adquirir equipos de aire acondicionado, motocicletas y otros efectos que no se comercializaban en las redes de tiendas cubanas. Estas personas revendían en Cuba esos efectos y las ganancias obtenidas financiaban nuevos viajes en un ciclo ampliamente beneficioso para hoteles, taxistas y diversos mercados panameños.

No sé si alguno de los brillantes economistas cubanos, que siguen sin lograr el despegue de un país que crece a un ritmo inferior al de Latinoamérica en su conjunto, haya leído el artículo de marras, o si sencillamente descendieron de sus ministerios a las calles para enterarse de cómo los cubanos solventaban la necesidad de estos equipos y en un raptus de lucidez se les ocurrió frenar el constante flujo de capitales en moneda dura (no sólo a Panamá y no sólo dirigido a la compra de estos productos).

Le haremos la competencia a estos importadores privados, pensaron nuestros economistas y, de paso, nos haremos con los dólares que guardan los cubanos. Surgió así un complicado mecanismo por el cual los poseedores de dólares depositarían estos en una cuenta bancaria asociada a una tarjeta con la cual podrían adquirir en tiendas habilitadas al efecto una serie de electrodomésticos que incluirían neveras, televisores, splits de aire acondicionado, entre otros efectos.

Los dólares depositados recibieron un gravamen del diez por ciento y se garantizó en los medios la presencia en los establecimientos de un suministro estable de dichos productos.

Como muchos mecanismos, esta propuesta pronto demostró sus falencias. Tiendas desabastecidas, colas interminables cuando se sacaba a la venta algún producto de alta demanda, fenómenos de corrupción, acaparamiento y reventa y, quejas de aquellos que depositaron sus dólares con la esperanza de adquirir determinados productos y nunca lo lograron. Incluso, en la página web de la Mesa Redonda aparecieron estas preocupaciones y se cuestionó la información dada al poner en marcha este mecanismo.

La semana pasada en la Mesa Redonda se hablaba de éxito, de la pronta apertura de nuevos espacios de venta, la incorporación de nuevos productos al catálogo y se reconocía el desabastecimiento (llamado eufemísticamente inestabilidad) de renglones de amplia demanda, al ser superior esta a -lo esperado.

Y quiero detenerme en este punto, mal permanente de la economía cubana: los errores de planificación, los pésimos estudios de los nichos de mercado.

Fracasos estruendosos como los de El Trigal o la escandalosa reapertura del Mercado de Cuatrocaminos han demostrado que la concentración en determinados lugares de productos de alta demanda entre la población conduce a todo tipo de fenómenos negativos y es dudoso que la nueva red de tiendas que se propone mantenga sus surtidos en un país en el que escasean en dolorosos ciclos hasta los productos imprescindibles para la vida diaria como el aceite comestible, jabón, pasta dental o papel sanitario.

También los precios de la mayoría de las ofertas, con márgenes de ganancia fabulosos para el Estado, poco estimulan a la inversión de los cubanos poseedores de divisas (la falta de opciones de competencia sería la única razón para comprar allí equipos para habilitar pequeños negocios como gimnasios, talleres de costura y otros que se beneficiarían de los nuevos equipos que el Estado importaría).

El gobierno asegura que las nuevas medidas inyectarán divisas a las arcas estateles y que se revertirían en mejoras en sectores que afrontan enormes dificultades como el transporte público, pero entre los cubanos persisten las dudas, las inconformidades por el manejo que hacen los bancos de las divisas de sus clientes y la imposibilidad de adquirir dólares en los mismos.

Alejandro Gil, viceprimer ministro y al frente de la cartera de Economía y Planificación ha asegurado que nada es improvisado en esta alternativa “para imponernos al férreo bloqueo”.

¿Podemos confiar entonces en que estas tiendas no vuelvan a verse vacías? ¿Se mantendrán los elevadísimos precios que hacen casi inaccesibles estos productos aún a los cubanos con mayor solvencia? ¿Habrà piezas de repuesto que garanticen que estos equipos no corran la suerte de los miles de ollas arroceras desechadas que se guardan en los rincones de las casa cubanas?

¿Salvarán los dólares que guarda la población a una economía golpeada por el déficit de combustible, los errores de planificación, la ineficiencia estructural y obsolescencia del equipamiento industrial? ¿La importación de equipos por personas naturales implicará el despegue definitivo de pequeños y medianos negocios al margen del directo control estatal? Pronto el tiempo dará la respuesta.

 

 

 

2 thoughts on “Nuevas propuestas para el despegue de la economía cubana

  • Me gusto su trabajo, lo que le preguntaría porque el cubano privado le dicen revendedor, cuando tu importa un producto pues vende la suma del costo y un porciento de ganancia, no tan como el estado que su ganancia es del dos ciento y más, en la mesa redonda se habló el tema y fue una enorme falta de respeto al trabajador asalariado un profesional cuantas vida laborable tiene que vivir para comprar un carro tan necesario en los tiempos modernos, el tema de la fuga de capital, si el estado nunca ha tenido capital no paga en moneda dura, también quieren quitarle el dinero a los particulares, ese dinero no es del gobierno.

  • Una estrategia que no durara porque no hay abastecimiento. Engaño para los mas necesitados, falsas esperanzas para los de abajo. Les encantan los verdes, y reniegan de donde vienen. Veremos inversiones sociales o se iran volando como pajaros.

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