Nacionalismo y lealtad: un desafío civilizatorio

Por Roberto Veiga y Lenier González

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G y Malecon. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — A raíz de la publicación de dos trabajos nuestros en el número 1/2014 de la revista Espacio Laical, referidos al tema de la oposición leal, varios académicos han reflexionado sobre nuestras consideraciones. Los intelectuales Rafael Rojas, Haroldo Dilla y Armando Chaguaceda han realizado, con respeto y civilidad, observaciones que merecen ser atendidas con el objetivo de dar continuidad y profundidad al debate, convencidos de que, más temprano que tarde, estos análisis y propuestas participarán en la conformación de la República cubana.

En este caso, los argumentos emitidos nos convocan a dialogar sobre el nacionalismo cubano como elemento eficiente para la rearticulación del consenso socio-político, y acerca de la necesidad imperiosa de un modelo democrático capaz de gestionar una Cuba próspera y soberana.

El nacionalismo revolucionario es un conjunto de valores, construcciones intelectuales y hasta cierta mística compartido por sectores amplios y significativos de la nación desde el siglo XIX hasta la actualidad.

Ha significado la integración, en el ideario personal y comunitario, de fuertes referentes relacionados con la libertad responsable, la soberanía ante la injerencia de poderes foráneos en nuestros asuntos internos, la socialización de la riqueza nacional entre las grandes mayorías, la solidaridad activa, la justicia a favor –sobre todo- de los más desfavorecidos, el acceso universal y gratuito a la educación y la salud, la vocación de universalidad, el compromiso con el bienestar regional y la integración latinoamericana, y la construcción de una democracia que se sustente en la soberanía ciudadana y en el respeto y la participación de las minorías.

Por otra parte, se hace necesario reconocer que dicho nacionalismo propugna una ciudadanía activa y empoderada, a la vez que sostiene la necesidad de un Estado capaz de materializar dichas aspiraciones, sirviendo como facilitador y garante de las mismas.

En la actualidad, es posible encontrar el compromiso con estos ideales en las filas del Partido Comunista de Cuba, en todo el espectro de la sociedad civil insular, en opositores y en grupos de la emigración cubana.

Otras posturas han existido y existen, y deben tener pleno derecho a participar, pero han de tener conciencia de que deben hacerlo con la humildad requerida, pues no son quienes han prefigurado la nación ni constituyen una mayoría significativa.

La aceptación de este núcleo de ideas y la capacidad para comprender que resulta compartida por una diversidad amplia de cubanos, podría facilitar la toma de actitudes y la construcción de marcos, capaces de constituir una democracia que incluya tendencias socialistas, libertarias, anarquistas, liberales, social-liberales, socialdemócratas, demócrata cristianas, socialcristianas y comunistas, entre otras. Este quehacer plural, para que sea posible, debe mantener como finalidad el consenso en torno a esas metas compartidas por generaciones de cubanos.

Domino en la calle.  Foto: Juan Suárez
Domino en la calle. Foto: Juan Suárez

Estas tendencias, que deben poder participar en el quehacer nacional, no serían leales si apuestan por dañar al pueblo si hiciera falta para conseguir sus propósitos políticos, si se alinean con potencias extranjeras que dañan intereses nacionales, si poseen vínculos orgánicos con instancias nacionales o foráneas encargadas de promover las transformaciones en el país mediante políticas de “cambio de régimen”, si no cuidan la soberanía ni la serenidad social, y si se proponen el aniquilamiento atroz del adversario.

Resulta insostenible el diálogo con cubanos que declaran que en Cuba debe ocurrir lo mismo que en Siria, Ucrania o Venezuela, pues este accionar irresponsable anegaría de sangre nuestra tierra, conduciría al país a una situación caótica y aseguraría un futuro de conflictividad y desestabilización.

Cualquier solución real y beneficiosa a la crisis cubana pasa por salir de las trincheras, por conjurar el escenario de guerra del contexto nacional. La construcción de un clima de normalidad para Cuba requiere de la acción sostenida y coordinada de actores responsables para el desmontaje de las estructuras de hostilidad dentro y fuera de la Isla.

Una oposición en la Isla debe ser leal a la transformación serena mediante la metodología del “pacto”, aun cuando las circunstancias actuales parecieran no favorecer esta solución. Después de largas décadas de enfrentamiento y desgaste, la historia demuestra que solo la paz y la comprensión, el diálogo y el consenso, la altura política y el compromiso nacional, pueden conducir al país hacia un presente y un futuro de estabilidad y progreso.

Por otro lado, estas esperanzas y la posibilidad de que toda la pluralidad pueda contribuir a este quehacer, deben concretarse en la Carta Magna del país. Sólo entonces la Ley fundamental gozaría de la legitimidad requerida y tendría la fuerza suficiente para convocar y ser acatada por la gran mayoría de las tendencias socio-políticas de la nación.

Recientemente hemos tratado, en un evento auspiciado por Espacio Laical, un conjunto de reformas que podríamos ir realizando en nuestra Constitución de la República para acercarnos, cada vez más, a dicho paradigma.

En tal sentido, hemos propuesto redefinir los fundamentos de una economía que desea irse abriendo, cada vez más, a la iniciativa económica en todas sus formas de propiedad; ampliar las garantías para el asociacionismo en Cuba, porque, en última instancia, la justicia del funcionamiento de cualquier modelo social descansará en el actuar responsable de una sociedad civil fuerte y exigente, culta y efectiva, heterogénea y solidaria.

También propusimos reestructurar el funcionamiento del parlamento, para hacerlo más activo y sistemático, así como modificar la manera de elegir a los diputados, para que pueda existir cierta competencia en base a las proyecciones de los candidatos, e igualmente alcanzar una interrelación intensa, ágil y positiva entre los representantes y los ciudadanos electores.

Roberto Veiga y Lenier González
Roberto Veiga y Lenier González

La agenda propone reestructurar el gobierno con el propósito de afianzar tanto el orden y la cohesión nacional, como la iniciativa necesaria para las potencialidades locales. Incluye modificar la Ley electoral, con el objetivo de reforzar la legitimidad de quienes resulten electos para ocupar los cargos de diputados y de jefe del Estado y del Gobierno.

Otros objetivos son procurar un equilibrio mayor entre las funciones legislativas, ejecutivas y judiciales; ensanchar las posibilidades para que la ciudadanía y las instituciones puedan controlar el respeto y la promoción de los preceptos constitucionales y redefinir nuestro catálogo de derechos.

Proponemos sustraer al Partido Comunista de todos los elementos que lo instituyen como un mecanismo de control y lo colocan por encima de la sociedad y del Estado; así como abrir la posibilidad para que existan agrupaciones políticas diversas, pero siempre dentro de un marco democrático que coloque realmente la soberanía en el pueblo y evite que dichas asociaciones partidistas secuestren el desempeño social.

Asumir los postulados del nacionalismo como lugar de encuentro para re-articular el consenso nacional no implica, como puede verse, abdicar de la construcción de un sistema democrático en el país.

Si bien es cierto que la conexión entre nacionalismo y marxismo-leninismo soviético trajo consigo restricciones a la práctica democrática cubana, el desafío actual nos pone ante una disyuntiva civilizatoria para la nación: exorcizar las versiones deformadas y sumar a todas las fuerzas socio-políticas a la construcción de un orden renovado.

No debemos temer al carácter hegemónico del nacionalismo cubano, y mucho menos intentar deslegitimarlo alegando que constituye una construcción ideológica. También las otras cosmovisiones sobre Cuba se fundamentan en construcciones ideológicas.

Comprendemos el deseo de que no se penalice el acceso de otros imaginarios nacionales al espacio público, pero esto será posible, únicamente, en torno al consenso sobre un núcleo mínimo de aspiraciones, y en Cuba ese núcleo lo constituye, desde el siglo XIX, el nacionalismo esbozado.

En la medida en que los otros proyectos de nación no desconozcan esta realidad, la acepten como un conjunto de aspiraciones compartidas por las grandes mayorías, y logren desplegar sus quehaceres sin negar estas coordenadas, podríamos estar facilitando, entre todos, que puedan constituirse en oposiciones legales.

Si logramos que lo anterior sea posible, y conseguimos hacer uso de un espacio público abierto a todos, podremos encontrar las vías idóneas para consensuar, además, un nuevo modelo económico, mecanismos políticos novedosos y un conjunto amplio de derechos, etcétera.

No queda dudas que el núcleo mínimo de aspiraciones mayormente compartido descansa en el nacionalismo. La historia pudo ser otra, incluso quizá en un futuro lejano sea diferente, pero hoy se encuentra ajustada a esas coordenadas. Desconocerlo no valdría de nada y podría hacernos construir castillos en el aire, que sólo nos conducirían al fracaso y a la frustración, y alejaría la solución tan anhelada y necesitada por todos los cubanos.

Pudiera parecer que nuestros enfoques sobre la sociedad y la política nacional están signados por un enfoque binario de la realidad que se aleja de las nuevas formas de concebir el accionar de la sociedad civil.

espacio-1La monumental transformación que ha tenido lugar en la sociedad cubana en las dos últimas décadas, el marcado carácter trasnacional de la misma, la despolitización creciente, y el impacto de estos fenómenos sobre los imaginarios de amplios sectores populares, hacen posible que este paradigma bipolar comience a hacer aguas.

Sin embargo, importantes segmentos nacionales, que incluyen a sujetos activos en las filas del gobierno, de la sociedad civil y de la emigración, aún sostienen una comprensión binaria de la realidad, y dado su grado de implicación en las estructuras de la política, del poder y de la creación de la opinión pública, todo parece indicar que podrían participar activamente en la edificación del futuro cubano.

Si bien resulta necesario y oportuno estar actualizados del debate teórico acerca de la sociedad civil y la politología, y compartir sus mejores postulados, existe una dimensión de la política práctica, de las dinámicas que tienen lugar en cada sociedad, que obliga a considerar de manera intensa la realidad sobre la cual se pretende influir.

Cuando optamos, desde hace ya más de una década, por gestionar una plataforma de diálogo dentro de la Isla, dejamos de ser meros espectadores de la realidad, y renunciamos a definir futuros ajustados a preferencias particulares, que muchas veces resultan imposibles. Asumimos, responsablemente, desde nuestra pequeñez y humildad, la opción de aportar con realismo a la construcción de un presente y un futuro mejor para Cuba, donde no haya lugar para nuevos vencidos.

58 thoughts on “Nacionalismo y lealtad: un desafío civilizatorio

  • El nacionalismo revolucionario es profundamente anti-cubano y enemigo de la patria porque aspira a construir la patria sin una parte fundamental de la patria: la parte de la patria que no responde al nacionalismo revolucionario.

    Por eso el nacionalismo revolucionario es anti-cubano porque es enemigo de una parte de Cuba, y a Cuba hay que quererla entera porque si uno no quiere a Cuba entera entonces tampoco quiere a Cuba.

    El nacionalismo revolucionario es enemigo de Cuba porque consagra el peor sacrilegio: la lucha de Cuba contra Cuba.

    Todo cubano patriota debería de luchar contra la Revolución y su gobierno anti-cubano.

  • Bienvenidos Roberto Linier al debate Cito: “Constituir una democracia que incluya tendencias socialistas, libertarias, anarquistas, liberales, social-liberales, socialdemócratas, demócrata cristianas, socialcristianas y comunistas”, en eso estoy totalmente de acuerdo con ustedes, voy a dejar de lado la discusión de la oposición leal, porque leyendo el presente artículo me doy cuenta que ustedes han evolucionado bastante al respecto. Para que quede bien definido mi criterio al respecto donde ustedes dicen comunistas, yo lo sustituye por PCC. Porque amigos no se puede aceptar que participen todas esas corrientes políticas en un sistema de partido único, es posible que esa sea la diferencia entre la propuesta de ustedes y la mía, digo la mía porque como he dicho en otras ocasiones me considero un electrón libre de la democracia de Cuba porque no pertenezco a ningún grupo anticastrista ni castrista. Siguiendo mi razonamiento para que esas corrientes puedan participar en un proceso político se precisa que el castrismo inicie reformas políticas que permitan la legalización de los partidos políticos de oposición y a partir de ahí ir dando pasos a través del consenso para la democratización. La actual constitución castrista permite, a mi modo ver, avanzar en este sentido teniendo en cuenta esa constitución le arroga el derecho al PCC como el rector del estado y la sociedad, incluso en esta etapa inicial los órganos judiciales castrista podrían establecer una ley sobre partidos políticos que establezca los DEBERES y derechos de los partidos, puse deberes con mayúscula porque eso podría amenizar la gran preocupación de ustedes que le da título al presente artículo, dicho en otras palabras el que no cumpla con los deberes podría ser ilegalizado. Pienso que esto es un gran desafío para todas las partes porque habría que evitar que todo ese esfuerzo derive en las primaveras árabes que se han convertido en los inviernos árabes o en una Venezuela actual que derivó en una guerra civil de baja intensidad.

  • Me parece loable el esfuerzo explicativo de los respetados editores de la Revista Espacio Laical, pero me parece que se dan por sentado muchas cosas que no son reales. Se hacen afirmaciones rotundas sobre los deseos y las preferencias ideológicas de “las mayorías” sin tener acceso a encuestas nacionales sobre las preferencias políticas, sobre el imaginario nacionalista y se extrapola un sólo imaginario el nacionalismo revolucionario, una corriente de pensamiento entre otras y se da por sentado que eso es el consenso nacional. Incluso este último en las claves de interpretación escogidas por preferencias ideológicas.
    Sin tener esas intenciones, de nuevo repetimos el afán oficial de construir una única visión de la historia y de la realidad y además imponerlas a todos los demás.
    La capacidad de escuchar al “otro” no puede sostenerse sobre la base de la exclusión y sobre todo sin poder confirmar en la práctica que lo que se propone como único imaginario político tiene consenso. En eso se parecerían más los promotores de esta visión a un nuevo partido político y no a intelectuales laicos. Ningún proyecto político puede erigirse en el representante de “las mayorías” si su visión no está contrastada con un referendo o con investigaciones de alcance nacional y de manera independiente al gobierno. Lo demás son especulaciones que no se fundamentan en el contexto real cubano.

  • “Nacionalismo revolucionario”, ¡pa su escopeta!

    El nacionalismo es una corriente decimonónica profundamente reaccionaria, origen de algunos de los peores males que sufrió la humanidad en el s.XX (guerras mundiales, guerras yugoslavas) y base ideológica de otros (fascismos varios en Europa y Latinoamérica, incluído el castrismo como variante cubana). El nacionalismo es un concepto tan obsoleto y superado por la Historia que da pena, por no decir risa o llanto, que se presente aquí como la base necesaria y única posible sobre la cual reconstruir la hoy aniquilada república cubana.

    Sobre el adjetivo “revolucionario” poco hay que decir aquí después de 55 años de “revolución”, en realidad involución acelerada en todos los órdenes.

    Los autores están en su derecho de abrazar el concepto pero necesitarán más que un artículo para convencer a la audiencia, no digamos ya al pueblo, esas “mayorías” que tan infundada como alegremente se adjudican.

    Puro pasteleo, dicho sea con todo el respeto y sin acritú.

    Los autores se sacan de la chistera una pretendida mayoría en torno a ese concepto decimonónico y profundamente reaccionario y lo presentan como la única vía factible. No me creo ni la premisa ni la tesis y el artículo no da argumentos sino más bien “verdades reveladas”

  • Ni espacio Laical, ni ningún intelectual cubano, por cubano que sea, debe asumir el papel de interprete de la nación cubana, ni de su vocero ( de eso ya estamos hartos , 55 años de ese modo de actuar…) .
    La nacionalidad no es un concepto fijo, inamovible, ligado a valores, construcciones intelectuales ni a místicas Hoy todo se mueve, es cambiante…esta mañana leía que el propio Papa Francisco afirmaba que Adán y Eva, no eran más que figuras literarias, y que el infierno , no arde,y cito “El infierno no es más que una metáfora del alma aislada, …“ Es demasiado soberbio, entonces, que alguien crea que posee toda la verdad, en ese mismo momento, se rompe la capacidad de escuchar al “otro” y se incursiona en los terrenos de “la exclusión” ( y de eso , ya también hemos tenido bastante, durante 55 años)
    Ningún ideario político, construcción intelectual, tradición(revolucionaria), o mística (nacionalista) en una Cuba futura, debe arrobarse el derecho de ser el vocero universal, eso le restará realismo y arraigo. Adjetivizar la democracia, me hace desconfiar “a priori”, igual que hablar en nombre de todos, …porque nadie, me ha preguntado lo que pienso, ni al resto, creo.

  • Creo que Marlene, Teniente Rey, Pepe Pan y Gabriel, me han quitado las palabras de la boca; AMÉN a todo lo que han expresado.

  • Me sumo a lo expresado por jorgealejandro y añado la molestia que me causa la evidente inflexibilidad que contiene la propuesta que hacen Veiga y González. No se puede negar el tono autoritario de la misma, aún cuando la revisten de un lenguaje aparentemente dispuesto al diálogo.

  • Si la democracia de una Cuba futura solo se va ha “atender las observaciones de los intelectuales’, ya estariamos empezando mal. No conozco el grado de intelectualidad de Dilla o Chaguaceda, pero si del Rafa y quiero creer que se le sonrojarian los cachetes al escuchar a alguien que diga que sus observaciones tienen mas meritos que la de los demas.

    Si estos intelectuales se adjudican el derecho a decir quienes seran los que podran participar y la manera que deben hacerlo, que en mi opinion solo debe haber civilidad, despues de ahi, a nadie se le debe requerir una actitud humilde para con los tiranos que han sido los protagonistas de la destruccion total de nuestra nacion, y en todo caso por lo poco humildes que son deben ser los primeros descalificados.

    Por lo que he leido de Rojas, se que su nivel esta super-altisimo, el reconoce, acepta y tiene en cuenta como real y valida esa falta de humildad, que algunos tenemos para con la dictadura castrista y todos sus esbirros. Al igual que Emilio Ichikawa, otro intelectual de izquierda, salido y formado como Rojas dentro del mismisimo monstruo, y a quienes nadie se atreveria a tener un careo con ellos y venirles con las teorias trasnochadas como las de un Michael Moore, o este Lebowitz ex-asesor de Chavez.

    Por lo pronto vemos que todo este proyecto de ustedes, no es mas que, proposiciones, posturas, esperanzas, posibilidades, reflexiones de intelectuales, todo con el objetivo de obtener la democracia en Cuba, me podrian explicar, Cuando, Como y Quien va hacer llegar esta agenda que propone reestructurar al gobierno actual?.

    Cual seria la postura a tomar cuando Ustedes, le hagan llegar al generalisimo raul castro, la agenda que:

    “propone reestructurar el gobierno, modificar la Ley electoral, reforzar la legitimidad de quienes resulten electos para cargos de diputados y de jefe del Estado y del Gobierno, Ademas, “sustraer al PCC como mecanismo de control que lo coloca por encima de la sociedad y del Estado; así como abrir la posibilidad para que existan agrupaciones politicas diversas.” (yo nada mas me rio, de verdad!!) , y el comandante con sus cuarenta ladrones digan que no?. Cual seria el plan B ?

  • Continuan Roberto y Lenier inventando conceptos y la entelequia misma. Primero “Oposicion leal ” y este ultimo “Nacionalismo revolucionario”. Todos con el objetivo de lograr cambios en Cuba mediante un dialogo con un gobierno totalmente sordo a las opiniones de los mandantes que es el pueblo cubano. Solo han escuchado cuando los cubanos se ponen de pie:
    – El maleconazo del 94, actos bandalicos robando en la tiendas de la calle Galiano: crearon el CUC para que todos pudiaran comprar en la tiendas en divisas
    – Reforma migratoria: Despues que Yoani fotografiara y expusiera al mundo sus mas de 20 negaciones de permiso de salida y la bochornoza carta de invitacion.
    – Aumento de salario a medicos: Despues de la huelga de hambre del Dr Jeovani y la desercion de la Dra Ramona en Brasil.

    Estoy seguro que una huelga general de todos los trabajadores en Cuba serviria para que el gobierno aumente el salario minimo para que cubra la canasta basica. Ese es el lenguaje “nacionalista revolucionario” que solo escucha la elite enquistada en el poder en Cuba.

  • No estoy para panfletos. Ya he sufrido demasiado panfletismo.

    Esto para mi es muela, trova, baba y/o blablabla.

    Busque si en todo el articulo usaron la palabra clave. La que nunca puede faltar cuando se hable de cuba, LIBERTAD. Y si, la usaron una vez pero con el adjetivo “responsible”.

    Yo no se como piensen los demas pero para mi el unico adjetivo que le sirve a LIBERTAD es PLENA.

    Lo demas muela, trova, baba y blablabla

  • De acuerdo con todos Los comentarios especialmente con Marlene, Pepe, teniente rey y Miranda.

  • Y efectivamente la LIBERTAD plena de todos los cubanos es todo lo que necesita Cuba.

  • No creo que se pueda apelar al nacionalismo , cuando es precisamente el nacionalismo uno de las cosas que hay que reconstruir en un futuro en Cuba . Por lo demas , si ya se a colocado en un pedestal el “nacionalismo revolucionario”, para que lo quieres cambiar, si ya vuestro paradigma esta en el poder desde hace 55 anos

  • Y para colmo, como ejemplo de “nacionalismo revolucionario”, me entero de que ahora va a ser el MINNINT quien va a aprobar previamente qué guiones son los que se pueden convertir en película, y cuáles no. Y hasta quien los puede filmar o no. Entonces ahora viene el especialista en baba a de cirme que sí, que en Cuba existe libertad de expresión, y que el modelo se está “reajustando”
    ¡De ñinga el caso!
    http://www.diariodecuba.com/cultura/1396557030_7968.html

  • Tienes toda la razón .

  • Gabriel:

    Pasar por alto o rechazar de plano la impronta del nacionalismo revolucionario en nuestro país es ignorar la historia de Cuba, entiendo yo. No sé si es que tu “españolidad” te hace inmune a su influjo, pero desde que comenzaron las luchas por conseguir la separación definitiva de España, han sido los sectores “nacionalista-revolucionarios” los que han llevado la voz cantante en los rumbos políticos de la Isla. Y no avizoro que eso cambie a plazo inmediato, incluso aunque el PCC iniciara mañana mismo una transición política hacia la pluralidad.

    Noto que algunos foristas tienden a vincular el concepto en exclusiva con lo ocurrido tras 1959, pero ése fue el “pan diario” e inspiración esencial de los insurgentes del 68 y del 95 en el siglo XIX. Obvio fue el carácter nacional revolucionario de la prédica y el partido martianos. Cuando se discutió la Constituyente de 1901, bajo la ocupación militar norteamericana, casi la mitad de sus diseñadores procedía de las filas revolucionarias y de marcada tendencia nacionalista, quienes debieron hacer de tripas corazón y tragarse el amor propio como cubanos, cuando les impusieron la Enmienda Platt. ¿No eran revolucionarios y nacionalistas Sanguily, Juan Gualberto Gómez, Salvador Cisneros Betacourt, entre otros? ¿No se declararon revolucionarios los que se alzaron contra el gobierno de Menocal en la Guerrita de la Chambelona de 1917? ¿No se autodenominaron revolucionarios los líderes que protagonizaron el derrocamiento de Gerardo Machado en 1933? ¿No fue en gran medida bajo el influjo revolucionario y nacionalista que se redactó la Constitución de 1940? ¿No declaró Batista revolucionario su Movimiento del 4 de Septiembre? ¿No eran “revolucionarios”, y más allá incluso, “auténticos”, los gobiernos que se sucedieron de 1944 a 1952? ¿No se declararon revolucionarias, herederas del 33, agrupaciones como el Movimiento Socialista Revolucionario (MSR), liderado por Rolando Masferrer, compartiendo denominación con sus rivales de la Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), encabezada por el malhadado Emilio Tro? ¿No lanzó Batista su golpe del 10 de marzo bajo supuestas banderas de un renacer revolucionario? Incluso después del 59, ¿No se llamó Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) el proyecto que Manuel Artime lideró en México desde 1959, con la intención de desinstalar el nuevo orden establecido en la Isla?

    En fin, que los cubanos de todas las épocas y signos ideo-políticos que han forjado la Nación cargamos como marca indeleble el emblema nacional-revolucionario. No dudo que habrá quien logre desprenderse del mismo, pero habrá que ver cuán lejos llega en su recorrido, desatendiendo un pasado tan reiterado en su capacidad de sobrevivir.

  • Isidro,

    Al hablar del nacionalismo revolucionario en Cuba me refiero al que existe ahora mismo. La paleontología no me interesa.

  • El MININT querrá asegurarse de que los guiones no “apuestan por dañar al pueblo si hiciese falta para conseguir sus objetivos políticos, si se alinean con potencias extranjeras que dañan intereses nacionales, si poseen vínculos orgánicos con instancias nacionales o foráneas encargadas de promover las transformaciones en el país mediante políticas de “cambio de régimen”, si cuidan la soberanía y la serenidad social”. Digo yo…

    ¡Gracias Fidel por el “nacionalismo revolucionario” que nos das! ¡Esta es tu casa!

  • De que dialogo con la oposicion puede hablarse cuando el gobierno la considera como “grupusculos anticubanos pagados por la C I A”

  • ¿ Quién le pone es cascabel al gato ?

  • No soy intelectual, lo que me hace sentir muy feliz, tratar de entender las cosas simples de la vida y de la misma manera expresarla es mi onda, por eso les digo mi opinión, A mi al menos ese “Nacionalismo Revolucionario” me suena tan rimbombante y estridente como muchas de sus planteamientos súper teóricos en este escrito, en el espectro político Cubano de hoy, estos dos señores de Espacio Laical consideran que sus posiciones “diferentes” dentro del amplio grupo de personas que opinamos así son las más validas, consideran que con algunos cambios negociados con el gobierno pues tendremos el país que para ellos vale pero quizás para muchos otros no, así que deben ser escuchados por los Monarcas Cubano y su partido Comunista en sus ideas de cambios y ajustes del sistema político económico vigente para afrontar el futuro, porque además en los últimos tiempos dado el hecho cierto que de alguna manera funcionan como expresión política tolerada por los Monarcas, con espacios de reunión y debate y cierto acceso a difusión de sus ideas y conceptos, pues aseguran son mayoría aunque a nadie le consta. Para mí el gobierno asume que son lo menos malo del arcoíris de opiniones políticas que estamos en desacuerdo y reconocemos una necesidad de cambio de rumbo, además de los más débiles porque mezclan religiosidad y posiciones políticas revolucionarias esto tras +50 años desprestigio e intolerancia hacia la religión católica y cualquier otro intento de doctrina que no sea el Castro Comunismo por parte del gobierno y su partido. Que me perdonen pero hasta el día de hoy con posiciones tan ridículas y poco serias el gobierno sigue asegurando su larga vida, quizás ustedes también y por eso les funciona, pero solución la solución definitiva y plural de la problemática Cubana es otra cosa.

  • Isidro, es que no hay nada que haya pasado despues de 1959 que no sea culpa de fidel castro. Eso de Nacionalismo Revolucionario fue parte de su manipulacion, mira a ver si el Chavez y el Maduro, no estan con la misma linea, de la “Revolucion Bolivariana”

    *El fue quien “emparento” todo lo que le venia bien con la palabra “revolucion”.
    *Oye, Yo he oido no a uno, ni a dos, sino a todos decir que llegaron a aborrecer a Jose Marti, ya con eso te lo digo todo, y tu lo sabes muy bien. Nada de esa historia de Cisneros Betancourt, ni del 1917, ni del 33, mucho menos del 1868, esta en la mente de los cubanos como epocas “revolucionarias”. fidelcastro se encargo de hacer enfasis en que REVOLUCION verdadera fue la de El, las otras fueron mierderas, El fue el Napoleon, el tipo le enfermo la mente a los cubanos y todo a lo que huela a revolucion lo detestan, como todo lo que tenga la palabra socialismo o izquierda, que pena el que no lo acepte como un hecho real.

  • Ehhhhh, en las artes???

    No contaron el otro dia por ahi, que despues de la represion que hubo durante la epoca de ‘los inglesitos’, se hicieron conferencias, ponencias, ensayos y finalmente una estatua a John Lennon, yo pensaba que el error habia sido enmendado, que no iba haber mas represion contra las artes.

    Ahora voy a dar otro grito de auxilio, no a nadie en especifico sino al planeta entero, yo creo que el planeta comprenderia mejor que muchos de los seres andantes que caminan sobre el.

    Por favor!!!! Cero entendimiento con estos tiranos!!!!, No sirveeen!!! No entienden nada!!!! Pa’ afuera!

  • Yo lo llamaría nacionalismo histórico cubano. Que con todos sus matices es un nacionalismo sano y los diferenciaría del patrioterismo barato y del desproporcionado heroico-nacional de ultima hora en ambos lados estrecho.

  • Al que me diga a mí que el nacionalismo revolucionario, tal como lo manipula el autor de este panfleto procastrista disfrazado es la salvación de Cuba, lo menos que obtiene como respuesta es una trompetilla que se oiga hasta en Groenlandia.

  • Si Lenier y Veiga fueran escritores yo le recomendaría contratar una compañía de marketing antes de titular sus libros. Los títulos y los términos que sirven de sombrilla a la idea central siempre les causa muchas complicaciones innecesarias.
    Ahora, lo sustancial e importante en su propuesta es la toma de posición frente al problema a resolver. Yo la llamaría una solución política negociada. Y me recuerda mucho a lo que paso en España en los últimos años del Franquismo. Todas las fuerzas políticas, sociales,económicas, religiosas, etc, se pusieron de acuerdo para una Transición hacia la Democracia. Desde los Falangistas hasta los Comunistas. Para lograr esta transición se necesito; conversaciones, intercambios, acuerdos y pactos. Lo importante no era tanto la ideología sino la conciencia que era LO MEJOR PARA EL PAÍS y la actitud para lograrlo. Aunque pareciera imposible, se logro. Y se logro a pesar de una guerra civil con casi un millón de muertos, represión y oposición de los elementos mas extremistas e inmovilista a ambos lados del espectro político.

    En Cuba, La Ley de inversión “extranjera”, es nuestro primer paso hacia una etapa de transición. No veo forma que los cubanos del exterior podamos invertir en Cuba sin que exista una actitud como la que tuvieron los Españoles en aquella época. Los nombres pueden cambiar, pero las circunstancias históricas son las misma. Y a pesar de tiempo y geografía, nos viene como anillo al dedo. Para comerciar se necesita un sentarse a la mesa a hablar, llegar a acuerdos, negociar; Pactar. Que yo sepa los cubanos no somos telepáticos. Es el primer paso de gran importancia hacia el camino de la reconciliación nacional. Es como una moneda. Tiene dos caras. Una dice Economía, la otra Política. Ya hay una cara impresa, falta la otra. Y esa es la propuesta de Espacio Laical. En mi opinión, la Historia los favorece.

  • Tony el problema de la propuesta de Espacio Laical que es excluyente porque no prevé ningún consenso entre los actores en conflicto, no voy a entrar en detalle porque muchos abordaron ese aspecto, solo sigo pensando y diciendo que la palabra de orden y el objetivo es DEMOCRACIA MULTIPARTIDISTA y no un paragua como partido único, cobijando a todas esas corriente políticas desarticuladas que enumeran Lenier y Veiga para aparentar que el castrismo hará o hizo apertura política con vista a engañar a la comunidad internacional.

  • El capital no tiene banderas, ya lo dijo Malmierca. Ese es el nuevo lema.

  • Tony:
    ¿”En ambos lados del estrecho”? No, Tony, de verdad, no quieras colgarle ese sambenito a todo el mundo. Si algo se ha hecho del lado de acá del estrecho es preservar la cubanía como no lo ha sabido hacer el castrismo amparado en un patrioterismo barato de pacotilla, que, entre otras cosas, quiso rusificar a la sociedad cubana, poniendo el noimbre de la ex URSS en la Constitución, e imponiendo hasta la lengua rusa, cosa en la que fracasó, como en tantas otras ideas desastrosas que ha tenido. Del lado de acá no se ha intentado identificar a la patria con ningún gobierno, ni decir que solo con un sistema social la patria es soberana, y los cubanos son personas como sí lo han querido hacer ver los farsantes que gobiernan Cuba. Del lado de acá se pide el fin de una tiranía como vía para que la nación salga del desastre en que está sumida.

  • tony:

    La ley de inversión extranjera, por lo menos como luce hasta ahora, no es más que abrirse de patas frente al capital extranjero, para que la tiranía reciba el flujo de dólares que le servirá para mantenerse y seguirle poniendo el pie en el cuello al pueblo. A no ser que me equivoque, el apartheid por la nacionalidad va a seguir<, y los cubanos van a asistir al espectáculo de Juan de los Palotes venido de casa del carajo forrándose, y ellos desmochando palmas, vendiendo guachipupa o abriendo, todo lo más, un restaurancito que solo es noticia en Cuba. Los extranjeros seguirán teniendo la posibilidad de hacerse millonarios invirtiendo en Cuba, pero los cubanos, no.La tiranía no puede permitir cubanos nacionaloes con poder económico porque el poder económico trae aparejado poder político, y ese no se lo quieren ceder ni a la madre que los malparió. Todo eso, por supuesto, contando con que haya gente lo suficiente idiota o lo suficientemente desalmada que quiera confiar en esos cuatreros o hacer plata a costa de la ignominia del pueblo cubano, como han hecho dos o tres gatos hasta ahora, algunos de los cuales han tenido que ir echando, y otros arrepentirse amargamente.

  • Gabriel:

    ¿Paleontología? Uhmmmm…déjame pensar…Vale ¿entonces los cubanos podemos decir que tenemos como Cromañón a Félix Varela y a José Martí como Neandertal? (Ay, cómo te delata ese arcángel ibérico a flor de piel).

    Estimado, en todo caso te faltó aclarar desde un principio que para ti sólo ha existido “nacionalismo revolucionario” en Cuba después del 59, y ahí es donde pecas – permíteme la corrección- de una ingenuidad político-histórica que mete miedo. No se corresponde con tus análisis típicos.

    Señores, si hay un país de la América que ha adquirido naturaleza de nación acunado entre ambos términos ése ha sido nuestra islita. Desde el día en que el presbítero Varela se metió en camisa de once varas ante la corte española, por solicitar la independencia para las colonias de la Nueva España y el fin de la esclavitud (tras lo cual tuvo que dar un salto que no paró hasta La Florida, pues Fernando VII lo sentenció a muerte), ya nos estaba marcando de por vida con el fierro candente nacional-revolucionario. Y como ya dije en mi comentario previo, desde entonces a hoy hemos vivido de bote en bote revolucionario ¿A qué viene ahora esa negación? ¿Miedo a los vocablos acaso?

    Si me guío por tu razonamiento, como que ya debemos prepararnos para hacer la nueva república en un laboratorio…

    Tony:

    Entiendo que cada movimiento o líder político de nuestra historia ha acomodado el mencionado binomio denominador según su óptica e intereses particulares. Pero lo que me queda claro es que en todos los casos que traje a colación Nación e “inquietud” revolucionaria (remover de algún modo las estructuras al uso), han sustentado los respectivos discursos. Es como un mal necesario que salpica la cubanidad.

    Miranda:

    Ves…ahí sí que coincidimos (entra esos cinco)…Eso que afirmas haber escuchado entre cubiches de allende el otro lado del charco, supongo, se lo he oído yo en infinidad de ocasiones a los de la otra orilla, incluidos los más revolucionarios, que conste. Ha sido tan descomunal el barraje, o mejor dicho, la avalancha de propaganda ideo-política en la Cuba actual, que la gente reacciona por sobresaturación. Y entonces ves a los cubanos, sobre todo a los más jóvenes, negando a Martí, porque de tanto mentarlo – o más bien encumbrarlo y responsabilizarlo con todo – lo han despojado de sentido. Eso por sólo citar un caso.

    Jorgealejandro:

    A ti te digo parecido que a Gabriel. ¿Vas a ignorar la historia sólo porque odias a muerte al actual Gobierno? ¿No te parece por demás algo bien latino eso de vincular la forja de un país con los constantes vericuetos del accionar violento y siempre transformador (para bien y mal, ¿ok?). Así vinimos a este mundo; no somos suizos ni noruegos. Hemos vivido de una refriega en otra. Vamos a ver cuál es la próxima…

    (Ah, cuidado con las trompetillas muy seguidas, porque a veces tienen efecto “backfire”….dice los buenos proctólogos…jaja)

  • Los cara dura tampoco camarada “revolucionario” californiano.

  • Jorgealejandro:

    No se si leíste mi comentario sobre el “agradecimiento”, ( en realidad pura guataqueria ) a las potencias extranjeras en ambos lados del estrecho. Me parece que se nos fue la musa a ambos. Preámbulos en la Constitución de la República, soldados cubanos gritando ¡Hurra!, como los rusos, etc, etc, en fin……… una vergüenza. Recuerda que yo soy de la “vieja guardia” y estoy en Miami desde 1961. A lo mejor ni habías nacido. No tengo problemas con las ayudas, vengan de quien venga, pero otra cosa es como paso en Miami en aquellos años, que casi todo el mundo cobraba un cheque de la CIA. Creo que nos estamos sacudiendo de este lastre que por mucha banderas cubanas y citas de José Marti, en el fondo todo lo que demostramos fue una no superada mentalidad neo-colonial.
    Pero no tengo que irme tantas décadas atrás. Si recuerdas, hace poco, aquí mismo cuando la discusión sobre la anexión. Cuantos comentarios oímos a favor. ¿Como se puede ser, no ya nacionalista, sino simplemente cubano con esa mentalidad?

  • Desde mi perspectiva, el problema con lo que usted propone, y en concordancia con lo dicho por Veiga y González, es el determinismo que contiene, además de la dosis de autoritarismo presente en la propuesta. ¿Con nacionalismo revolucionario todo, fuera del nacionalismo revolucionario nada? Que Martí y Varela fuesen nacionalistas no quita que otras corrientes políticas de aquella época no se ocuparan de promover lo que para ellos constituía el bien de los que vivían en la isla de Cuba. ¿Me equivovo?

  • Esopo, no tengo nada en contra de una democracia representativa. Todo lo contrario. Pero aun en España hubo una “etapa intermedia” antes de existir una democracia de ese tipo. Y aun así se discutió y dialogo mucho en el parlamento donde todavía no estaban los partidos políticos representados. Solo se habían permitido que existieran “organizaciones” políticas por Las Cortes, (parlamento Español). Lo multi-partidista vino después. Hasta la legalización del Partido Comunista fue tardía y con mucha oposición en las Cortes y en el Ejercito.
    En mi opinión, la propuesta de Espacio se concentra mas es una toma de posición y actitudes a tener que de un programa político especifico. . No creo que sean muy ambiciosos, pero no creo que sea tan excluyente como tu dices. Se busca “primero” un consenso. ¿Después?, habrá que preguntárselo a ellos. Honestamente no se.

  • Jorgealejandro:

    La ley de inversión extranjera solo luce en papel hasta ahorra. Pero no creo que sea “un cuento chino” o que el gobierno el día de mañana vaya a intervenirlas como paso a principio de la revolución. No les veo muchas ganas de volver a la situación de hace décadas. Precisamente mi mayor duda es esa “repartición” de el estado con el gran capital extranjero y que a los cubanos, tanto de dentro como del exterior nos dejen fuera del potaje. Cosa que no permitiremos bajo ninguna circunstancias.. Tiempo al tiempo. Esto esta empezando. No sacaría conclusiones tan prematuras. Como dije, hay que estar a “ojo pelao”.

  • Isidro,

    Es muy difícil manejar un auto mirando continuamente por el aparato retrovisor. Y es muy difícil encarar el futuro mirando continuamente al pasado, porque el futuro no está condicionado por el pasado, sino por el presente.

    Predecir el futuro es una ciencia muy estudiada para determinar en que empresas es mejor invertir. Porque con solo saber el futuro todos nos haríamos millonarios. Solo tendríamos que invertir en las acciones que fuesen a subir. Se han hecho análisis estadísticos intentando correlacionar los resultados empresariales de un año determinado con los de los años pasados. El resultado es que hay una correlación intensa con los resultados del año anterior; una correlación débil con los resultados de hace dos años; y una correlación casi imperceptible con los resultados de hace tres años. El efecto del pasado sobre el futuro se diluye con solo tres años.

    O, te lo pongo de otra manera. Imagínate que quieres vender una empresa a un inversor. Ese inversor te va a pedir los resultados de la auditoría financiera más reciente. No le va a interesar para nada que le presentes una auditoria de hace más de cinco años.

    El presente de Cuba es nuestra mejor orientación para determinar su futuro.

    La falacia de la impronta histórica también se aplica a los enfrentamientos deportivos. Cuando dos selecciones nacionales de fútbol se van a enfrentar, todos los comentaristas mencionan los resultados de partidos anteriores, incluyendo partidos que tuvieron lugar hace veinte años, lo cual no tiene ningún sentido ya que hace veinte años ambos equipos tenían todos los jugadores distintos.

    Por eso el “nacionalismo revolucionario” del paleolítico cubano no me interesa nada. Me interesa el que existe ahora mismo porque es el que puede marcar el futuro de Cuba.

  • Pero todo parece que hay que buscar el consenso dentro de lo que ellos definen como “nacionalismo revolucionario”, y ahí, a mi juicio, es donde radica el problema de la propuesta.

  • En el proximo articulo de esta gente , nos van a tratar de convencer que si militamos todos en el partido comunista , alcanzaremos el orgasmo universal revolucionario

  • Isidro:

    La historia me la conozco lo suficiente como para darme cuenta de cuánta manipulación hay en ponerle apellidos al nacionalismo. Y, por favor, cuando menciones la lapabra “latino”, define lo que quieres decir, porque bien polisémica puede resultar. Además, ¿De dónde sacas que los suizos y los noruegos nunca se fajaron, o se fajaron poco, como pareces dar a entender? Eso se llama “traer las cosas por los pelos”, y te deja no muy bien parado en conocmientos de historia europea.

    De lo que sí estoy más que seguro es de que el Padre Varela y Martí hubieran luchado con todas sus fueerzas contra una dictadura como la de los Castro.

    El nacionalismo no tiene apellidos: se es o no se es nacionalista. Punto

    El llevarlo a los extremos y usarlo como justificación para soguzgar a un pieblo; y justificar lo injustificable, se llama chovinismo y patrioterismo barato.

  • Una pregunta, Quienes son los que bajo ninguna circunstancia no le van a permitir al gobierno actual que dejen a los cubanos fuera del potaje?

  • Miranda:

    Yo creo que más que eso, lo que me gustaría saber es cómo lo piensan hacer

  • Tony hace muchos años participo en el debate sobre las propuestas de Espacio Laical y la cacareada “Oposición Leal” un colaborador estrecho de ellos, Arturo López Levy, tuvo la osadía de proponer en un seminario con ellos en la Habana, la creación de un parlamento con una cámara baja compuesta por miembros de las diferentes denominaciones religiosas y las organizaciones de masas castrista, que yo sarcásticamente lo denomine “parlamento confesional”, sobre la cámara alta no dio la composición pero habría de suponer que sería la alta nomenclatura castrista y otros escogidos, en ese tiempo Linier y Veiga clasificaron a la disidencia en nacionalista y anexionista, como el debate fue tan intenso ahora se apean con el “nacionalismo revolucionario” y no mencionan a los anexionista que se supone que sean los hermanos opositores de línea dura posiblemente Antúnez y su gente, las Damas de Blanco, Fariña y su gente, Marta Beatriz y su gente entre otros pregunto ¿porque hay que dejarlos fuera de cualquier proceso político hacia la democracia de Cuba¿ ¿somos o no somos¿ yo respondo somos, a pesar de ser un demócrata de izquierda.

  • Jorgealejandnro:

    Pues acude entonces al cacumen y reflexiona:

    ¿Hay en la actualidad revoluciones de cualquier color (quizás con excepción de la “verde”) en Suiza o Noruega? No, ¿cierto? ¿No se ha llegado en ambas naciones al consenso socio-político que de seguro muchos de nosotros desearíamos ver en tierras de Nuestra América? Sí, ¿verdad? Eso lo dije a simple guisa de ajemplo palmario, porque son situaciones harto reconocidas. Ahora, gira el catalejo en otra dirección: ¿Qué ves en la región al sur del Río Bravo? ¿No hay una revolución bolivariana pugnando por sobrevivir en Venezuela; no se prepara Rafael Correa a despedirse del poder tras haber instalado una revolución ciudadana en Ecuador? ¿No hay un Evo Morales empeñado en generar la primera revolución indígena victoriosa en Bolivia? A eso me refiero con el vocablo latino, porque no hay que ser pitoniso para percatarse de que en nuestras tierras falta un largo trecho para llegar a consensos políticos sólidos, y mucho menos sociales. Y le pago la luna de miel al que me diga sin equiviocarse que ya no habrá más revoluciones en estos lares.

    Perdona mi ignorancia histórica…

  • Javier:

    No afirmo que no hubiese otras corrientes tan válidas como la discutida aquí. A lo que me atengo es a la realidad de que en nuestra corta historia se han impuesto, por diversas razones, personalidades y grupos que enarbolaron como bandera de combate sus interpretaciones sobre nacionalismo revolucionario. Ni siquiera en el breve período en que una parte sustancial del pueblo cubano acudió a las urnas y eligió a sus mandatarios, estuvo ausente esta tendencia como expresión socio-política, si no predominante, al menos sí concurrente. Invito a los foristas a dilucidar por qué.

  • Bueno, Gabriel, ¿puedes afirmar a ciencia cierta que la tendencia nacional-revolucionaria no sigue teniendo un peso específico en la realidad cubana de hoy mismo, con capacidad incluso para prefigurar cualquier apertura?

    ¿Consideras que estos dos jóvenes residentes en la Isla viven abstraídos del ambiente que los rodea, como para no percatarse de cuáles son los hilos que habría que pulsar en lo inmediato y dentro de lo real posible?

    Sugerencia: Repara de vez en cuando en el espejo retrovisor, porque desde hace un tiempo traen una advertencia que reza: “Los objetos reflejados pueden estar más cerca de lo que aparentan…”

  • Me parece sumamente degradante que dos cubanos se crean con la suficiente autoridad para hablar en nombre de todos los cubanos (costumbre curiosamente similar a la del gobierno en el poder) y decidir quienes y cómo tienen derecho a decidir el futuro de nuestra patria. Como si no hubieran aprendido la lección de las últimas décadas vuelven a cometer los mismos errores del gobierno en el poder esta vez tratando a fuerza de palabra y conceptos muchas veces mal utilizados de convencernos que ellos son la Verdad, el Camino y la Patria y que nosotros fielmente debemos seguir sus ideas o seremos clasificados como “desleales” (contrarevolucionarios?) por el simple hecho de no compartir su visión de lo que nos pertenece a TODOS y a no a un puñado de académicos.

    En lo personal me resulta aun mas triste que sean dos Católicos, hijos de la misma iglesia que he amado siempre y que me enseñó, cuando en la escuela eso ya no se enseñaba, el verdadero significado de PATRIA y de CUBANO.

  • Concuerdo!!!

  • “Si” llegáramos a esa situación. Entonces se los diré. No hay porque adelantarse.

  • Asi es como tiene que ser la cosa Esopo, como es que no podrían estar incluidos los redactores de La Patria es de Todos? Podría alguien argüir que ese no fue un manifesto completamente nacionalista- revolucionario? En mi opinión de linea imperfectamente anti- castrista, a los primeros que hay que eliminar son a Ellos , que han sido los menos nacionalistas que ha tenido nuestra patria.

  • “Parlamento Confesional” (risa). Mira, cualquier paso de avance por limitado y rocanbolesco que parezca no dejaría de ser positivo, siempre y cuando vaya orientado a una mejora política y dirigido a salir del monoteísmo de estado en que estamos metidos. Yo creo que en ultima instancia esto se puede dividir y se dividirá en dos campos. Los que están a favor de llegar a una negociación con el gobierno y los que no. Y dentro del gobierno lo mismo con los que están fuera de el. En el plano político no veo democracia en Cuba mañana a las cinco de la mañana. Sera paso a paso. Entiendo tu posición. Evidentemente, el final de la película debe de ser elecciones y democracia multi-partidista como en todos los países del mundo. ( Lo único que no puedo profetizar es el tiempo que tardaremos en lograrlo ). No nos vamos a poner ahorra a re-inventar la rueda. Por muy sui géneris que seamos, tampoco somo extraterrestre.

  • Tony mucho pero mucho tiempo ante de este debate en este y otros foro vengo diciendo que la palabra de orden y el objetivo es DEMOCRACIA MULTIPARTIDISTA, mientras no se alcance e ese objetivo la estaré repitiendo, a ti, a Espacio Laical, a la Iglesia, al castrismo y al mismísimo Papa Francisco. Porque la PATRIA ES DE TODOS.

  • tony:

    Quita el condicional y abre los ojos: No es que “esa situación ” venga o no, ya te la están pasando por encima. Lo mismo hicieron con el anticódigo de trabajo y con el decreto ley que vende tierra cubana a perpetuidad o hasta 99 años a extranjeros, pero no, a cubanos. Mucha protesta de boca, pero, en la concreta, se los pasaron y nadie hizo nada salvo hacer catarsis en internet o en radio bemba.

  • Sí Isidro, el nacionalismo revolucionario es la ideología dominante del poder en Cuba, para desgracia de Cuba, porque tal como te he indicado me parece que es una ideología anti-cubana. Es una ideología que hay que superar para alcanzar la unidad de Cuba y la solidaridad de los cubanos; para alcanzar una situación en la que los cubanos sean como una gran familia que se ayuda; para llegar a un punto en el que cuando un cubano tenga dificultades, vengan otros cubanos a ayudarle sin preguntar cual es su forma de pensar.

    Sólo así se podrá alcanzar la unidad de Cuba y la solidaridad entre todos los cubanos.

    El nacionalismo revolucionario se basa en la lucha de los cubanos contra los cubanos, de Cuba contra Cuba. El nacionalismo revolucionario es una enfermedad autoinmune donde las células del cuerpo de Cuba luchan entre sí y se matan unas a otras.

    El nacionalismo revolucionario se sostiene sobre la idea de que unos cubanos tienen que aplastar a otros cubanos. Todo patriota cubano que se precie debe de luchar contra el nacionalismo revolucionario porque es anti-cubano.

  • Gabriel:

    Colijo que no tiene mucho sentido seguir este debate, pues te has empeñado en describir un país virtual, que no se me parece en nada al que habitaron mis abuelos y mis padres, quienes, a tu modo de ser, son personas pre-históricas. También te aferras a la idea de que el nacionalismo revolucionario nació con el 59. Menos puedo estar de acuerdo. Y eso no tiene nada que ver con que eventualmente convivan y fructifiquen en la Isla todas las tendencias políticas.

    Así las cosas, bien podríamos ir cambiándole la letra a esa cancioncita que los cubanos insistimos en cantar por doquier desde hace más de un siglo, y que dice: “Al combate corred bayameses, que la Patria os contempla orgullosa…” porque al menos a mí se me antoja el súmmun de la lírica revolucionaria y nacionalista… (¿qué tal sustituirla por “Al ánimo, al ánimo, la fuente se rompió…)

  • “a tu modo de ver…”

  • “Otras posturas han existido y existen, y deben tener pleno derecho a participar, pero han de tener conciencia de que deben hacerlo con la humildad requerida, pues no son quienes han prefigurado la nación ni constituyen una mayoría significativa.”

    No quería meter más el dedo pero no puedo dejar de citar la frase anterior. Me parece una muestra finísima de ironía, un destilado purísimo del artículo.

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