Miss Universo y Cuba

Una Miss Cuba seleccionada en Miami.

HAVANA TIMES – Las palabras que dan título a este artículo no pueden ser más contrapuestas, pero parece que vivirán un acercamiento.

Todo gracias a la iniciativa en Miami de querer devolver a Cuba al famoso programa Miss Universo que premia a la mujer más bella del mundo, y cuya edición de 2024 contará con una representación de la isla del Caribe el próximo 16 de noviembre en México, sede del concurso.

57 años después de que Fidel Castro prohibió la presencia de mujeres cubanas en la justa, volverá a verse la bandera de la estrella solitaria entre las participantes, y quién sabe si hasta avanza hasta las instancias decisivas.

El pasado jueves se produjo la gala para ver quién sería la representante de Cuba en el prestigioso certamen, y la ganadora fue Marianela Ancheta, quien será la primera nacida en la nación antillana en pisar esos escenarios desde 1967.

La selección no estuvo exenta de polémica, pues el popular influencer Alexander Otaola dio por adelantado el nombre de la ganadora hace más de un mes, según su opinión precisamente porque ella no quería hablar de política y porque tenía amistad con varios conocidos y poderosos del medio de la farándula.

Esta primera fase vivió varias bajas a lo largo del camino, y no todas fueron resultado de la propia competencia, sino que algunas chicas se retiraron, sin que quede claro exactamente por qué. En específico se hizo pública la denuncia de la madre de Rachel Vallori, luego que la representante de Isla de la Juventud (aunque nació en la capital) no tuvo más remedio que darse de baja, alegando problemas personales y profesionales. Insinuó que no todas eran tratadas por igual, y agregó que a su niña le hacía mucha ilusión hacerse con la corona.

Según quienes vieron esta fase miamense, parece que la falta de costumbre atentó contra la fluidez de la producción televisiva, que tuvo sus baches, pero es de cierto modo normal cuando algo comienza.

Personalmente no soy de los seguidores de este tipo de concursos, en realidad prácticamente de ninguno, pero tampoco soy su enemigo.

Creo que quien quiera competir por ser el más bello, el más inteligente o el más gordo tiene todo el derecho del mundo a hacerlo (no hace mucho fue premiada la vagina más bella de Brasil, por ejemplo), y quienes disfrutan con esos programas, felicidades.

Sin embargo, en el caso de Cuba, como puede ser en estos momentos el de Venezuela, Nicaragua, Ucrania o cualquier otro país con un contexto político convulso, se corre el riesgo de que los matices serios se adueñen del glamour, y eso es una bendición para casi todo el mundo, pero un problema para los organizadores.

Como yo y la gran mayoría de quienes leerán estas líneas pertenecemos al primer bando, pues bienvenido sea que los rostros y cuerpos más bellos vengan acompañados de inteligencia y compromiso social.

Esta es una plataforma ideal para lanzar un mensaje importante, porque la exposición mediática que tienen y tendrán estas muchachas es una oportunidad de oro para utilizarla por una causa noble.

De momento, parece que Ancheta no tiene intenciones de referirse al Gobierno del país donde nació y que abandonó a los 13 años, porque así se manifestó durante esta eliminatoria nacional, pero quizás las cosas cambian.

De hecho, en una entrevista este fin de semana en la cadena Telemundo la representante de la región central dijo que Miss Universo da una voz que sirve para abordar los problemas sociales del mundo. Veremos si esto fue apenas una frase para complacer, o de verdad está dispuesta a ir a fondo.

Evidentemente esta no es la mujer cubana real, porque la gran mayoría de las féminas en este país tienen cosas muchísimo más importantes en las cuales emplear su tiempo, aunque claro está, quisieran dedicarlo a embellecer sus cuerpos y mentes.

Por desgracia, el grueso de las jóvenes de Cuba piensan en estos momentos en salir de la isla hacia otro lugar donde no tengan que estar preocupadas por un pan de pésimas condiciones de calidad, un apagón que le tocará sí o sí en algún momento del día, la falta de agua o la dificultad para desplazarse dentro y desde sus municipios, y un largo etcétera de calamidades de la realidad actual.

Al estar esto fuera de La Habana hay menos riesgo de que se manipule como se hizo con el desfile de Chanel o el concierto de los Rolling Stones, para dar la apariencia de que todo está bien, pero si no alza la voz en esos micrófonos, Ancheta será una más.

Me atrevo a decir que si avanza en el certamen será precisamente porque muchos quieren escucharla referirse a su patria, y no porque tenga más talento que otras, preparadas con mucho más tiempo y con todo un andamiaje detrás que no tiene ella.

El hecho de haber elevado también la edad de las concursantes (ahora es libre, solo se pide que superen los 18 años, y no hasta los 28, como fue hasta 2023) es una invitación solapada a que las mujeres expresen lo que sientes, pues al ser más maduras ya tienen criterios sólidos con respecto al mundo que las rodea y no están tan sujetas a lo que les dictan los organizadores y asesores, aunque esto siempre tendrá el mayor peso.

La candidata cubana tiene 31, y por ahí andaba la mayoría de las aspirantes de la isla, que vuelve a estas pasarelas luego de casi seis décadas, y probablemente para quedarse.

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