Minifaldas mentales

Haroldo Dilla Alfonso*

El grupo musical Morabong de Corea del Norte.

HAVANA TIMES — Mi amigo Jorge Ferrer, quien desde hace años cría uno de los mejores blogs que he leído, ha colocado un post interesantísimo sobre un grupo musical femenino de Corea del Norte. Lo tituló las minifaldas de Pyongyang.

Me divertí mucho leyéndolo y viendo un video que ha insertado y que recomiendo a los lectores. El grupo norcoreano es muy afinado y las muchachas bellísimas. Yo no sé coreano, pero me imagino, por algunos gestos, que la canción está dedicada a algún líder eterno o a los soldados fronterizos, nada de lo cual es motivo de inspiración lírica.

El montaje escenográfico y coral es de hace varias décadas, pero nadie debe olvidar que nosotros vivimos en sociedades que son altas productoras de música y espectáculos y en eso —quizás solo en eso— somos muy avanzados.

El mundo asiático es otro, pero también el mundo latinoamericano fuera del Caribe, Brasil y algunas áreas selectas.

Yo, por ejemplo, cuando visito Centroamérica —excepto Panamá que es puro Caribe— y me pongo a oír música, me parece que ando viajando con una máquina del tiempo. Siempre me llama la atención cómo los ticos siguen conservando a la Flaca de Andrés Calamaro como un hit parade y cómo los nicas, después de la primera botella de Flor de Caña, entonan La cama de piedra con ojos humedecidos.

Digo esto para prevenir que algún lector enfebrecido eche la culpa del rezago musical al comunismo, y de ahí derivar la necesidad de derribar cuanto antes a los Castro, si queremos mantener a la Isla bailando. Y de paso para decir que esto no es lo más importante que noto en el video.

Lo más interesante, el principal dato que habla del hieratismo político norcoreano y de sus implicaciones para su sociedad es la exactitud de los movimientos. Observen como las lindas chicas mueven cada parte del cuerpo sincrónicamente, giran y aletean al unísono, hasta sonríen todas de una vez. Al fondo, dos violinistas hacen exactamente lo mismo. Es el orden musical perfecto, un orden que no admite caos. Como si fuera un orden castrense musicalizado.

Y aunque eso es muy asiático, propio de culturas con emperadores y letrados venerados por convicción, es también muy propio de la mitología comunista mundana en que todos éramos iguales y deberíamos hacer cada día las mismas cosas.

Como se planificó en Cuba por varios lustros, cuando la Unión Soviética era irreversible y había más banderas con hoces y martillos en la bahía de la Habana que en la Plaza Roja un primero de mayo.

Yo creo que el principal fracaso del sistema educativo postrevolucionario cubano —cuyos logros nunca se pueden obviar— no ocurrió cuando la crisis de los 90, sino antes, cuando descartó el caos, la variación y la diversidad como elementos educativos indispensables. Y la disidencia como una virtud.

De manera que nuestros niños y adolescentes eran tamizados por un esquema de socialización monótono cuya meta final era ser como el Che. En eso no había opción. Si algún niño quería ser como Stevenson, Juan Formell o simplemente como su padre, se salía del guión. Y era como si una de las chicas norcoreanas moviera súbitamente los brazos hacia la derecha, cuando las demás los alzaban.

Fue, y sigue siendo, un sistema educativo que logró niveles altos de instrucción —lo que miden la UNESCO y los concursos mundiales de matemática— pero niveles bajos de diversidad. Quedaba muy poco espacio para los otros, los que eran diferentes, para una apreciación intercultural del mundo. Y tampoco para ese don que mueve a las sociedades: la creatividad.

Fuimos educados en la idea de que lo principal ya estaba hecho —por ejemplo una revolución que se consideraba viva tras medio siglo de feroz conservadurismo—, y que lo que nos correspondía era agregar arandelas al producto, lo que se llamaba perfeccionar.

El síndrome de las chicas norcoreanas nos ha afectado tanto, que aún cuando tomamos el camino de la emigración, continuamos profesando la intolerancia y la agresividad contra los que piensan diferente. Incluso cuando declaramos que estamos por la democracia, el entendimiento y el diálogo.

Porque al final, como las chicas con minifaldas de Ferrer, solo dialogamos con los que piensan igual que nosotros, lo cual no es nada creativo, pero embalsama el alma.

Creo que me fui de tema, así que vuelvo a los orígenes: a felicitar a Jorge Ferrer por su agudeza y buen humor, y que podamos seguir oyendo el tono de la voz. Y ¿por qué no? A las lindas chicas norcoreanas con sus minifaldas de lentejuelas.
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(*) Publicado originalmente en  Cubaencuentro.com.

4 thoughts on “Minifaldas mentales

  • jaja…toda la razon te acompaña en este articulo….

  • interesante el tema este. una sociedad donde todos se respeten, donde posiciones diferentes tengan derecho a ser escuchadas, diversidad. va a llevar tiempo lograr eso aquí, después de tanta división y tanto odio sembrado.

  • LOL. Que chea estan las chinitas. Y en la Corea del Sur (y en USa) esto es lo que esta de moda.
    http://www.youtube.com/watch?v=60MQ3AG1c8o

    No creo que la monotona uniformidad nos persiga. Apasionadamente defender las ideas no es lo mismo que considerar justas leyes que prohiban la diversidad ideologica.

  • Si quieren pan y circo ya tienen Dancing with stars y sus millones de versiones caseras en cada país,prueba irrefutable de que el imperialismo yanki disemina el opio del pueblo como un virus y lo desparrama en cada país capitalista para obligar a las masas a alienarse con cada producto banal que diseña la burguesía para idiotizar a la población(igual que Big Brother y TV de paga, todos son de USA y hay tan poca libertad de expresión que cada basura que inventan allá la pasan obligadamente en todos los países capitalistas al mejor estilo de propaganda pro-yanki).Otra falacia que ya se ha oído:hace años decían que Norcorea estaba haciendose capitalista y nada de eso sucedió,no hay ni burguesía,ni propiedad privada(si quieren una elite vayan a cualquier “democracia occidental” llena de banqueros usureros y empresarios corruptos),Disney nunca estuvieron prohibidos,de hecho los estudiantes de intercambio de Rusia aprenden coreano con clásicos de Disney subtitulados,lo que se critica es la corporación Disney y al nazismo de su creador,no a los dibujitos,de hecho también son de sobra conocidos en Norcorea los videojuegos de SEGA(sobre todo Sonic)y los de CAPCOM(sobre todo Street Fighter),claro solo hay puros Arcades y no consolas caseras,pero la sociedad no está aislada del mundo como dice la prensa occidental.Y minifaldas siempre hubo,no son una novedad,existen desde hace 50 años así que ya las había desde antes,solo que la vestimenta formal de las funcionarias públicas no es con minifalda,pero las artistas sí usan minifaldas y minishorts,aunque claro que las tergiversaciones de la propaganda capitalista dicen que solo son chicas exclusivas de la “nomenklatura”,cuando en realidad hasta salen en la TV pública:http://www.youtube.com/watch?v=mL7J2_Cc7mI&feature=my_liked_videos&list=LL7gMbPrgypx4DxFxOGWxIZA

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