Mi Habana de los parqueos

Ernesto Pérez Chang

Foto: granma.cubaweb.cu

HAVANA TIMES — Si Holguín, en el oriente cubano, es la “ciudad de los parques”, La Habana pronto será la de los “parqueos”, me ha dicho en tono de broma un vecino.

Me dice, además, que con la liberación de la venta de autos, él pronostica que dentro de un par de años cada ciudadano —más allá de los ingresos mensuales—, adquiera el suyo porque los precios astronómicos no fueron pensados como un obstáculo sino como un “incentivo”.

“Hay que devolverle la fe y el optimismo al ciudadano”, pudiera intuirse de los precios exorbitantes. Creo que solo por eso es que, bien cerca de las concesionarias de autos, se han mandado a colocar carteles gigantescos donde se lee: “55 años, nuevos retos, nuevas victorias”.

Tal vez busquen alentar a los de bajos salarios, como nosotros, que nos hemos puesto a hacer cálculos demasiado pesimistas, sin tener en cuenta los milagros de la ciencia cubana en el campo de la salud.

Para quienes piensan que 55 años es demasiado tiempo, les recomiendo que lean los otros carteles que hablan sobre la esperanza de vida de los cubanos y la posibilidad de que, bajo los cuidados del sistema de salud, pronto el ser humano sobrepase los 120 años de vida, de modo que esperar 55 para adquirir un Peugeot es una bicoca.

¿Un futuro parqueo? Foto: Juan Suárez

Ya puedo imaginar por ahí, recorriendo las calles de la ciudad, algunos funcionarios, armados con megáfonos, divulgando una versión actualizada de aquella canción de Carlos Gardel: “Sentir… que es un soplo la vida, que 55 años no es nada… que los hombres mueren pero el Partido es inmortal…trala la la la”, mientras estimulan la práctica de ejercicio físicos, el bajo consumo de calorías en las dietas, el optimismo revolucionario, la sobriedad como factores para prolongar la vida que, unidos al ahorro sistemático, garantizarían la adquisición de un carro de 200 mil cuc con un salario mensual de 30 cuc. ¡Señores, más que suficiente para alguien que habrá de vivir tanto como Matusalén!

Junto con mi vecino, vaticino que, luego de la fuerte campaña de convencimiento, las ventas de autos se disparen vertiginosamente, y que se intensifique la habilitación de grandes parqueos por toda la ciudad.

No es que falten los recursos para reconstruir los centenares de edificios y ciudadelas que se derrumban a causa de las lluvias y el paso de los años, no, sino que apremia utilizar los espacios de las demoliciones para resguardar las propiedades de los ciudadanos.

Este fin de semana mi vecino y su esposa dicen que irán juntos a seleccionar un auto. Para comenzar el plan de ahorros, ya han planificado una vida bien modesta, inspirada en la más auténtica Edad de Piedra.

La esposa, que es muy buena en las matemáticas, ha estado haciendo cálculos. Todas las noches, antes de irse a dormir le recuerda con alegría: “ánimo, querido, solo tenemos que ahorrar nuestros salarios, sin tocar ni un centavo durante 8334 meses. Es decir, que si la suerte nos asiste, en 695 años yo misma conduciré nuestros amados restos al cementerio”.

3 thoughts on “Mi Habana de los parqueos

  • Buenisimo este post

  • Excelente!

  • SI fuera por demoliciones de casas viejas o edificios viejos entonces la Habana entera seria un gran parqueo.

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