By Jorge Dalton*
Las fotos son de principio de la Revolución Cubana, en que mi amigo Gustavo Rafazzone (Cuty) era un príncipe enano y que apenas se iba asomando a la vida. Tiene que haber sido 1962 porque hay una foto en que Cuty aparece en la escalinata de la Universidad de La Habana donde se ve un enorme cartel de fondo que promueve el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Helsinki, Finlandia y eso fue en 1962.
La sala se siguió llamando RADIOCENTRO hasta los años 70s, cuando se le cambio el nombre por otro menos atractivo. En el parque “Guamá” había fuentes, juego infantil, piscinas, cafeterías etc pero fue algo que duro muy poco. Años anteriores el plan era edificar en ese lugar, un rascacielos como parte de la Habana Moderna que estaba en pleno desarrollo en la zona de El Vedado pero con en el Triunfo de la Revolución, ese proyecto quedo anulado.
Esa zona de El Vedado, estaba considerada en 1958 como la zona más cara de La Habana. La cosa es que ese parque “Guamá” pocos lo recuerdan y hay escasas fotos y que de buenas a primera, desapareció y fue convertido en un Cabaret porque la Revolución que triunfo en 1959 independiente de sus programas sociales, tuvo también muy al principio, ciertos aires cabareteros y por eso inauguraron ahí el CABARET REVOLUCIONARIO NOCTURNAL que en honor a la verdad, no tuvo ningún éxito y para 1966 era un lugar lánguido.
Resulta ser que un día, el Comandante Fidel Castro, saliendo de una reunión del Hotel Habana Libre, se paró en la mismísima esquina de L y 23 enfilando su mirada a donde estaba enclavado ese fracasado Cabaret Nocturnal y le dio por mandar a llamar al arquitecto Mario Girona y le dijo lo siguiente a esa hora de la noche: “Quiero que me diseñes la heladería más grande del mundo”. Girona comento: “Comandante, pero yo no tengo referencia sobre eso”. Y el Comandante lo miro medio jorobado varios segundos sin pronunciar palabra y así nació El Coppelia en 1966 en que Mario Girona hizo todo el croquis y los diseños en menos de una semana y Coppelia fue construido en tiempo record respaldado por otro grupo de arquitectos de renombre.
Aquí hay otra foto en que aparece la madre de Cuty, muy bella y con un elegante vestido comprado en la tienda “El Encanto”. La Revolución se había propuesto también ser elegante. Ella está posando delante del Cine Payret en que exhibían “Hiroshima mon amour“ del francés Alain Resnais, todo un acontecimiento cinematográfico mundial de esa época.
La nostalgia para mí, como dije al inicio es muy valiosa pero suele ser también severa porque cuando uno tropieza con toda esta imagen en que salen a flote las virtudes del pasado, es imposible llegar a la conclusión que solo la Cuba Republicana quedo atrás, que solo la Cuba de nuestros abuelos se perdió para siempre.
Pero pienso que lo que un día se conoció como la “Nueva Cuba”, “La Cuba Revolucionaria”, también ha ido quedado atrás. Sus colores se han despintado con suma rapidez, una imagen y una época que se ha ido desvaneciendo, languideciendo y al parecer de igual manera, no hay fuerza ni santo poderoso en la tierra y en el cielo que la reviva.
Fotos diapositivas cortesía de Gustavo Ragazzone (Cuty)
*Cineasta salvadoreño/cubano
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