Mercenarios a Rusia, como si estuviéramos en la Guerra Fría
Por Francisco Acevedo
HAVANA TIMES – La historia que comentamos la semana pasada con el testimonio de jóvenes cubanos que se sentían engañados tras firmar un contrato para trabajar en Rusia en zonas relacionadas con la guerra con Ucrania tuvo una gran repercusión y obligó esta semana al Gobierno de nuestro entrañable Miguel Díaz-Canel a reaccionar oficialmente, y luego a realizar hasta arrestos.
Vayamos por partes.
Lo primero es que Rusia realiza actualmente ingentes esfuerzos para reforzar sus fuerzas en Ucrania, y a principios de año divulgó un plan para aumentar los efectivos de sus fuerzas armadas en un 30 por ciento, hasta alcanzar los 1,5 millones de soldados. Además, la Duma estatal rusa votó en julio a favor de ampliar la edad de reclutamiento militar para incluir a ciudadanos desde los 18 años, frente a los 27 años actuales.
La semana antepasada se divulgaron imágenes de jóvenes cubanos (específicamente Andorf Velásquez García y Alex Vegas Díaz, según se supo después), casi niños aunque hayan cumplido la mayoría de edad, que firmaron contratos para supuestamente ir a Rusia para apoyar en labores constructivas en zonas afectadas por la guerra con Ucrania.
Según ellos, firmaron los documentos sin saber lo que decían, porque estaban en ruso. Una vez allá les retiran sus documentos, los tienen de ciudad en ciudad haciéndoles pruebas, pero sin designarles ninguna tarea, y mucho menos pagarles. De hecho, uno de ellos aseguró que no lo reclutaron directamente porque le falta un riñón.
A principios de mayo el presidente ruso, Vladimir Putin, expidió un decreto que concede la ciudadanía rusa de forma expedita a los extranjeros que se unan a su campaña militar, tras cumplir un contrato por un año de servicios.
Pues bien, este 4 de septiembre el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) de Cuba sacó a la luz una declaración oficial en la que asegura que el Ministerio del Interior “detectó” (¿En serio?, si eso se viene denunciando hace semanas) y trabaja en la neutralización y desarticulación de una red de tráfico de personas que opera desde Rusia para incorporar a ciudadanos cubanos allí radicados (a cambio de agilizar sus trámites de ciudadanía), e incluso algunos procedentes de Cuba (por dinero), a las fuerzas militares que participan en operaciones bélicas en Ucrania.
Sin proporcionar detalles, agregó que se han iniciado procesos penales contra los involucrados, y el día 8 informó que fueron arrestadas 17 personas relacionadas con este escándalo, y siguen las investigaciones, pero en ningún momento La Habana ha condenado a Moscú por la invasión.
Recordemos que, en el mismo mes de mayo, en una inusual entrevista, Díaz-Canel dijo a la cadena estatal rusa RT que Cuba condenaba “la expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia”, pero no le parece mal que Rusia amplíe las suyas sobre Ucrania.
Lo cierto es que desde que comenzó esa guerra ambos países han firmado varios acuerdos que prometen un aumento de la inversión extranjera rusa en Cuba, incluyendo alimentos muy necesarios y cargamentos de crudo.
Comenzando por el comunicado, allí se asegura que Cuba tiene una firme y clara posición histórica en contra del mercenarismo (No la tuvo en los años 70 y 80 del pasado siglo porque aportó a decenas de miles de jóvenes y oficiales para los conflictos en Etiopía y Angola) y desempeña un papel activo en las Naciones Unidas en repudio de esa práctica (esto sí, para lavar la imagen y presentarse como paladín de la justicia).
Es difícil de creer que el Gobierno cubano desconociera la situación, cuando sabe hasta cuándo va al baño un opositor. Aquí se mueven contratos, pasajes, seguros de vida, ¿de verdad no notaron nada raro?
Algunos piensan que esta declaración obedece a que la dictadura se sintió ofendida porque su aliado se aproveche de la desesperación de sus ciudadanos para mandarlos a la guerra, pero eso parece muy ingenuo. Para hablar en buen cubano: ¿Fajarse con el único que le ha tirado un cabo? No lo creo, más bien esto es para suavizar la andanada de críticas recibidas tras la divulgación de los videos de los muchachos.
En el comunicado no se menciona a grupos en redes sociales que abiertamente ofrecen contratos de un año con el ejército ruso.
Los arrestos informados este viernes incluyen a tres personas que forman parte de los intentos de reclutamiento dentro de la isla, que no fueron identificados y solamente indicó que contaban con antecedentes penales.
En La Habana, Marilin Vinent, de 60 años, denunció que su hijo Dannys Castillo, de 27 años, es uno de los cubanos reclutados en Rusia, engañado porque no le hablaron de servicios militares y mostró fotografías de su hijo en su teléfono celular, incluidas algunas de él vestido con uniforme militar.
Supongo que el jefe de la Dirección General de Investigación Criminal del Ministerio del Interior de Cuba, César Rodríguez, que conduce la investigación, se haya entrevistado con ella, y de alguna manera tiene que haber atado cabos para ofrecer algunos nombres, algo imprescindible en este caso porque hablamos de ciudadanos que podrían enfrentar sentencias de hasta 30 años de prisión, cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
También reaccionó esta semana el Departamento de Estado de Estados Unidos, que señaló en un comunicado estar al tanto de los reportes y “sumamente preocupados de que jóvenes cubanos pudieran haber sido engañados y reclutados para pelear por Rusia”.
Se nota en el tono poco agresivo que ya no estamos en tiempos de Guerra Fría, pero al menos es una referencia directa a los sucesos.
Este fenómeno realmente huele mal. Los estrechos lazos entre ambos gobiernos de Rusia y Cuba dejan en estado al menos sospechoso que no se hayan tomado cartas en el asunto antes. De momento, seguimos esperando al menos que nos presenten nombres y rostros que tampoco es que hayan actuado de manera secreta.
Esta truculenta telenovela hay que seguirla hasta sus capítulos finales.