Médicos cubanos, el internacionalismo proletario desvirtuado a gran negocio

Vicente Morín Aguado

Para asegurar que no son falsos.

HAVANA TIMES – En Cuba se están fotografiando los dólares que son enviados a los cooperantes en Venezuela, evitando falsificaciones. La publicación digital Diario de Cuba acaba de publicar la imagen de varios médicos cubanos rodeados de televisores Led, a la espera en el salón de un aeropuerto.  Ambas instantáneas son rostros indiscretos de un gran negocio, exportar fuerza de trabajo con la etiqueta de Internacionalismo proletario.

El recibimiento de nuestros médicos, por altos dirigentes del Partido Comunista (PCC) y el Gobierno, es la cara deseable del comunismo envejecido y fracasado que padecemos, la faz oculta aparece cuando los internacionalistas salen de la aduana rumbo a sus hogares, empujando los típicos carritos atestados de artículos de amplio consumo doméstico. Cada héroe fabricado o real carga, además, molestas verdades ocultas, medias verdades difíciles de valorar y falsedades bien documentadas.

Los profesionales de la medicina están sujetos a una regulación especial si necesitan viajar a otro país, deben obtener un documento firmado por el ministro del ramo, llamado Carta de Liberación., elocuente título para tan preciado requerimiento escrito.

La Misión Internacionalista se presenta en calidad de opción asequible si el asunto es montarse en un avión escapando de las penurias cotidianas. No por dicho vale menos reiterarlo, el salario medio nacional de un galeno equivale a unos 65-70 dólares estadounidenses mensuales, aquí llamados Pesos Convertibles Cubanos, identificados con la sigla CUC.

El convenio entre Brasil y Cuba estipuló 3500 dólares por cada doctor, dispuesto a jugarse hasta la vida entre anacondas y pirañas si fuera necesario. La paradoja es que tales depredadores quedaron en su Patria, protegidos por el aire acondicionado. Los médicos recibirán tal vez un 25 % de la cifra señalada, pero ni siquiera esa pequeña porción del pastel les será pagada directamente en billetes palpables, irá acumulándose virtualmente en una tarjeta a devengar cuando regresen de su misión “con el deber cumplido”.

Lo de Brasil no es excepción, la misma regla aplica en Venezuela, Argelia, Kenia o Arabia Saudita, lo peculiar de fotografiar dólares si es caso típico del Orinoco, pues allí la hiperinflación del Bolívar obliga a los allegados de cada cooperante a suministrarles desde su Patria una ayuda económica en dólares de los Estados Unidos. Muy requerida es la moneda verde en Cuba, el país líder mundial en denostar a su gran vecino imperial.

A estas alturas del comentario, los no versados en asuntos cubanos se preguntarán: ¿dónde está el negocio?

Pues sepan que el Estado comunista detenta un absoluto monopolio sobre el comercio interior y exterior del país, imponiendo estrictas y detalladas reglas aduaneras a sus ciudadanos. Los buenos médicos reciben el premio de la excepción, con una liberalidad poco común en las aduanas. Definitivamente son héroes y como tal se les trata.

Medicos y mercancias a Cuba

Volviendo a las fotografías, uno de esos anhelados Samsung Smart TV 32 pulgadas está valorado en unos 500 CUC en el mercado nacional. Los precios estatales son escandalosos a la par de obligatorios, queda la opción del comercio informal, por esa razón los doctores, enfermeras, paramédicos y demás personal de Salud, Educación o Deporte, cargan mercancías para ellos, sus familiares y agregan todo lo que sea vendible en Cuba.

Se trata de ingresos extras en divisas corrientes, recaudando una fracción de la paga que le es negada cuando firman su contrato con la entidad empleadora de su país, aseverando absoluta voluntariedad al hacerlo. ¿Qué sucedería si dijeran otra cosa?

Una vez en tierras foráneas se esforzarán al máximo, darán lo mejor de sí, frase muy en boga en la Cuba de hoy. Al viajar dejaron cónyuges, hijos, hermanos, padres,…Por si acaso no es suficiente, el castigo por abandono de la misión incluye ocho años mínimo sin volver al país. La amenaza se reitera hoy ante la debacle del gran negocio con Brasil.

Precisamente una falsedad debidamente documentada es reiterar la participación protagónica de la Organización Panamericana de la Salud en este convenio millonario, la OPS fue utilizada como oportuno intermediario para soslayar los molestos requerimientos exigidos a la jefatura del estado en un país democrático, algo en lo que ni siquiera piensan los gobernantes cubanos.

Queda claro que aceptar las nuevas reglas propuestas por Bolsonaro era imposible, quiebran toda una concepción totalitaria acerca de los grandes negocios que únicamente el Estado cubano puede solventar.

Sería empoderar al ciudadano, reconociendo, de paso, lo que se oculta deliberadamente, que el Gobierno de La Habana solicitó el negocio a sus pares brasileños e impuso las condiciones referentes a la mercancía por vender, es decir, la fuerza de trabajo altamente calificada llamada médicos. Hasta la heroicidad, el altruismo, el sentir internacionalista, quedan bajo estricto control partidista estatal.

Se volatilizan millones, pero se conserva la “dignidad”, cuestión semántica, no se aclara que se trata del honor ofendido de los firmantes del convenio.

Pero en Brasil, igual sucede desde hace años en otros países, los profesionales de la Gran Ínsula del Caribe están demostrando otra semántica. Hasta hoy los que deciden quedarse en tierras cariocas superan el 20 % del total previsto a volar de regreso a la obligada Patria socialista.

Los seres humanos fuimos dotados o nos ganamos en lenta evolución durante millones de años el derecho al libre albedrío, a decidir sobre nuestras vidas, derecho inalienable que no puede dar ni quitar gobierno alguno.

Recordando el documento que debe firmar el Ministro de Salud Pública de la República de Cuba, surgió la organización #NoSomosDesertores, reivindicando la única dignidad posible. Esperando el 3 de diciembre, Día de la Medicina Latinoamericana, se ha planteado el dilema que resumió en una célebre construcción gramatical el inmortal de Stratford-upon-Avon, en nuestro caso diríamos Deserción o Liberación, esa es la cuestión.

Vicente Morín Aguado:[email protected]