Me siento golpeada

Rosa Martinez

Chico, ¿no viste la cantidad de pelotazos y jonronazos que me dieron los granmenses anoche? ¿Cómo no voy a estar adolorida? eso no hay quien lo aguante. Foto de archivo: Caridad

HAVANA TIMES, 29 marzo — Hoy me levanté más temprano que lo acostumbrado. Cuando la alarma del reloj sonó a las 5:50 AM ya hacía rato que trajinaba en mi cocina.

Me movía de aquí para allá, me ponía de una forma y de otra, pero de todas maneras me sentía incomoda, me dolía todo el cuerpo. Pasé toda la noche con molestias, por lo que decidí saltar de la cama antes de tiempo. Era mejor comenzar mis labores domésticas que seguir quejándome en mi lecho.

Comencé a realizar mi rutina mañanera: preparé el desayuno, le di de comer a mis pollitos, recogí los juguetes de Tania, limpié y organicé algunas partes de la casas, vestí a las dos niñas y me preparé para dirigirme a mi trabajo.

Cuando ya estaba lista para salir de casa, volvieron los dolores. Sentía como si me hubiese pasado una rastra por encima, me pesaban las piernas, sentía que la columna estaba tiesa, a penas podía moverme. ¿Qué será esto?-me pregunté.

Hasta ese momento mi esposo no me había hecho caso. El creía que había dormido mal por tomar tanto café la noche anterior, y los dolores no lo tomaban por sorpresa, siempre me estoy quejando, según él.

Estoy preocupado -me dijo- hoy estás que no puedes ni caminar. ¿Te caíste, te pasó algo? Ahora si estoy turbado.

Chico, ¿no viste la cantidad de pelotazos y jonronazos que me dieron los granmenses anoche? ¿Cómo no voy a estar adolorida? eso no hay quien lo aguante.

Se sonrió y dijo: “ah, ¿pero es por eso? no te preocupes, hoy vamos al desquite.