¿Los cubanos no queremos a nuestros padres?

Vicente Antonio de Castro

Familia viendo al norte desde Jibacoa.

HAVANA TIMES – Cuando a la vocación o al amor se le superpone la obligatoriedad y el control externo, ocurre un desplazamiento motivacional. Lo que antes hacíamos por vocación o amor y lo hacíamos bien y a gusto, termina haciéndose por obligación, mal y a disgusto.

Atender mal y a disgusto será la consecuencia de convertir el natural cuidado a los adultos mayores en una obligación legal. Tal aberración está contenida en la nueva Constitución.

Se equipará en el mismo artículo constitucional (1) el obligatorio cuidado que los padres han de dar al niño, al cual ellos dan vida y que como menor está limitado en responsabilidad, con una supuesta obligatoriedad de cuidar a los adultos mayores por parte del difuso concepto de “las familias”. 

¿Cómo hemos llegado a eso?

La sociedad cubana avanza sin brújula, sin diálogo, desconocida para sí misma. Sus valores humanos y cívicos han sido diluidos en ideología. Una élite, de asesina arrogancia, tomó en sus manos la voluntad de la nación en un periodo de furor colectivo y jamás lo devolvió, al contrario, impidió que esta recuperara voluntad y autonomía.

El método principal de desarticulación civil ha sido la legislación totalitaria. El líder único se arrogó tener solución, LA SALUCION, para todos los problemas. La agricultura (que no era un problema), la industria (tampoco lo era), la educación, la cultura, la solidaridad e incluso el amor.

Extinguió toda organización que no respondiese jerárquica, vertical y mecánicamente a sus designios. Fueron estas sustituidas por sucedáneas que mantienen el nombre y ocupan el espacio de lo que sería Sociedad Civil, pero que son extensión del Estado totalitario. Los sindicatos, las organizaciones gremiales y estudiantiles, en vez de representar los intereses de estos frente al Estado, representan al Estado frente a estos, infiltrando, controlando, informando.

El resultado ha sido la demonización durante lustros de la iniciativa privada, no solo la de carácter comercial, sino cualquiera. El Estado convirtió ciudadanía en masa amorfa cuya potencialidad e inventiva ahogó en ideología, burocracia y represión.

¿Por qué el interés en incluir este artículo?

La sustitución del poder omnímodo de Fidel y después de Raúl por una burocracia partidista-militar conlleva un cambio de enfoque. Aquellos mantenían las riendas por su influencia personal por muy mal que nos fuera a los cubanos. Los actuales necesitan un Estado más moderno y funcional.

Para ello se desembarazan de la parte del Estado que les es más gravosa endosándola nuevamente a la ciudadanía, pero sin liberar a esta de la legislación que le impide generar riquezas para hacerse cargo de sí misma. Mucho menos permiten el dinamismo social que solo florece en libertad.

¿Cómo lo hacen?

Esgrimen la excusa de moda, “el pueblo cubano se ha acostumbrado a que el Estado se lo resuelva todo, incluido cuidar a los ancianos”.

Mayor cinismo imposible. El mismo Estado que coaptó sicológica, moral y fácticamente la iniciativa individual se queja ahora de que es el pueblo quien se “acostumbró”.

La más triste de las muchas falsedades al respecto es que el Estado cuida a los ancianos. Los estatales Asilos de Ancianos son pocos y dantescos, sin las condiciones mínimas que pudieran justificar el uso del verbo cuidar. En esos horribles sitios los viejos padecen la más absoluta miseria, languidecen en una depresiva inmundicia material y moral.

Ningún ser humano decente mandaría allí a un anciano, sea o no su progenitor. Muchos de los que allí envían a sus mayores lo hacen por no tener más opción. Mucha responsabilidad en esta falta de opción tiene el mismo Gobierno que ahora nos culpabiliza.

¿Quién es el responsable del apabullante fracaso que nos ha convertido en la mayor involución económica del siglo XX? Pensiones de jubilación de 8 o 9 dólares al mes, masiva emigración juvenil, 3 o 4 generaciones hacinadas en una desvencijada casa. ¿Culpa de quién?

Sobre el tema en sí, sobre el cuidado de los ancianos, lo que hay que ver es qué ha pasado durante los últimos 60 años para que hasta eso tenga que legislarse. ¿Qué le ha pasado a este pueblo que supuestamente no cuida a sus mayores y hay que obligarlo?

1 – ARTÍCULO 70. Los padres tienen la obligación de dar alimentos a sus hijos, asistirlos en la defensa de sus legítimos intereses y en la realización de sus justas aspiraciones, así como contribuir activamente a su educación y formarlos integralmente como ciudadanos con valores morales, éticos y cívicos, en correspondencia con la vida en nuestra sociedad socialista. Los hijos, a su vez, están obligados a respetar y atender a sus padres.

ARTÍCULO 73. El Estado, la sociedad y las familias tienen la obligación de proteger y asistir a los adultos mayores en lo que a cada uno corresponde y de promover su integración social.