Los cubanos necesitan exigir un nuevo contrato social

Foto: Juan Suárez

Por Rolf Niederstrasser*

HAVANA TIMES – Cuba está sufriendo la peor crisis económica y sociopolítica en casi tres décadas, debido a ello surgen perennes interrogantes sobre el futuro político de la Isla.

Dentro y fuera del país, influencers y líderes locales actúan como agentes de cambio. Algunos apoyaron una intervención militar de Estados Unidos después de la represión de las protestas del 11 de julio, algunos incluso abogan por la anexión de Estados Unidos, pero todos exigen liberarse del comunismo.

El trabajo de ellos ha sido fundamental en la creación de un nuevo despertar político dentro de la población, al dar voz a las dificultades que ocurren en la Isla con un lenguaje coloquial, junto con tonos analíticos e incluso paródicos. Este movimiento también coincide con el creciente desinterés de la población por la narrativa, las consignas y los símbolos del Partido Comunista.

El aumento del consumo de Internet, aunque sigue siendo caro y lento, ha contribuido a la capacidad de acceder a información proveniente del exterior. Por primera vez muchos ven al alcance de la mano un futuro posible con democracia y libertad.

En los últimos dos años, este fenómeno ha sido vital para fomentar el pensamiento social y político alternativo entre la población y la creencia de que la protesta pacífica puede ser un agente de cambio.

Cuando el 11 de julio pasado los cubanos salieron a las calles de varias ciudades importantes del territorio nacional exigiendo la libertad y el fin del sistema comunista, eso fue un testimonio para muchos líderes de la oposición.

Más palo, menos zanahoria

Estos eventos también han sido transformadores para muchos cubanos, como yo, que anteriormente apoyamos la normalización de las relaciones y un mayor compromiso con el Gobierno como una forma de traer reformas a la Isla.

Antes de las protestas de julio, el bloqueo cubano era un obstáculo crucial que debía ser abordado primero para que se produjera realmente la normalización de las relaciones, en contraposición con el escenario de presionar al Gobierno cubano por concesiones.

Esta fue una prueba bastante improbable, porque durante todo el proceso negaron haber hecho ningún ajuste, dejando en una posición débil a los reformadores más comprometidos del sistema.

Para mí, eso quedó claro después de que la Administración Obama dejara a los líderes de la oposición fuera de la sala de negociaciones durante el Deshielo Cubano.

Después de que el presidente Donald Trump se retractara del proceso de normalización, muchos jóvenes estudiantes cubanoamericanos, incluido yo, vieron una oportunidad cuando el canciller cubano, Bruno Rodríguez, habló en la Universidad Howard en 2016, diciendo que “Cuba abre mientras Estados Unidos cierra”.

En muchos sentidos, parecía que el régimen estaba listo para comprometerse con su comunidad de exiliados, especialmente con los estudiantes, sobre las quejas y las nuevas ideas sobre el futuro de Cuba. Eso quedó personificado por la Constitución enmendada dos años después, en la que supuestamente se iban a escuchar las opiniones de la comunidad exiliada.

Sin embargo, a fines de 2018, la Asamblea Nacional de Cuba aprobó una versión de Carta Magna retrógrada, al completar el paso final para un referéndum que en lugar de reformar el sistema consolidó e incluso intentó entrelazar el sistema comunista y la nación cubana en una sola.

Esto hizo añicos la creencia de los reformadores de que las negociaciones con el régimen podrían traer cambios. Ahora, los cubanos que hablan de temas y reformas están siendo encarcelados y la represión está codificada como ley.

En este momento de la historia, los cubanos no tienen otra opción que exigir un nuevo contrato social que se adapte mejor a su actual estado y condición. Si el Gobierno no reconoce los derechos de una parte significativa de la ciudadanía, al permitir que ocurran protestas pacíficas, un derecho humano codificado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas, este contrato debe reescribirse.

De manera hobbesiana, la idea de gobierno es que este sea creado mediante el consentimiento del pueblo y con el derecho supremo al rechazo. Entiendo que las negociaciones con el Gobierno cubano, una estrategia que apoyé, no funcionó y por eso creo que las próximas protestas pacíficas del 15 de noviembre son muy importantes y necesitan apoyo.

*Rolf Niederstrasser es un analista político germano-cubano  

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3 thoughts on “Los cubanos necesitan exigir un nuevo contrato social

  • En ese trajín, prometiendo y engañando a tirios y troyanos, llevan 62 años. La culpa por lo que no hacen siempre es de otros. Confucio, que sin duda era un hombre sabio decía: Si me engañas una vez, la culpa es tuya, si me engañas otra vez, la culpa es mía.
    Los ardides de los jerifaltes en el poder es muy, pero muy larga.

  • ¿A quién se le ocurre creer que las “negociaciones” con el régimen puedan traer cambios? ¿A quién se le ocurre creer que el exilio, o los cubanos en general, iban a ser tenidos en cuenta para la Constitución? A alguien que de Cuba sabe lo que yo de Bután, ¡nada!

    ¡Gracias Fidel!

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