Lecciones para Cuba de las protestas en Venezuela y Nicaragua

Por Repatriado

HAVANA TIMES – Hemos visto en las protestas de Venezuela y Nicaragua que esos gobiernos, como muchos otros, están dispuestos a lo que sea por mantener el poder, no temen reprimir y asesinar como cualquiera de las dictaduras que asolaron Suramérica durante 200 años. ¿Alguien piensa que en Cuba sería diferente?

En la Isla debemos sacar lecciones de esas protestas que inevitablemente degeneran en choques violentos, ya sean espontáneos de una población frustrada o creados por infiltrados gubernamentales para justificar la represión.

1- Solo mediante las TIC se puede coordinar un movimiento generalizado.
– Cuba tiene una penetración irrelevante de TIC, aun comparada con Nicaragua o Venezuela.
– Los puntos de acceso están monitorizados a través de la única empresa que brinda el servicio, propiedad del Gobierno.

2- La independencia de la TV, radio, prensa escrita es fundamental para el debate popular.
– Los gobiernos de Nicaragua y Venezuela han avanzado en su dominio mediático pero están muy lejos del férreo control absoluto que mantiene el gobierno cubano.

3- La huelga laboral de carácter político solo funciona con la conjunción de empresarios y trabajadores.
– Cuba no tiene sindicalismo, lo que aquí llaman sindicatos son terminales del Partido Comunista para el control laboral.
– No hay clase empresarial, la Revolución la erradicó e impide su renacimiento, los “empresarios” cubanos son miembros del Partido y responden a los intereses de este.
– Cualquier asociacionismo fuera de los “sindicatos” gubernamentales es ilegal e inmediatamente reprimido.

4- El sector estudiantil es clave como vigorizante en las protestas.
– Las organizaciones estudiantiles cubanas son correas de sujeción política, organismos sin entusiasmo, dóciles al poder del Estado.
– No existen organizaciones independientes a las estatales, están prohibidas.
– Al contrario que en Venezuela o Nicaragua, la educación está totalmente estatalizada.

5- No importa cuánto repriman los gobiernos progresistas, siempre tendrán de su lado, justificándoles, una legión de intelectuales incondicionales y de movimientos sociales.
– Aun funciona el misticismo antimperialista, totalmente falso, que sintoniza a esos gobiernos con movimientos antisistema o anticapitalistas.
– El Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos sufraga viajes, vacaciones, congresos, manifestaciones, campañas políticas y propaganda fuera y dentro de Cuba a extranjeros fieles al sistema cubano.
– Una parte de la izquierda mundial con gusto inmola los derechos humanos e inunda de miserias los pueblos bajo esos gobiernos “progresistas” con tal de mantener el mito revolucionario.

6- No importa la represión, los gobiernos de los países desarrollados no intervendrán en ayuda del pueblo oprimido.
– Tanto los Estados Unidos como los gobiernos europeos se abstendrán de inmiscuirse más allá de frases retóricas que solo sirven para darle justificaciones a los opresores, quienes aducirán el derecho a la soberanía nacional.

Con esas desventajas creo que los cubanos no debemos imitar las manifestaciones populares que hemos visto en Nicaragua y Venezuela, nuestras condiciones para vencer por esa vía son infinitamente peores que las de esos pueblos.

Los gobiernos antidemocráticos llevan en ellos el germen de su destrucción, no importa lo que haga el FSLN, el PSUV o el PCC, la situación social y económica bajo ellos siempre tiende al empeoramiento, llegándose a un desplome interno bajo el liderazgo de algunos de esos burócratas que hoy aplaude con entusiasmo, ese proceso en Cuba ya ha comenzado.
Como nuestro futuro no depende de quien se siente en el Palacio de la Revolución, sino de quien se siente en Miraflores, agudizar las tensiones sociales en la Isla con una revuelta popular solo provocaría traumas sociales que pasarán como herencia a nuestros hijos, como sucedió en Chile, Guatemala, Argentina, Paraguay o tantos otros.
Lo único que nos garantiza esa violencia es sufrimiento y sangre para hoy, lágrimas y rencores para mañana. No quiero eso para los cubanos.
Eduquémonos en tolerancia, en humanismo y en responsabilidad civil, es momento de crear los valores necesarios para no cometer los errores que cometimos en la etapa republicana, siendo el mayor de todos el habernos dejado engañar por un grandísimo embaucador.