¿Las votaciones en Cuba = democracia?
Por Osmel Ramírez Álvarez
HAVANA TIMES – Este año ya han sido convocadas las elecciones generales por el Consejo de Estado de la República de Cuba. Es un proceso que tiene un ciclo de 5 años, pero en un intervalo de 2,5 años, la mitad del periodo, se realiza otro ejercicio eleccionario parcial, solo al nivel municipal.
En esta ocasión quedará nuevamente seleccionado el Parlamento (Asamblea Nacional del Poder Popular) y su presidencia, los Parlamentos provinciales y sus presidencias, así como el Consejo de Estado y su presidente, que lo es a la vez del Consejo de Ministro. Por ello el Presidente cubano es jefe de Estado y jefe de Gobierno.
Y digo “seleccionado” en vez de “elegido”, porque en el modelo político cubano el pueblo solo elige al delegado de circunscripción. De este funcionario para arriba, hasta el presidente de la República, o se “aprueba” con voto directo o son los representantes los que lo hacen.
Casualmente es el delegado el dirigente cubano con menos poder de decisión y con menos recursos en sus manos, por no decir ninguno. Es digno de destacar que entre más se aleja un dirigente cubano del voto popular directo, más poder tiene y más recursos maneja.
El delegado, que ni siquiera gana un salario por su actividad, se elige entre varios candidatos y es postulado por sus vecinos. Algo hermoso en verdad, si fuese así a todos los niveles. Pero ya el presidente del Consejo Popular (equivalente a un alcalde), que tiene un poquito más de poder, lo eligen los delegados. Casi siempre con propuestas semi-impuestas desde arriba, muy difíciles de rechazar con el voto que es a mano alzada.
El presidente de la Asamblea Municipal (equivalente a un alcalde), el pueblo no lo puede elegir directamente. Lo hacen los delegados de entre ellos mismos, pero las candidaturas no son libres. Ningún delegado puede aspirar públicamente ni puede proponer a ninguno de sus compañeros.
Una Comisión de Candidatura, conformada por organizaciones supeditadas al Partido Comunista, los entrevista uno a uno y elabora dos propuestas, que les presenta en votación. Se elige entre ellos y quien coge más votos es el presidente de la Asamblea y el otro su vicepresidente. Casi siempre el Partido hace su predilección y coacciona para que salga su preferido de entre los dos.
Igualmente pasa a todos los niveles. El Partido Comunista no elige ni postula directamente, pero lo hace a través de sus organizaciones supeditadas, mediante la Comisión de Candidatura. Ni el pueblo ni sus representantes eligen o postulan, solo aprueban. Es realmente un invento macabro de usurpación de soberanía, donde el Partido despoja al pueblo.
Los diputados a las Asambleas provinciales y Nacional nos los presentan en votación única. No elegimos entre varios candidatos, son propuestas exactas para la cantidad exacta de bancadas. Por ejemplo, en 2013 fueron 612 diputados a elegir y se propusieron 612 candidatos. Evidentemente no hay elección, solo es un proceso aprobatorio.
Tanto es así que la campaña oficial es: ¡Voten por todos! Aunque es en verdad innecesaria porque en la práctica es difícil que alguno quede fuera, pues no hay campaña, ni competición, ni se gana o se pierde nada con que sea uno u otro el que ocupe el cargo.
Aproximadamente la mitad de los diputados deben ser delegados de circunscripción y la otra son seleccionados por la Comisión de Candidatura de otras fuentes. Claro que no cualquier delegado queda propuesto. Son todos militantes del PCC, presidentes de Asambleas municipales o provinciales, cuadros de empresas del Estado o de organizaciones de masas, y así por el estilo.
Los no delegados pueden ser personalidades destacadas en quehaceres no políticos, pero comprometidos con el sistema, casi siempre militantes del PCC. Es en este grupo donde meten a los ministros y otras figuras políticas de interés oficial. Todo está cuadrado para que al final estén los que tienen que estar para asegurar la continuidad. Directamente el Partido no hace nada pero está detrás de todo y todo sale conforme a sus planes.
Ya elegida la “nueva” Asamblea Nacional, esta selecciona de entre sus miembros (nada casuales) a su presidencia y al Consejo de Estado y su presidencia. La votación es pública para evitar fallas imprevistas. La candidatura única es presentada por la susodicha Comisión de Candidatura, previa consulta con el saliente Consejo de Estado. Y tras bastidores, (muchas veces manifiesto en la propia Asamblea como sucedió en 2013), con el Buró Político del Comité Central del PCC.
¡Imaginen si es posible que haya elección democrática con semejante modelo! -La soberanía popular se fue a bolina. Es el modelo despótico del socialismo radical, basado en la creencia, real o hipócrita de la superioridad de un liderazgo iluminado sobre la sabiduría popular y la soberanía originaria.
Es con este sistema político y con este tipo de “elecciones” es que la oposición pacífica dentro de la Isla pretende por primera vez participar en el juego político cubano. La vieja táctica de convocar la no participación queda atrás y ahora el propósito es intentar conseguir liderazgos oficiales comprometidos con el cambio democrático.
Es una iniciativa loable, pues todos los cubanos tenemos derecho a ocupar cargos públicos. Aún bajo esta Constitución cuyas fundamentos básicos violan los más elementales principios del derecho constitucional.
Tal vez sea el primer paso hacia la construcción de una Cuba mejor. Y si hay que “cambiar todo lo que debe ser cambiado”, con seguridad este modelo antidemocrático ha de estar entre lo primero. No caben dudas.
Como eliminaron del éter al programa humorístico radial » Alegrías de Sobremesa» ?Es este «circo» -nada gracioso- el que lo sustituye?
Excelente análisis de Osmel.Sólo agregaría que por ley el partido no puede postular y en la práctica el PCC viola la ley por hacerlo desde atrás de las organizaciones de encuadramiento y control ciudadano como los CDRs,la FMC, la CTC, la UJC, la ANAP, la FEU todas organizaciones estatales, que no son sociedad civil sino poleas de control político sobre la población.Por eso de esas organizaciones no podemos encontrar ni una sola reivindicación sectorial en los últimos 58 años, sino que sólo se pronuncian de manera pública cuando el partido se los exige y a propósito de los intereses del partido no de la población. El sistema no funciona como bien dijo Fidel CASTRO, pero la dirigencia del país no se da por enterada y sigue reprimiendo cualquier disenso.
Una «eleccion» escalonada, si el indeseado no cae en la primera trinchera, cae en la segunda o en la tercera.
Precisamente por lo que describe Osmel en su artículo es que la intención de algunos opositores de postular candidatos para minar al sistema desde adentro está condenada al fracaso. Aún cuando llegaran ante la Comisión de candidaturas, ésta los eliminará y punto.