Las “discusiones” del Parlamento cubano

Diputados a la Asamblea Popular de Cuba casi siempre votan unánime para aprobar las propuestas y decretos del gobierno. Foto: Roberto Suárez / Radio Rebelde

Aquí la unanimidad es casi ley, y cada vez que se lleva a “debate” algún proyecto, prácticamente no hay debate.

Por Francisco Acevedo

HAVANA TIMES – En cualquier lugar del mundo son frecuentes las discusiones en los Parlamentos, algunas más pasadas de tono que otras, sobre todo cuando la representatividad es mayor, como en casi todos los países.

Por Internet circulan muchos videos de las más enconadas, incluso las que llegan a peleas a puñetazos, y a veces ni es hasta por temas de gran trascendencia.

Nada de eso ocurre en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, el simulacro de Parlamento que tenemos, y no lo digo por decirlo, sino porque realmente no hay representatividad (aunque se vanaglorie de ser la segunda nación con mayor presencia femenina), ni voces divergentes, ni verdadera defensa de los derechos de los ciudadanos a quienes supuestamente los diputados honran.

Aquí la unanimidad es casi ley, y cada vez que se lleva a “debate” algún proyecto, prácticamente no hay debate.

Reúnen dos veces al año por unos días

Como es tradicional, este mes se reunieron en el Palacio de Convenciones para abordar entre otros temas el presupuesto del año entrante, que es lo más peliagudo quizás en cualquier lugar, pero aquí pasa sin penas ni gloria.

Nada menos que el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, se permitió bromear diciendo que se discute sobre una Ley de Soberanía Alimenataria cuando no hay alimentos, Ley de Pesca cuando no hay pescado y Ley del Fomento y Desarrollo de la Ganadería, cuando no hay ganado. Si eso lo digo yo en voz alta voy preso.

El presidente del ente legislativo, Esteban Lazo, les decía a los diputados: “Ustedes no saben las discusiones que se dan en el mundo para aprobar el presupuesto anual”, y eso lo menos que da es risa. Su interés iba por insistir en la crisis económica mundial, como siempre, pero hablarle de eso a un cubano de a pie realmente es ridículo.

El presupuesto del 2013, la inflación y la deuda externo

Según lo que aprobaron nuestros representantes, el presupuesto de 2023 tendrá el mayor gasto (23 por ciento) en administración pública y defensa, esto se traduce en burocracia y represión, porque no tenemos enemigo del cual defendernos con las armas.

Luego se le destinará el 21 por ciento a Seguridad Social y Salud Pública, cifras acordes a lo normal, y les siguen en prioridad Educación (19 %), Asistencia Social y Cultura (3), Deporte (2) y Otras actividades (8). Por supuesto, en esto último, y con una asignación nada despreciable, cabe de todo.

El vice primer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil, informó sobre la marcha de la economía en este año y las proyecciones, y aquí vale la pena detenerse un poco.

Tal como se esperaba no se va a lograr concretar el plan previsto de las importaciones, ni los ingresos en divisas. Aun cuando no se alcanzan los valores de 2019, tampoco hemos retrocedido y eso refleja el proceso gradual de recuperación en el que está inmerso el país desde mediados de 2021, comentó. Acabáramos, el colmo sería que estuviésemos peor que en medio de la pandemia.

Respecto a la inflación, indicó que la acumulada hasta el mes de octubre de este año es del 29 por ciento, y la interanual, respecto a octubre de 2021, es casi del 40 por ciento, y esto sí es preocupante, porque repercute en la capacidad de compra del salario y de las pensiones, y en resumen en el consumo de la población.

La inflación normal de un país debe rondar el 10 por ciento anual y el 20 interanual, pero según datos de sitios especializados (https://datosmacro.expansion.com/ipc-paises), solamente Argentina, Venezuela, Turquía, Indonesia, Zimbabwe y Líbano están similar o por encima de Cuba. Por ejemplo, España tiene 5,5 y 6,8, respectivamente, Estados Unidos 6,8 y 7,1, y Guinea Ecuatorial 4,6 y 4,9, por poner algunos ejemplos.

Lo que tenemos en Cuba es reconocida como inflación galopante, porque representa incrementos de precio de hasta tres veces a lo largo de un año. En realidad, si lo tomamos en cuenta desde el incremento salarial del 2021 es Hiperinflación, que habla de incrementos cercanos al 50 por ciento mensual. Como aquí todo sube todos los días, es un verdadero caos.

En cuanto a la generación de energía, el único tema en el que se vio real preocupación entre los diputados, porque afecta a todos, se dijo que costará unos 500 millones de dólares para evitar los apagones en 2023.

Esto es toda un hipocresía, si se ve que en diciembre prácticamente no se ha ido la corriente en toda Cuba, lo cual demuestra que cuando quieren (en este caso porque estamos a fines de año y se supone que son días casi festivos todos) no hay afectación. Veremos en enero como de nuevo se rompe alguna termoeléctrica o el bloqueo se recrudece.

Otro punto álgido es el plan del cuadro básico de 627 medicamentos, que requerirá también más de 500 millones de dólares, y optimistamente dijeron que se proyecta una mejoría. Esto se dice todos los años, y luego es una auténtica Odisea conseguir las medicinas hasta para quienes tienen el famoso “tarjetón” y están priorizados.

Igualmente, aquí no se vieron críticas porque siempre la culpa viene de afuera, como en todos los casos.

Hablando de afuera, trascendió que en el Reino Unido se dio el visto bueno a una demanda contra Cuba de un grupo de acreedores. La cifra sobrepasa los mil 500 millones de dólares y es una ínfima parte de lo que debe Cuba a medio mundo, donde ya prácticamente no tiene crédito en ninguna parte porque no honra debidamente los compromisos. Sin contar con que miles de millones han sido perdonados.

Esto es básico para el crecimiento de la economía, porque esencialmente estamos dependiendo de Rusia, China, Irán y Turquía, casi los únicos aliados que le quedan a nuestro gobierno y que pueden permitírselo, el resto está igual que nosotros o ya se cansó de prestar.

Lo peor es que este tipo de deudas no caducan, y aunque en el futuro esté otro presidente sigue arrastrando ese lastre, que al final quien lo paga es el pueblo trabajador, ese mismo que supuestamente está representado en el Parlamento, pero a cuyo nombre, y sobre su espalda, se sigue pidiendo dinero.

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