Las costosas liviandades de Percy Alvarado

Contra un libelo mal redactado que sigue las normas de la guerra sicológica

Haroldo Dilla Alfonso*

No fue la primera vez que Percy Alvarado ha tenido que retractar sus acusaciones.

HAVANA TIMES — He estado leyendo todo el embrollo que ha generado el agente de la seguridad cubana Percy Alvarado con su artículo sobre las injerencias imperialistas de Obama en Cuba.

Primero acusando de marioneta pro-yanqui a todo el que le cruzó por delante, y luego pidiendo disculpas por haber paleado lodo con tanta energía sobre quienes no estaba autorizado a hacerlo.

Nada de lo cual es nuevo para Percy, cuyo hobby preferido ha sido palear lodo, y además equivocarse en su malsano oficio, pues no hace mucho le sucedió lo mismo con unos venezolanos chavistas, a quienes obsequió algunas paletadas fangosas para luego jurar que fue sin querer.

Y es que hay gente que, no importa los contextos en que se muevan, siguen siendo los mismos.

Recordando a Percy en el Lenin

Ahora, leyendo estos enredos inmaduros de Percy Alvarado creí volver a encontrarme al muchacho que conocí hace cerca de 40 años en la Escuela Vocacional Lenin. Mi primer centro de trabajo.

La Lenin.

Por entonces Percy Alvarado (PA) era un chico guatemalteco que daba clases de literatura en preuniversitario y fantaseaba sobre su pasado épico/guerrillero y su decisión de reunificar las huestes desbandadas de Turcios Lima y Yon Sosa para marchar sobre Ciudad Guatemala.

Era un poco cargante pero todos —alumnos y profesores— lo soportábamos porque, como decía el amigo Pepín, sin esas fábulas Percy no hubiera existido.

Y quizás porque intuíamos que aquel ser que deambulaba por los pasillos fríos de la Lenin y descargaba sus frustraciones con parroquianos tolerantes, era la mejor versión personal que se podía obtener de aquella existencia condenada a la miseria moral.

Lo que vino después ha sido terrible. No porque haya sido espía —ese es un oficio como cualquier otro en todos los lugares, y siempre los ha habido profesionales y honorables—, sino porque se ha empeñado en dejarnos sus memorias escritas.

Entrar en el jugueteo ideológico con unos artículos macartistas, como este de ahora, cuyas incoherencias y rasgos jocosos no omiten su peligrosidad como libelos acusatorios en un país donde no hay garantías individuales, ni procesos judiciales independientes.

Una grave acusación infundada

Es que el artículo de Percy no es simplemente lo que parece —un burlesque ridículo— sino una grave acusación infundada que continúa lo que ya estaban cuajando los blogueros-mal-pagados y Cubadebate cuando se realizó el festival CLIC.

Su intención es crear un estado de opinión favorable a una represión de los proyectos autónomos críticos y de oposición, mediante su presentación como engendros de la injerencia americana en los asuntos internos de Cuba, como forúnculos antinacionales que han de ser extirpados en aras del bien común.

Como artículo, este libelo mal redactado sigue las normas de la guerra sicológica: atiborramiento aturdidor de datos inconexos, menciones de nombres con detalles de supuestas actividades (son mencionadas/delatadas cerca de 40 personas), un discurso muy seguro propio del policía en control y el uso de frases cohetes que nada dicen pero indican muchas cosas. Y sobre todo asustan.

Se habla, por ejemplo, de cosas que “se saben”, sobre las que “hay fuertes evidencias”, acusaciones sobre las que “no cabe la menor duda”; alusiones a “reuniones secretas” con enemigos declarados y la promesa de que se sabe mucho más, solo que se guardan municiones para un futuro represivo en que un tipo como PA debe sentirse como pez en el agua.

Una víctima predilecta en esta ocasión es Eliecer Ávila —el joven que logró sacar de Alarcón toda la tontería que tenía adentro— a quien denomina “el nuevo benjamín del mercenarismo”. Lo acusa de “albergar tontas ideas”, de querer una “imposible primavera árabe” y de usar “conceptos fantasiosos”.

Pero a pesar de todo ello le advierte que se le vigilará muy de cerca y se le impedirá desarrollar sus planes “tontos-fantasiosos-imposibles” con todos “los recursos y elementos necesarios”.

Todo lo cual vuelve a demostrar que Eliecer sería un excelente sicoterapeuta a cargo de drenar mentes postradas, y que en eso de decir disparates no hay límites reconocibles: evidentemente Percy ha superado a Alarcón y a su siempre recordada metáfora de los cielos llenos de aviones.

No fue solo Elicer

Pero Eliecer no fue el único. Rodiles se lleva su buena tajada, junto a otras cuatro decenas de personas que son mencionadas con sus nombres y supuestas funciones, con la misma fruición con que lo haría un chivato de barrio. Incluye a reconocidas figuras críticas y opositoras, a varios proyectos culturales y nuevamente a proyectos pluralistas de izquierda como Havana Times.

Y agrega, de manera muy curiosa, al prestigioso Comité de Ciudadanos por la Integración Racial, del que afirma que ofende los valores patrios por su reconocimiento al Partido Independiente de Color y a Evaristo Estenoz. Quienes, según Percy, actuaron en el siglo XIX.

Desiderio Navarro fue uno de los intelectuales acusados por Percy Alvarado.

Y aquí sucedió el desliz que acentuó los visos ridículos de esta trama mal urdida y peor escrita. En su desenfreno de virtud represiva, Percy tocó los bordes del pecado cuando incluyó en su lista de “mercenarios” a cinco intelectuales que no solo no tienen nada que ver con la oposición, sino que en algunos casos han hecho glamorosos actos de fe progubernamentales. Y que por tanto son reconocidos oficialmente como intelectuales.

El ministerio de cultura, que había publicado el artículo de PA en uno de sus boletines, se vio obligado a pedir disculpas por ello (lo único medianamente positivo en este lodazal), alegando que el libelo no se avenía con su línea editorial por el ataque a los cinco intelectuales.

Y por consiguiente (y aquí regresan al lodazal) aceptando por default el resto de las argumentaciones represivas, los ataques personales, la visión simplona del mundo, la puesta en peligro de decenas de personas e instituciones por las acusaciones de un escriba al servicio de los peores cenáculos de la clase política cubana.

Y eso es pésimo para el MINCULT, y creo que perdió una oportunidad para mostrar al mundo que queda algo de decencia y sensatez en las altas esferas políticas de la Isla.

Al final siempre me asalta la duda acerca de hasta qué punto esto fue una iniciativa de Percy Alvarado o el cumplimiento de una indicación de alguien bien arriba, con la finalidad no solo de atemorizar a los sectores intelectuales cubanos, sino también de condicionar a los propios miembros de la clase política que ya entienden que no es posible seguir gobernando una nación tal y como se arrea una manada de reses.

En cualquier caso creo que el resultado será inverso al esperado por los perpetradores. Hay situaciones y procesos en la Cuba contemporánea que son irreversibles, y entre ellos está el surgimiento de un espacio público independiente, pluralista y difuso que no podrá ser diezmado con otra primavera negra.

Hacia él apuntaba Percy Alvarado con sus fracasos existenciales, sus argumentos torcidos y sus paletadas de lodo.

Y desde él los jóvenes del Observatorio Crítico han dicho algo tan breve como sustancial: “¡Basta ya!”
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(*) Este articulo fue publicado originalmente en Cubaencuentro.com.

2 thoughts on “Las costosas liviandades de Percy Alvarado

  • Gracias Dilla!

  • Tu vas a ver que el pobre eliecer va a tener un accidente contra una mata uno de estos dias.

    Me gustaria ver donde y como vive este personaje que tiene total impunidad y que utiliza a trocha y mocha el viejo recurso de la difamasion, claro como no se le puede llevar ante los tribunales, pues seguramente es otro de los tantos que estan por escima de la ley en nuestro pais.

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