La última cola y ese desatar de las fuerzas productivas cubanas

Las colas son una parte inevitable en la vida de la población cubana.

Por Javier Toledo (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – Si el Malecón habanero es el sofá capitalino, en las colas sesiona el areópago. El día a día, la situación nacional se comenta de muchas maneras, incluido silencios y lenguaje gestual. 

Hago mi cola, la última de este diciembre que muere. Escucho y pienso que los comentarios que resumo pudieran servir para un reguetón que comenzaría cómo y con qué inventar la reunión del fin de año, el dinero que no alcanza aunque empines los bolsillos… todo por las nubes…una barra de pan de molde 400 pesos [cubanos]…dónde…allí en la esquina… una barra de guayaba 250 pesos [cubanos]…ni hablar de turrones, eso es en MLC… en qué (pregunta un octogenaria)… en moneda dura…Ah, la nuestra es blanda (comenta otro y ríe)… la plata que no alcanza aunque empines los bolsillos… todo por las nubes… el vecino que está vendiendo su apartamento, indicativo de que se va, como fulano (…), el hijo de (…) que ya llegó…Sí, a dónde… a donde si no…por tierra o por… No sé, pero llegó… 

Raspando las palabras y comentarios coleros escuchados, encuentro el nudo que ata el qué y cómo celebrar la reunión de fin de año con quiénes estarán presentes, motivo de angustias en una sociedad donde la familia –y amistades íntimas– está siendo fracturada. La crisis económica que arrastramos es la causa principal de este drenaje migratorio que padecemos.  

Así, los encuentros y felicitaciones con los de Allá, serán celulares en mano y muchos cubanos viviremos el misterio de llorar y reír a la vez. Alguien dirá que no se puede generalizar. Me remito a compartirles este último dato. 

Entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre (3 meses), la Guardia Costera de EE.UU interceptó a 4076 balseros cubanos. El promedio mensual arroja 1358 intercepciones y unas 15 diariamente. 

Nada, que entre la baja natalidad y la migración nos hemos ido vaciando, problemazo que no solo incide en el tejido social pues repercutirá seriamente en el sector productivo, es decir la economía. Ay, la economía. 

Y apenas un día después de este registro de opinión, leo en Cubadebate del día 30, que el presidente de la República, durante su intervención en la última reunión del Consejo de ministros, “al referirse a las cuestiones que están en las exigencias” populares, “citó: que se destraben las fuerzas productivas; que se propicien más los incentivos y menos las trabas y las prohibiciones que frenan el desarrollo”. 

Desde el año 2008, el llamado a destrabar las fuerzas productivas ha sido repetido innumerables veces por los más altos dirigentes del país. La pregunta es ¿a quién se le hace el llamado? ¿No es el gobierno quien tiene que destrabar lo trabado? ¿Por qué no se ha podido destrabar? ¿Qué factores endógenos lo impiden? 

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