La reportera Graciela

Por Pilar Montes

Graciela Hernández
Graciela Hernández

HAVANA TIMES — No recuerdo la fecha exacta de mi primer encuentro con Graciela, pero debió ser entre septiembre de 1960 y abril de 1961, cuando se armaban mítines en cuestión de minutos en la Universidad de La Habana y las visitas de Fidel a la Colina unían un día con el siguiente.

Graciela Hernández Torres partió para siempre en este otoñal mes de octubre de 2014, pero iniciamos esta amistad cuando cubría la información de la Universidad para Radio Reloj, además de colaborar con los periódicos Combate, La Calle o Prensa Libre, porque sus reportes tomaban alas después de ella escribirlos.

Dicen que tenía contactos en todos los ámbitos de la sociedad habanera de entonces y no podía ser de otra manera, porque tenía ese carácter intimista, de alegre confesora que arrancaba la información a sus fuentes, casi sin estas darse cuenta.

Gustaba del baile y de la vida bohemia como cultora del movimiento del “feeling”. Hasta dicen que José Antonio Méndez le dedicó su emblemático tema “Novia mía”.

Su amigo y renombrado periodista Gabriel Molina cuenta que en Radio Reloj la pusieron a cubrir tribunales y nunca dejó de mantener esas informaciones en la programación de la emisora. Pero igual hacía con Combate, diario dirigido entonces por el comandante Guillermo Jiménez, quien alcanzó sus grados en las huestes del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.

Por su misma actividad, Graciela visitaba con frecuencia la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), primero ocupada por José (el Chino) Venegas Valdespino y luego por Roberto Vizcaíno Laffita, con quienes trabajé hasta que en 1962 pasé a la presidencia de la FEU a las órdenes de Ricardo Alarcón y más adelante de José Rebellón.

Graciela llegó a ser otra representante más de la FEU por su don de gentes, que le permitió asumir tareas organizativas desde una reunión del Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de Estudiantes hasta el desfile de carnaval de la Universidad.

En otra ocasión le tocó acompañar una delegación de alto nivel como la visita a Cuba del periodista estrella del diario The New York Times, Herbert Matthews y su esposa, pero en ninguna de estas actividades dejó de realizar sus deberes como periodista.

Graciella Hernández junto a Jorge Risquet, durante la guerra de Angola. Aparecen en la foto varios periodistas, entre ellos Miguel Viñas, fotógrafo de Prensa Latina, ya fallecido, y Teresita Segarra, de la TV cubana.
Graciella Hernández (c) junto a Jorge Risquet, durante la guerra de Angola. Aparecen en la foto varios periodistas, entre ellos Miguel Viñas, fotógrafo de Prensa Latina, ya fallecido, y Teresita Segarra, de la TV cubana.

Para todo dirigente en cargos responsables fue Graciela la voz del pueblo. Directa y espontánea, muchos la recuerdan haberle dicho a Blas Roca, a la sazón Presidente de la Asamblea Nacional, “yo creo que la gente no va a entender lo que usted quiere decir” o “el pueblo está esperando por esta noticia”.

Su cercanía al Directorio Revolucionario 13 de Marzo la vinculó no solo a sus dirigentes, sino también a los anónimos seguidores del movimiento estudiantil como fue el caso de Aleida Rodríguez Villavicencio, trabajadora de limpieza en el hospital Calixto García, amiga y protectora, desde su humilde puesto, de esa generación de estudiantes.

Graciela se involucró de oficio y corazón en el juicio contra el delator de los mártires de Humboldt 7, edificio donde fueron masacrados Fructuoso Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, José Machado y Joe Westbrook, después del atentado del 13 de marzo al dictador Batista en el Palacio Presidencial.

El sospechoso de la traición fue un compañero de los asesinados, Marcos Armando Rodríguez, pero después de regresar del exilio en 1959, no se tenían las evidencias necesarias y no fue hasta el 13 de marzo de 1964 que se le celebró juicio.

Para este importante y emotivo evento, Graciela pensó en mí para que la ayudara a tomar versión taquigráfica de lo que allí se dijera, exactitud requerida por su repercusión en otras esferas políticas de la nación.

El acusado sintió desde su regreso a Cuba el peso de la sospecha sobre su persona. Pero no fue hasta el 13 de marzo de 1964 que se inicia la vista judicial contra Marcos Rodríguez, por la delación de los combatientes revolucionarios.

En la segunda vista del juicio, realizada el 23 de marzo del propio año, Marcos Rodríguez fue hallado culpable de traición y sentenciado a muerte por fusilamiento, dictamen llevado a cabo el 19 de abril de 1964, cuando se cumplieron siete años de la masacre de Humboldt 7.

A raíz de ese juicio, Fidel visitó la Universidad y cuando vio a Graciela, le pidió su opinión de cómo se había desarrollado el juicio contra “Marquitos”. El momento quedó impreso en una foto memorable para mí porque Fidel, al hacer un paneo con su vista, me señaló y dijo: “tú también estabas allí” y Graciela le explicó que yo la había ayudado tomando notas taquigráfícas de las declaraciones.

Tenía yo 20 años y había comenzado a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad. Todavía seguía cobijando mi sueño de infancia de ser traductora o representante de Cuba ante las Naciones Unidas, pero mi participación en ese juicio me marcó y preparó el camino para una profesión que llevo ejerciendo por 46 años.

Luego, su quehacer la llevaría a asesorar periodistas en Angola como trabajadora internacionalista y cubrir cuanto evento importante hubo en el país hasta su jubilación tardía. Aun después estuvo vinculada al grupo de jubilados de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), me habló de sus deseos de iniciar un sitio web sobre medicina verde e impartió conferencias en México, donde trabaja nuestra amiga común, Teresa Valdés.

Graciela Hernández murió a los 84 años, a principios de octubre de 2014, de cáncer de mamas en el hospital Oncológico de La Habana, rodeada del amor de sus muchos familiares y amigos, la forma en que todas las personas quisieran abandonar este mundo.

10 thoughts on “La reportera Graciela

  • El caso Marquitos tendra que ser investigado por los historiadores como uno mas de la epoca oscura del año 1959.
    1. El jefe policial y responsable del asalto a Humbolt 7 contó en sus memorias de 1960 (4 años antes) que el delator fue Faure Chomon dando datos exactos del lugar donde se reunieron y los testigos presentes. Pareciera que después de la publicación necesitaban un chivo espiratorio y si era un comunista mejor, para neutralizar a Escalante que estaba haciendo sombra a los dirigentes de la revolución.
    2. En el año 1957 cuando ocurrieron los hechos, no existía la pena de muerte pues estaba vigente la Constitución de 1940 y el código penal de entonces no la contemplaba.
    3. Testigos presenciales del juicio han dicho que Marquitos estaba totalmente drogado y la unica prueba fue su confesion verbal. Jamás se siguió el debido proceso y se sabe que fue torturado para arrancarle la confesión.
    4. Marquitos además de comunista era muy amanerado y todos se burlaban diciéndole homosexual. Este “defecto” poco revolucionario fue utilizado como argumento de debilidad en su contra.

  • Gracias Pilar, por presentarnos a Graciela, a quien no conocí, siquiera de oídas, aunque hay otras personas que Ud. menciona y con las que sí he tenido trato cercano, como el maestro Miguel Viñas (Miguelito, irreconocible en la foto) y la periodista Teresa Valdés, para mí presencia tan familiar.

    El caso de Marquitos Rodríguez seguirá dando que hablar, como capítulo opaco de la Historia de Cuba, pues la controversia que rodea su figura rebasa con creces su delación y las funestas consecuencias de la misma. A esta atmósfera de misterio y suspicacia contribuye el hecho de que dos de los principales testigos de su trayectoria, que podrían arrojar luz sobre todo lo acontecido, se llevaron importantes interioridades a la tumba: Joaquín Ordoqui (padre) y Edith GarcÍa Buchaca, que en sus últimos años de vida – arresto domiciliario incluido- optaron por acogerse al silencio.

  • Bobo:

    Según dejó constancia García Buchaca, Marquitos le confesó su delación mucho antes del juicio, cuando sintiendo sobre sí el peso del cargo de conciencia por haber entregado a sus antiguos compañeros al asesino Ventura, andaba en procura de perdón, o lo que más se le parezca. La Buchaca, que junto a su marido Ordoqui fueron los primeros comunistas cubanos en viajar a China, antes de la Revolución del 59, le respondió de la manera más católica posible que tratara de lavar su “pecado” al estilo de los chinos juzgados durante la campaña Anti-Derechista que Mao Zedong lanzó en 1956 contra los elementos críticos al Partido: haciendo un acto de contrición política ante sus compañeros.

    El conocimiento sobre la protección que estas importantes figuras del PSP habían otorgado a Marquitos, – quien pese a las denuncias que desde el 59 había interpuesto en su contra la viuda de Fructuoso Rodríguez, Martha Jiménez -, salió de Cuba en 1961, con una beca para estudiar en Praga, tuvo el efecto de destapar la Caja de Pandora durante el juicio, amenazando con ubicar en el banquillo, además de a Marquitos, a miembros del 26 de Julio, del Directorio Revolucionario y del PSP. Eso estuvo cerca de ocurrir, pero la sangre – excepto la de Marcos Rodríguez – no llegó al río.

  • Isidro, tienes que hacer la historia completa. El matrimonio Buchaca – Ordoqui hicieron la confesión para salvar el pellejo pus hoy ya se sabe que eran doble agentes de la CIA y la KGB, tal vez por eso salvaron el pellejo. El que ofreció la beca a Marquitos fue Alfredo Guevara que se salvo de la hoguera bárbara por su amistad con Fidel Castro y haber sido el mentor político de Raúl Castro en sus inicios comunista. No olvides que en esa época para Fidel Castro los Comunistas no eran ángeles de su devoción. Entonces todos estos testigos están faltos de credibilidad para un tribunal imparcial.

    La otra prueba contra Marquitos fue la identificación de su foto por Alfaro el jefe policial batistiano subordinado a Ventura. Pero el interrogatorio lo realizó la misma viuda de Fructuoso y el testigo Alfaro fue fusilado express antes de dar su testimonio al juez a pesar de estar preso en el cuartel Columbia y Camilo dar órdenes directa de no tocarlo, lo que dice que algún peje gordo estaba también involucrado y se necesitaba silenciar a este testigo dispuesto a confesar lo que sabía. Ya sabes que los juicios de los tribunales revolucionarios de la epoca fueron todo un show de circo romano, donde el Cesar daba fusilamiento o no con el pulgar de su mano.

    Otro testigo de los delatores reales estaba preso y era nada más y nada menos que el jefe de la policía de Batista Hernando Hernandez que fue el que les pago 3500 pesos a los chivatos Faure Chomon y Raul Diaz Argüelles (si ambos jefes del directorio revolucionario y después comandantes de la revolución), que salvaron el pellejo milagrosamente durante y después del asalto a palacio presidencial.

    Entonces con todo este triller sobran elementos para darse cuenta que toda la verdad del caso esta por desvelarse aún. Lo mismo con el chivatazo que causó la muerte al valiente luchador Frank Pais.

  • Circles no se si ya se habrá publicado algo en HT sobre el caso Marquitos/Humboldt 7. Sería muy útil contar con un artículo serio al respecto, máxime cuando el tema continúa levantando olas. Slds!

  • Las actas del Juicio (mecanografiadas) a Marcos Rguez se consiguen en la web. También el libro “Utiles después de muertos”, indispensable para entender el caso y finalmente les dejo este vid sobre el juicio: http://www.veoh.com/watch/v4145668jFsQsQF5

  • Gracias por el link del video Isabela. Creo que ese era el formato de todos los juicios importantes de la epoca. Un circo romano donde el Cesar te condenaba a muerte antes que se pronunciara el tribunal. Yo me pregunto como que participo Fidel Castro en la vista oral: fiscal, juez, testigo, acusador. Nadie le hace preguntas concretas sobre los hechos, ni fiscal, ni juez, ni abogado defensor. El se sienta mete la perolata y dice que el esta convencido de que Marquitos es el delator, ademas se toma el derecho de difamar sobre la moral del acusado por su conducta inmoral,¿homosexual fuera del closet quizo dar a entender?. Asi mismo hizo en el juicio contra Huber Matos, pero le salio el tiro por la culata ante la valentia y los argumentos del acusado que hasta recibio aplausos de los presentes y finalmente no pudo fusilarlo pero lo condeno a 20 años metido en una masmorra y despues lo desterro de su patria a Costa Rica, que es otra sancion adicional. Marquitos no tenia posibilidad alguna de no ser fusilado.

  • Bobo:

    Si te soy sincero, no creo que yo, o tú, o posiblemente nadie a título individual, pueda “recitar” esta historia completa. Demasiadas interrogantes y nebulosas flotan aún en el aire, a pesar de los años, y de lo mucho que se habló y escribió en su momento al respecto. Como sugiero, éste es un capítulo opaco de nuestra Historia, cuyos fragmentos precisan de juntarse en comunión sensata y en medio de un ambiente de desprejuicio, si es que se aspira a llegar a un consenso.

    Noto que suscribes a pie juntillas la versión que ofreció hace unos pocos años Esteban Ventura Novo respecto a Faure Chomón y Díaz Arguelles. Al menos a mí, las palabras del responsable directo de las muertes de los cuatro de Humboldt 7 me dejan más de una duda. Como tampoco suscribo la filiación de Ordoqui a la CIA, dado que la agencia pudo, y tenía todas las posibilidades de crearle un expediente apócrifo, según se desprende de lo afirmado por el ex agente Phillip Agee.

    En última instancia, opto hasta nuevo aviso por una dosis de escepticismo, apegándome a lo dicho por la viuda de Fructuoso Rodríguez, Martha Jiménez, al periodista español Miguel Barroso, autor del libro “Un asunto sensible”: “Mí amigo, alguna vez se conocerá la verdad de esta historia. Y se verá que no es lo que cuentan los periódicos…”.

  • Un detalle: “perorata”…

  • El Bobo, coincido! Si te tomas el trabajo de leer las actas, te caes pa’ atrás, porque son peores! Las preguntas hechas al acusado son de un cariz tan retrógrado y facista que uno no sabe si está leyendo lo del juicio a Marquitos o algún interrogatorio hecho por la Santa Inquisición. Este caso es oscuro por donde se lo mire y prueba irrefutable de cómo se manejaban y manejan las cosas desde el poder, al mejor estilo emperador romano y a bajar la cabeza to’ el mundo. Los sucesos desencadenados a raíz de lo de Humboldt 7 se asemejan a una auténtica cacería de brujas y lo que sorprende es el silencio que aun hoy impera. Si todavía en 1964 algún despistado tenía dudas acerca de la versión que se contaría en los libros de historia como la oficial, o acerca de quién sostenía las riendas, segura estoy que con este caso se le habrán despejado las telarañas de la cabeza.

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