La relatividad del coraje

Por Veronica Vega (Amrit)

HAVANA TIMES, 21 abr — Aunque hace tiempo uso un seudónimo para publicar en esta revista, y ya expliqué la razón en una entrevista que me hizo una colega, hoy quiero usar mi nombre porque me parece indigno cualquier viso de anonimato en una réplica. 

Y es que después de leer “Mucha baba en Cuba para el Papa,” post de Yasmín S. Portales, sentí la necesidad de compartirle algunas de mis dudas.

Antes, quisiera aclarar que no soy católica, ni cristiana en el sentido de practicar ninguna vertiente oficial del cristianismo. Sí creo en Dios, y en Jesús como uno de los tantos maestros espirituales que han venido a traer luz al mundo.

Entiendo, como ella dice, que en Cuba sólo el 5 por ciento de la población se reconoce católica, pero me asalta la duda de si esta exigua cifra no será en parte por toda la persecución que ha padecido en nuestro país la población creyente.

Y aquí quisiera incluir desde los grupos cristianos hasta a los santeros y a los que han aprendido y defendido practicas provenientes de la cultura oriental como diversas formas de budismo y de yoga.

La autora dice que “como en Cuba somos muy colectivistas el gobierno abraza sin dudar la felicidad de esas 550 000 personas de la fe católica y hace tarea de toda la nación recibir con pompa y boato al Peregrino de la Caridad.”

Esto me deja dos dudas: la de la ironía implícita puesto que la ironía, desafortunadamente, no nos permite profundizar, y la de que, esa tarea de toda una nación (creyentes o adversos a la fe) sea diferente a las tareas de las Marchas del Pueblo combatiente que tanto hemos experimentado y que son también costosas, o a la extenuante campaña por el retorno de los cinco prisioneros cubanos en los Estados Unidos, cuyo drama personal en su magnitud no descarta el sufrimiento de los que están mucho más cerca, en las cárceles cubanas o el de aquellos que en su cansancio eligieron ya el destierro.

También su afirmación me deja un atisbo de duda acerca de que el pomposo recibimiento haya sido una elección de los cubanos.

Estoy de acuerdo en que toda esta tramoya política puede, objetivamente distanciar de la esencialidad del mensaje del Papa, esencialidad que no es privativa de ninguna iglesia o religión, porque es una realidad verificable en cada ser humano: nuestra naturaleza espiritual, reconocida o no, nuestra necesidad de amor y nuestro hastío de los circos humanos (políticos y religiosos) que se enmarañan y eternizan sin solucionar nuestra cotidianidad apremiante y mucho menos nuestras incertidumbres existenciales.

Pero al margen de cualquier parafernalia erigida para esta visita tenemos el mensaje pronunciado en la plaza. Las palabras pesan por sí mismas, hablan por sí mismas, y a pesar de lo mucho que estamos entrenados sobre su manipulación y desvirtuarían.

En su profundidad semántica, para nuestra intuición y aún para nuestro instinto más básico, las palabras Amor y Conciliación tienen un significado con el que nos identificamos de inmediato.

¿Y no son una necesidad y una urgencia para los cubanos, ahora mismo? ¿Por qué no hacernos eco de las palabras y no del portador? ¿Por qué no alegrarnos de que los católicos hayan tenido su fiesta largamente negada y recordar también cuando les estaba prohibido celebrar el nacimiento de Cristo? Un proverbio oriental dice que la felicidad de un amigo es una bendición también para uno.

Tal vez el cristianismo, al menos tal como ha sido aplicado por la iglesia católica, no ha resuelto los problemas de la humanidad, pero tampoco los ha resuelto el marxismo, al menos tal como fue aplicado y en ninguno de los países donde se instauró el socialismo como sistema.

Es cierto que en nombre de Cristo se han cometido horrores, pero también se han cometido horrores en nombre del comunismo, y estos son mucho más recientes.

Por mi parte, difiero de la efectividad de una filosofía que niegue la esencia espiritual del ser humano y persiga a los que la proclamen. Como difiero de una religión que excluya a los homosexuales. O de cualquier sistema que practique la exclusión y no la inclusión.

Pero sí me hago eco instantáneo de la idea expresada por el Papa Benedicto XVI acerca de buscar lo que nos une, y no lo que nos separa.

Yasmín califica esta visita de “una reescritura descarada de la historia,” pero me queda la duda de si es una reescritura diferente a la de las entusiastas campañas actuales contra la homofobia, que omiten la triste memoria de los UMAP y las persecuciones “silenciosas” al sector homosexual de la población, tan hostigado como el sector religioso.

Me queda la duda de ese “Estado Laico y comprometido con todos los derechos,” justo porque en su laicidad y desde un inicio, intentó cercenar de raíz la espiritualidad de los cubanos, como intentó mutilar cualquier expansión del pensamiento fuera de los límites establecidos por el marxismo e impuesto férreamente en las escuelas, con fotos y bustos de héroes que reemplazaron a los iconos católicos, con libros que se enseña a memorizar y no a interpretar, (como se hace con la Biblia) y cuyos mensajes además se reafirman con actos y consignas.

Por último, según el texto de Yasmín, me queda también la duda de que los disidentes que aspiraban a una audiencia con el Papa eran todos “de la derecha” porque así lo han declarado ellos, o son llamados de la derecha por el mero hecho de ser disidentes o por haber afirmado no ser “de la izquierda.”

Como me queda la amarga duda de que podamos realmente reconocernos y entendernos, entre nosotros los cubanos, mientras no aprendamos a desechar estas absurdas fragmentaciones que nos colocan de un lado o de otro, según convenga al péndulo indiferente de la historia.

Personalmente pienso que toda la “pompa y el boato” para recibir al Papa que se extendió a las calles de la Habana y Santiago y a las laicas páginas de los diarios cubanos donde casi nunca hay una palabra dedicada a los verdaderos problemas de la población (dígase tan sólo los bajos salarios y el imparable éxodo).

Sólo demuestran que la verdad, la equidad y la justicia que buscamos tantos no está asequible a través de ningún gobierno, político o religioso.

Y que depende ahora de una tolerancia entre nosotros, los que soñamos una Cuba inclusiva, una Cuba de oportunidades y no de negaciones, de conciliaciones y no de rencores. Una tolerancia que suplimos con falsos debates donde no hay acercamientos y sí formas más sofisticadas de abismo.

En nuestra cultura machista se concede mucho valor al coraje cuando éste incluye la violencia verbal o la física, y no nos damos cuenta de que a veces requiere mucho más coraje el acto de perdonar, y de respetar.

7 thoughts on “La relatividad del coraje

  • Ah Verònica que excelente artìculo, casi en un 90%, contigo…ciertamente hay ahorita en Cuba mucho debate, mimetizado, en el fondo , subyace la intolerancia estalinista, el recelo, y el oportunismo. Todavía no conocemos la palabra amor, paz y reconciliación, vivimos peleando, y no contra EE.UU., sino entre nosotros mismos desde el primero de Enero de 1959. No nos acabamos de acomodar a una “revolución socialistas”, por que los cubanos por cultura, no somos ni socialistas , ni marxistas, nos gusta la vida, sus regalos, disfrutarla…y en el socialismo, todo parece ser sacrificio, abstinencia, escasez, …pobreza a fin de cuentas. Y esta pobreza, ya lleva mucho y ha ido de menos a más. Yo también leì el articulo que mencionas, pero sabes… sólo percibí a alguien que no sabe mucho ni de historia de Cuba, ni de la Iglesia en Cuba, con sus sombras y sus luces.Y dije un 90%, porque el cien completo, hubiera sido, si tuvieras alguna fe, pero créeme algunos con fe, no tienen ni tu valentía ni tu esperanza.Seguimos caminando fragmentados, quizàs por eso no termina de fraguar completamente nuestra libertad.

  • 1. El bajo porciento de católicos practicantes es una realidad anterior a la Revolución, aunque no es menos cierto las labores de persecución que sufrieron los pocos que se atrevían a demostrar su religiosidad. En cualquier caso, Yasmín es demasiado joven como para a pudiera formar parte de esas huestes, y además, lo denuncia en su texto.
    2. La ironía, usada por Yasmín, es una de sus mejores herramientas literarias, muy cercana al humor negro, y también de lo escatológico. La exhorto a que nunca renuncie a ella, sobre todo cuando está tan bien argumentada y señala cuestiones profundas, como es el caso del artículo que refiere Verónica.
    3. Verónica, si lees con detenimiento comprenderás que Yasmín coincide contigo en la crítica a la similitud de estas misas con las históricas marchas o campañas estatales, y que cuando se refiere al 5%, también está diciendo que todo lo que se formó no fue una “elección de los cubanos”. Las felicito por coincidir en ello, y me sumo.
    4. Donde sí no puedo coincidir contigo es cuando dices “¿Por qué no hacernos eco de las palabras y no del portador?”. El portador es muy importante, sobre todo porque pudiera vaciar de significado los términos por todo lo que él mismo significa. Pienso que no sea necesario recordar los habituales discursos de los presidentes de todo el mundo cuando hablan de libertad, justicia, solidaridad, cooperación, derechos humanos, paz; y a la par están firmando las más terribles leyes en contra de esos mismos conceptos. De manera que el portador de las palabras es muy importante. En el mundo existe el doble-discurso, la doble moral. No olvidarlo nunca.

    5. Si lees los trabajos de Yasmín, ella se ha encargado en otras ocasiones de denunciar los horrores en nombre del comunismo que aludes, por lo que nada tendría de extraño que ahora señalara los de determinada religión.
    6. Tus críticas a las campañas contra la homofobia son otro punto de coincidencia con Yasmín, que con esas u otras preocupaciones, ha desplegado un acompañamiento crítico del evento, sin paños tibios, e intentando con sus propios esfuerzos desarrollar otras fuerzas sociales a favor de los derechos de las personas LGBTI.
    7. Verónica, laico no es ateo, sino justamente que respeta todas las opciones de espiritualidad, incluida el ateísmo. Que en Cuba ello no siempre se cumpliera no es responsabilidad de Yasmín. Ojalá y todos tuvieran su valentía de exigir que se cumpla esa condición, como hace en su texto.
    8. Estoy seguro que Yasmín coincidiría contigo en que “la verdad, la equidad y la justicia” no está asequible a través de ningún gobierno (…) religioso.
    9. Por último, el coraje de Yasmín está fuera de toda duda. Su estilo irreverente puede escandalizar a muchos, pero quienes la conocemos de cerca, y conocemos a su esposo y su hijito, sabemos de su ternura, su humor, y su tremenda valentía. No porque que firmó este texto crítico, irónico y profundo sobre la vista del Papa a Cuba, sino porque lo ha hecho siempre, y con asuntos mucho más espinosos que este, que a fin de cuentas, pasará como una anécdota en pocos meses.
    10. De modo que, Verónica, te invito a releer a Yasmín y te fijes en los muchos puntos en que coinciden vuestras visiones. Te asombrarás. Recuerda que, como mismo escribiste, debemos ejercitar “una tolerancia entre nosotros, los que soñamos una Cuba inclusiva, una Cuba de oportunidades y no de negaciones, de conciliaciones y no de rencores”.
    Saludos.

  • La iglesia es el mecanismo de dominación más antiguo que existe y un grandisimo ejemplo de hipocresia y doble moral, sino preguntenle a todos los sacerdotes acusados por violadores de menores y todo el escandalo destapado que no es más que la punta del iceberg. Seria mejor que la iglesia incluyendo el “Santo Padre” (no se sabe quién le da ese titulo) vendiera todo el oro que atesora para ver si los niños y pobres en Africa y America Latina se llevan algo de comer a su boca. Mientras tanto solo serán eso el regugio de los que perdieron la esperanza o de aquellos que no tienen fuerzas en esta jungla que ha creado el propio ser humano.

  • Isbel, concuerdo sobre el verdadero coraje de Yasmin, y algunos otros puntos, qué más bien tienen que ver con hechos (no valoraciones), y pueden seguir debatiéndose sin caer en afectos excesivos… Me honra ser amigo y admirador de ella, creo que es un ejemplo de convicción, valentía, amor y laboriosidad (como ciertamente lo soy de ti, al igual que de Verónica, ¡y no son meras palabras!; son Uds. también ejemplos de tales virtudes). Sin embargo, hay una dimensión que lamentablemente dejas escapar…
    Tú mismo das fe del talento literario de Yasmin. Solo espero que desde tu sensibilidad de poeta (y por muy ateo que seas…), no resulte demasiado complicado para ti el percatarte de que la “ironía” y “el humor negro” no solo son “herramientas literarias”, sino también armas formidables… que –armas en fin- también pueden provocar heridas formidables. ¿Cuándo alguien resulta heridx, es culpa de la víctima?
    En la entrañable y cubana “esfera pública alternativa” que hemos ido logrando entre todxs, hay gente de las más diversas expresiones espirituales. No soy partidario de barbaridades políticas como los procesos judiciales “por blasfemia” (u otras variantes de cacerías de brujxs, incluyendo la censura), pero creo que uno de los logros es un cierto respeto mínimo por las sensibilidades-otras, y me dolería mucho si ese horizonte ahora lo perdemos.
    Los católico-romanos serán 5% (si aceptamos el dato…), pero también su sensibilidad merece respeto. Como mismo la de los Abakuá (que tampoco son tantos), yorubas, congos, voduístas, espiritistas, musulmanes, bahais, creyentes en la energía universal, amantes de las peleas de gallos, sectores LGBTI, etc., etc., etc. Cada creencia o práctica tiene sus “cosas raras” (para los demás)… Algunas también discriminan, admitiendo sólo hombres-masculinos (noción que para ellos no incluye los GBTI…), otras matan animales o dicen poder curar con vasos de agua, o qué se yo… Esto por supuesto lo planteo con independencia del reconocer el necesario laicismo de la República, al igual que la necesidad del control popular de los recursos que son de todxs (¿es legítimo gastar dinero del pueblo [no de la Iglesia] en recibir al jefe de una religión? ¿es legítimo usar dinero del pueblo [no de la comunidad LGBTI] en operaciones de cambio de sexo? ¿en producción de gallos de lidia?– como tú mismo dijiste una vez, la gran cuestión en juego (que para mí es de hecho y no de valor), es cómo se toman las decisiones en Cuba… ¡y que sean criticados y discutidos los usos, estoy de acuerdo!).
    Si a personas cercanas les dolió, es que hubo heridas (¡y que conste que hablo de gente bien distante del Vaticano: para Ratzinger, la teología de la liberación (Sautié) es herejía politizada, y la visión yoga-kármica de Cristo (Verónica) es bien distante de lo que la Sagrada Congregación que él dirigió considera “verdadera religión”!). La actitud más “corajuda” es reconocerlo, y hacer constar que no se tuvo intención de herir (¡me imagino que no!)… No argüir que no hubo heridxs, cuando sí lxs hubo. Tú sabes perfectamente que las almas humanas son organismos sensibles… ¿O vamos a optar por seguir ejercitando nuestros intelectos para intentar convencernos de que se echaron puré de tomate para disimular sangre?
    Las quiero a ambas y a ti también.
    Dmitri

  • Querido Dmitri: Las dimensiones que abordo en mi comentario son las tratadas en el texto que propone Verónica. Como comprenderás, me es imposible, al dirigirme a ella, intentar también responder a temáticas que tú consideras importantes. No obstante, si te soy sincero, no veo “heridas formidables” por ninguna parte. Por supuesto que algunas personas se sentirán aludidas, pero no es posible que sea de otro modo si se quiere que el discurso esté aterrizado y no divague. Dices que “Si a personas cercanas les dolió, es que hubo heridas”, pero también se puede decir que si dolió fue porque se acertó en la diana. El lenguaje es un arma, ciertamente. Así lo usamos muchxs (hasta tú mismo, me parece), y no veo por qué avergonzarse de ello.
    Yo, por mi parte, no siento que haya perdido el horizonte de respeto hacia las más diversas espiritualidades y sensibilidades con que he tenido la fortuna de relacionarme en los últimos tiempos. De todas he sacado valores que me hacen crecer, además del placer de conocer a personas increíblemente bellas. A la par, acompaño esa influencia con una mirada crítica hacia los también diversos y sutiles mecanismos de dominación con que muchas veces vienen aderezados los sistemas de creencias. Pretender una recepción acrítica de estos sería negar parte de mí mismo.
    Por otra parte ¿en qué parte de mi comentario pongo en duda la necesidad de respetar al 5% católico que ambas autoras aluden? Coincido con ambas en que esa cifra (desconozco la fuente) no representa al pueblo cubano. No entendí cuál es tu discrepancia conmigo en este punto.
    Por cierto, algunas de tus comparaciones me parecen desafortunadas, sobre todo aquella que cuestiona en un mismo nivel los fondos públicos gastados para recibir a un jefe de una religión, y los usados en operaciones de cambio de sexo en la isla. Sucede que la comunidad LGBTI es parte del pueblo cubano, pero no el Papa y su nutrida comitiva. Esas operaciones son escasísimas, y tienen como fin acabar con el sufrimiento de seres humanos. Por supuesto que puede debatirse mucho el tópico, especialmente desentrañar el modo en que funciona el sistema de financiamiento de la salud pública cubana, donde las operaciones de cambio de sexo no son el caso menos claro, ni el más caro.
    Cuando escribí mi artículo sobre los gallos de pelea, un lector peleador de gallos escribió también ofendido. En ese caso pensé en los pobres gallos muertos que no pueden escribir en Havana Times.
    Por otro lado, ahora que lo mencionas, se me ocurre que hubiera sido genial tener un artículo de Sautié dirigido a criticar la persecución de Ratzinger a los defensores de la teología de la liberación. Creo que como mantenemos este debate, él pudiera colaborar con algunas reflexiones al respecto.
    Sobre qué actitud es más corajuda que otra, dejo esa tarea quien le interese. No pienso que se trate de una competencia. Lo ciertamente triste (y asombroso) es que alguien haya podido dudar de la valentía de Yasmín.
    Por último, Verónica publicó sobriamente una serie de dudas provocadas por el texto de Yasmín, de manera que no logro percibir ese reclamo de disculpas que tú pareces descubrir, y que también exiges. Mis comentarios iban dirigidos a responder algunas de esas dudas, y a resaltar algunos puntos importantes que ambas compañeras tienen en común. No percibo a Verónica como víctima de nada, más bien todo lo contrario. No le gustó el texto de Yasmín, y hace una reflexión crítica en torno al tema: ¡Nada más natural! Ello de seguro nos ayudará a mirar las diferencias de frente para poder concentrarnos en las coincidencias, y trabajar.
    Abrazos para ti

  • Dos cosas, quiero puntualizasr, con mucho respeto , despuès de leerles a todos. En estricta ortodoxia, la teologìa de la liberaciòn, para comenzar no es teologia, pero si alcanzarà tal grado acadèmico, hablando en tèrminos muy terrenales, serìa herejia, y creo que no lo digo en foro de ignotos, la mayoria se ha leido màs de un libro. Y sabe bien de que trata la teologìa, cuyo màximo exponente es Syo.Tomàs de Aquino, y pensemos, que hayamos mezclado la teologia, con marxismo, el engendro resultante, serìa la teologìa de la liberaciòn?…No tales engendros , son contaminaciones y nada tienen que ver con la fe, y la ciencia de Dios. Ahora si con muy buenas intenciones, algunos, sazonaràn “doctrina social de la iglesia” con marxismo, no dejarìa de tener adeptos, no yo , aclaro, pero la contaminaciòn subsistiria, con el marxismo y en tal caso, es una doctrina, no teologìa. Por otra parte que vanalidad ese cacareado discurso de vender los tesoros…bla, bla, bla…Cuando se habla de ‘las riquezas del Vaticano’ no hay que perder de vista que se está hablando de bienes culturales que son patrimonio de la humanidad, y de los cuales la Iglesia no es más que la custodia segura. El Vaticano, fuera de sus templos, es un gigantesco museo, bibliotecas, etc. Si el Papa tuviese que vender esos bienes para ayudar a los pobres, con mayor razón tendrían que vender cada nación y estado sus propios museos y bibliotecas y patrimonios culturales para ayudar a los pobres de sus propios países. Se trata de una ridiculez y un sinsentido, pues el hacer pasar estos bienes a personas particulares (que podrían comprarlos) sería privar a todos los estudiosos y personas de todas las creencias religiosas que se benefician con ellos, al ser puestos a la disposición general por la Santa Sede que los custodia. Allí acuden innumerables personas del mundo entero para conocer parte del patrimonio científico, filosófico, teológico y artístico de la humanidad.
    Además, es evidente que ésta no sería ninguna solución para la pobreza en el mundo, la cual pasa por la conversión del corazón de los gobernantes y magnates de la tierra. Hay estadísticas según las cuales si se vendiese todo el Vaticano sólo se daría de comer a los pobres durante tres días.

    Y conste que no estoy en contra de la reconciliaciòn justa del exilio con la Isla, estoy en contra de la iglesia, jugando un papel polìtico, sirvieno de mediadora, cuando nadie se lo ha peido, y mucho menos una mediaciòn tan parcializada. Estoy en contra de que Cristo, sea tan manipulado, y los enemigos por antonomacia, hoy se presenten, como gentiles colaboradores.

  • Isbel, sólo ahora puedo responder… sabes mi limitado acceso a internet. Creo que confundes mis palabras: no digo que el portador no sea importante, digo que no tenemos que hacernos eco de él, sino del mensaje, que es nuestro, porque el amor y la reconciliación es un derecho que tenemos, tanto como esa libertad sexual que tantos defienden hoy. La ironía y el humor negro podrán ser eficaces recursos literarios pero no funcionan igual para buscar entendimientos (si se buscan). Y sí son importantes las armas que elegimos para comunicarnos cuando se sabe que habrá determinado impacto social.
    Sobre el coraje, tampoco me entendiste, digo que hay dos tipos de coraje: el que nos impulsa por ira, que es el más fácil… el otro es el que nos lleva a perdonar, a romper ese círculo vicioso en el que estamos atrapados con nuestra eterna suspicacia, nuestra eterna y glorificada beligerancia disfrazada de diálogo.

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